Biografía de Harriet Bosse
Harriet Bosse nació el 19 de febrero de 1878 en la ciudad de Oslo, Noruega. Fue la segunda hija de una familia de cuatro hermanos. Su padre era un exitoso hombre de negocios y su madre tuvo una educación muy rigurosa, lo que le permitió inculcar a sus hijos desde pequeños una pasión por la cultura y las artes. Desde temprana edad, Harriet mostró un gran talento para la música y la literatura, lo que la llevó a estudiar en la Escuela de Arte Dramático de Estocolmo.
Su carrera en el mundo del teatro empezó a los 17 años, después de su primera actuación que se llevó a cabo en el Teatro de la Reina. Probablemente debido al éxito que tuvo en su debut, Harriet abandonó sus estudios y decidió dedicarse completamente a la actuación. En 1896, contrajo matrimonio con el poeta sueco Gustaf Fröding. Su relación fue muy tormentosa, marcada por el alcoholismo y la infidelidad del marido.
Después de una separación temporal, Harriet conoció al famoso dramaturgo sueco August Strindberg en 1900. La atracción fue mutua e inmediata, y aunque ella todavía estaba casada, iniciaron una relación que causó un gran escándalo en la sociedad de la época. A pesar de las críticas, la pareja se casó en 1901, y Harriet se convirtió en la cuarta esposa de Strindberg. Juntos tuvieron una hija llamada Anne-Marie, pero su matrimonio también fue muy conflictivo y terminó en divorcio en 1904.
Después de su divorcio, Harriet se dedicó por completo a su carrera como actriz y se convirtió en una de las más destacadas de su época. Trabajó con numerosos directores y compañías de teatro en todo el mundo, y su talento le valió múltiples premios y reconocimientos. Además de su trabajo en el teatro, también incursionó en el cine, participando en películas suecas y alemanas como Der Ruf des Lebens (1918) y Hotel Potemkin (1924).
Harriet Bosse falleció en Estocolmo en 1961, tras una exitosa carrera de más de 50 años en el mundo del teatro y la actuación. A pesar de los altibajos en su vida personal, su talento, belleza y pasión por su trabajo la convierten en una de las figuras más destacadas de la cultura escandinava del siglo XX.