Biografía de Arlette Chouraquy
Arlette Chouraquy (1938-2018) nació en Lima, Perú, en una familia judía sefardí. Desde muy joven, Arlette demostró su interés por el arte, particularmente en la música y la pintura. A los 18 años decidió mudarse a Nueva York para estudiar Bellas Artes en la famosa Parsons School of Design, donde aprendió técnicas de dibujo, pintura, diseño y escultura. Sin embargo, su tiempo en Nueva York también la introdujo al mundo del teatro y la actuación.
Después de graduarse en Parsons, Arlette regresó a Perú y empezó a trabajar como diseñadora gráfica en una agencia de publicidad. A pesar de su éxito en este campo, Arlette decidió seguir su pasión por el teatro y se unió al grupo de teatro La Candelaria en 1966. A través de este grupo, Arlette se encontró con el director de teatro peruano Felipe Ortiz de Zevallos, quien la invitó a unirse a su compañía teatral El Umbral.
Fue en El Umbral donde Arlette floreció como actriz, interpretando papeles desafiantes y complejos que la llevaron a ser reconocida como una de las mejores actrices de su generación en Perú. También llevó su habilidad para la escena a la televisión y la película, apareciendo en varios programas y películas peruanas durante las décadas de 1970 y 1980.
Arlette también tenía una pasión por la enseñanza, y durante sus últimos años, enseñó en varias escuelas de teatro en Perú y Argentina. Sus estudiantes la recordaban como una maestra apasionada y dedicada que los inspiraba a convertirse en actores y actrices fuertes y comprometidos.
A lo largo de su vida, Arlette Chouraquy también se convirtió en una reconocida activista por los derechos humanos y la justicia social en Perú. Fue una defensora constante de los derechos de las mujeres y la igualdad de género, y trabajó con organizaciones como Amnistía Internacional y el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán.
Arlette Chouraquy falleció en Lima en 2018 a la edad de 80 años, dejando atrás un legado duradero como actriz, maestra y defensora de los derechos humanos en Perú y más allá. Su vida es una prueba de que el arte y la cultura pueden ser poderosas herramientas para el cambio social y la justicia.