Biografía de Jenny Astruc
Jenny Astruc nació en 1883 en Toulouse, Francia. Su verdadero nombre era Eugénie Jenny Weill y su familia era judía. Su padre, Gustav Weill, era un importante compositor y director de orquesta, mientras que su madre, Anna Weill, era una cantante lírica. Desde una edad temprana, Jenny mostró un gran interés y talento por la actuación y la música.
A la edad de 18 años, Jenny se mudó a París para perseguir su carrera en el teatro. Allí se unió a una troupe itinerante y comenzó a actuar en pequeños roles. También estudió música y canto y tocaba el piano y el violín con habilidad. Sin embargo, su carrera de actuación se suspendió temporalmente cuando se casó con Paul Astruc en 1908 y se trasladó a Montpellier, Francia.
Durante los siguientes años, Jenny se dedicó a criar a sus dos hijos, Jean-Paul y Bernard, mientras su esposo trabajaba como abogado en Montpellier. Sin embargo, en 1912, la pareja se separó y Jenny decidió regresar a París para revitalizar su carrera de actuación. Ella trabajó diligentemente y pronto comenzó a obtener roles más importantes en el teatro y en el cine.
A medida que ganaba popularidad en la industria del entretenimiento, Jenny también se convirtió en una activista política comprometida. Se asoció con el Partido Comunista Francés y fue una feroz defensora de los derechos de las mujeres y los trabajadores. Esta pasión por la justicia social también se reflejó en su trabajo como actriz; muchos de sus papeles abordaban temas políticos y sociales.
Jenny continuó trabajando en el cine y el teatro hasta que Francia fue invadida por los nazis en 1940. A pesar del peligro que representaba para ella como judía y activista política, rechazó la oferta de un amigo de refugiarse en Suiza y decidió quedarse en París. Afortunadamente, no fue capturada por las fuerzas de ocupación. Después de la liberación de Francia en 1944, Jenny continuó actuando y luchando por los derechos humanos hasta su muerte en 1954.
En resumen, Jenny Astruc enfrentó muchos desafíos a lo largo de su vida, pero logró convertirse en una actriz exitosa y una defensora apasionada de los derechos humanos. Sus logros tanto en el mundo del arte como en la política la convierten en una figura destacada de la historia francesa. En sus últimos días, su legado vive a través de su obra como actriz y su defensa por la justicia social.
