Biografía de Dorina Lazar
Dorina Lazar nació en mayo de 1959 en Cluj-Napoca, una ciudad ubicada en el centro de Rumania. Desde joven, mostró un gran interés por la literatura y las artes escénicas, lo que la llevó a unirse a un grupo de teatro local en su adolescencia. Sin embargo, sus padres consideraron que la actuación no era una profesión digna ni estable, por lo que la desanimaron a seguir ese camino.
Dorina estudió en la Universidad de Cluj-Napoca, donde se especializó en lenguas extranjeras y literatura comparada. Después de obtener su título, trabajó como profesora de inglés y francés en una escuela secundaria durante algunos años. Sin embargo, esto no le dio la satisfacción creativa que buscaba, por lo que decidió hacer algunos cambios importantes en su vida.
A mediados de la década de 1980, Dorina se mudó a Londres para estudiar en la prestigiosa escuela de teatro Royal Academy of Dramatic Art. Allí, perfeccionó sus habilidades como actriz y obtuvo su primera experiencia en escenarios profesionales. Después de graduarse, se mantuvo en Londres y comenzó a trabajar en teatro, cine y televisión, en roles que incluían dramas históricos, comedias y hasta series de ciencia ficción.
Dorina también se interesó por las cuestiones sociales y políticas, especialmente relacionadas con su natal Rumania y la Europa del Este en general. En la década de 1990, se unió a una organización de derechos humanos en Londres y participó activamente en campañas de apoyo a la democracia y la liberación de presos políticos en su país de origen. En 2007, fue nombrada Ciudadana de Honor de Cluj-Napoca por su contribución al desarrollo de las artes y la cultura en esa región.
Hoy en día, Dorina sigue trabajando como actriz y también se ha desempeñado como directora y productora en diversos proyectos. Su carrera ha abarcado más de tres décadas y ha recibido elogios por sus interpretaciones en varios idiomas y estilos teatrales. Dorina se ha convertido en un ejemplo de perseverancia, pasión y compromiso con sus ideales, demostrando que nunca es demasiado tarde -ni demasiado tarde- para perseguir tus sueños.