Biografía de Gerald Royston Horler
Gerald Royston Horler, más conocido como Roy Kinnear, nació en Wigan, Inglaterra, el 8 de enero de 1934. Su padre, que era un minero, murió cuando Roy tenía solo seis años, lo que lo obligó a crecer en una familia monoparental con su madre y su hermana. Se dedicó a trabajar en una fábrica de herramientas de la ciudad de Wigan e incluso llegó a trabajar como técnico de laboratorio en una refinería petrolera durante un tiempo después de dejar sus estudios.
A finales de la década de 1950, Roy comenzó su carrera como actor amateur en el Wigan Little Theatre. Su talento llamó la atención del actor y director de teatro Joan Littlewood, quien lo invitó a unirse a su compañía de teatro experimental, el Theatre Workshop. Roy rápidamente encontró su nicho en la compañía, que se hizo famosa por producciones innovadoras y políticamente conscientes.
Roy se destacó en la compañía, actuando en algunas de sus obras más populares, como la aclamada obra de Lionel Bart, "Oh! What a Lovely War". Con el éxito del teatro, Roy comenzó a aparecer en la televisión y en el cine a partir de los años 60. Algunas de sus actuaciones más memorables fueron su papel en "Help!", la película de los Beatles, y su afilada actuación en la película de terror "El Exorcista II: El hereje".
Lejos de ser un actor de una sola nota, Roy también mostró su habilidad cómica en muchas comedias y programas de televisión como "The Morecambe and Wise Show" y "Are You Being Served?". Siempre busco seguir creciendo como actor, y cuando se le ofreció el papel de la estrella de cine de Hollywood Otis en "The Three Musketeers" de Richard Lester, Kinnear vio la oportunidad de demostrar que era capaz de mucho más de lo que la mayoría de la gente creía.
En resumen, Kinnear comenzó su carrera humilde trabajando en una fábrica antes de convertirse en uno de los actores más versátiles e influyentes en la industria del entretenimiento británica. Su amor por el teatro lo llevó al Theatre Workshop de Littlewood, que lanzaría su carrera como actor y lo llevaría a sus apariciones más exitosas. Si bien Roy falleció a la temprana edad de 54 años, dejó un legado indeleble en la historia del cine, la televisión y el teatro.