Biografía de Dolores Lage
Dolores Lage nació el 30 de abril 1934 en La Habana, Cuba. Creció en una familia de clase media y desde temprana edad mostró un gran interés por las artes. Durante su infancia, participó en varias obras de teatro escolares y participó en varias competencias de canto. Sin embargo, luego de terminar sus estudios secundarios, se centró en sus estudios de arquitectura y se graduó en 1953.
Después de graduarse, Dolores comenzó a trabajar como arquitecta, pero su amor por el mundo del espectáculo nunca se desvaneció. En 1954, se casó con el productor de cine cubano, Ramón Antonio Farrés, y pronto comenzó a trabajar como asistente de producción en la empresa de cine de su esposo.
Durante su trabajo en la industria del cine, Dolores comenzó a hacer algunos trabajos de actuación como extra en algunas películas. Aunque no tenía experiencia en actuación, su belleza natural y su encanto personal la ayudaron a ser notada por la audiencia y a llamar la atención de los productores. Su primer papel importante fue en la película Icaic, en 1964.
Después de su divorcio en 1967, Dolores se mudó a México y se enfocó en hacer una carrera en la industria del cine mexicano. Trabajó como actriz en varias películas y en programas de televisión, ganando popularidad por sus papeles secundarios en producciones como "La mafia amarilla" y "La distancia". A pesar de haber logrado un éxito moderado como actriz, Dolores se sintió frustrada por la falta de papeles importantes y decidió abandonar la actuación a principios de la década de 1980.
En resumen, la vida de Dolores Lage antes de convertirse en actor fue una mezcla de interés por las artes y arquitectura. Aunque nunca perdió su amor por la actuación, trabajó en la industria del cine, inicialmente como asistente de producción, antes de obtener oportunidades de actuación. A pesar de mudarse a México para expandir su carrera, no logró conseguir papeles importantes y renunció a la actuación en la década de 1980. Sin embargo, su contribución al mundo del espectáculo en Cuba y México no fue olvidada y su presencia en la pantalla grande ha dejado una marca en la historia del cine de habla hispana.