Especial, los diez mejores héroes de acción de los 80

• Antonio Orrán
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• 26 octubre, 2013

El género de acción se ha llenado de pirotecnia y parafernalia en la última década, perdiéndose en parte el éxito de la figura de “duro de Hollywood”, por lo menos como único protagonista. Pero existió una década donde la acción al más puro estilo americano y de la forma más desenfadada, fue el género estrella influido también por el entorno político en el que se manejaba. Grandes estrellas emergieron durante esos años y hoy os traemos nuestro especial, los diez mejores héroes de acción de los 80.

Californiano y cuyo nombre completo es Michael Joseph Stephen Dudikoff, no nació con la vocación de ser actor. Dudikoff fue un gran estudiante en su juventud, licenciándose en Psicología en la “Redondo Union High School”. Fue un amigo el que le inculcó la idea de probar suerte dentro del mundo del cine, sobre todo ayudado por la gran habilidad de Dudikoff en las artes marciales, al ser todo un experto en el Jiujitsu brasileño. Esta idea le hizo trasladarse a los Angeles a probar suerte, y tras realizar papeles secundarios en películas y series, le llegó la hora del éxito.

1985 fue el año que le otorgó su popularidad máxima al otorgarle un papel que está en el recuerdo de todos o casi todos los que vivimos esa época, nada más y nada menos que “El guerrero americano”. Aquí Dudikoff tendría que enfrentarse a un grupo de malvados ninjas liderados por estrella “Negra”, haciendo uso de todo su repertorio de golpes y siempre con la bandera de los Estados Unidos como principal emblema. “La fuerza de la venganza” en 1986, “El guerrero americano 2” en 1987, y “El río de la muerte” en 1989, fueron otros éxitos para Dudikoff, pero siempre dentro de un subgénero que podría encasillarse en la serie B de la acción. Como dato curioso destacar también, que en el año 1982 tuvo una pequeña participación en la popular película “Tron” de Walt Disney.

Recibidor de muchas bromas y leyendas urbanas a su nombre, aceptadas con él de buen grado demostrando siempre su clase y saber estar, Chuck Norris es toda una leyenda y uno de los actores más queridos para los fans de la acción. Este veterano entre veteranos, capaz de codearse nada más y nada menos que con Bruce Lee en la pantalla grande en “El furor del dragón”, comenzó su carrera en 1972 y llegando prácticamente hasta hoy día, con diferentes películas y series para televisión y un pequeño pero notorio cameo en “Los Mercenarios 2”. La brutal época de los 80 para el género de la acción y para los duros de Hollywood en general, tenía que contar por supuesto con este karateka americano para su mayor gloria.

“Duelo final” en 1980 con Lee Van Cleef, “Golpe por golpe” en 1981 con el mítico villano Toru Tanaka, o “McQuade, lobo solitario” en 1983 con David Carradine, son películas fundamentales en su carrera pero meros preámbulos para su saga fetiche, “Desaparecido en Combate” cuya primera entrega llegó en 1984, con el Coronel Braddock impartiendo justicia en pleno Vietnam. En 1985 ya llegaría su secuela “Desaparecido en combate 2”, y antes de que llegara el cierre de esta trilogía en 1988, nos deleitó con películas como “Código de silencio” en 1985, “Delta Force” en 1986 junto a Lee Marvin, o su particular y entrañable versión de Indiana Jones en “El templo de oro”. Todo un inmortal (literalmente) y un pionero en su género, y también en la teletienda.

Kurt Russell ha sabido, sin duda, llevar a la gran pantalla a algunos de los personajes más emblemáticos del cine de acción, y en su mayor parte unidos también al género de la ciencia ficción y la fantasía. Este actor estadounidense nacido en Springfield, inició su carrera cinematográfica de una forma muy diferente a lo que luego le dio el éxito, comenzando a protagonizar con 11 años de edad diversas películas de Disney y series de televisión.  Como dato curioso, uno de los rumores más extendidos es que las últimas palabras que Walt Disney dijo antes de morir fueron “Kurt Russell”. Incluso en 1963 llegó a participar junto al rey del rock Elvis Presley en la película “Puños y lágrimas”.

Pero lo que realmente nos interesa, el kit de la cuestión de su carrera, comenzó a lo grande en 1981, con la película dirigida por uno de los reyes del terror, John Carpenter y títulada “1997: Rescate en Nueva York”. Aquí interpretaría a uno de sus personajes más celebres y recordados, “serpiente Plissken” con su carismático parche negro en el ojo. En 1982 volvió a trabajar bajo las órdenes de Carpenter, en “La Cosa” uniendo acción, terror y ciencia ficción con un resultado fantástico pero que en la época no llegó a enganchar ni a crítica ni a público. Nuevamente junto a Carpenter, nos trajo en el año 1986 otra obra para el recuerdo, “Golpe en la pequeña China”, auténtica oda al cine de los 80, con aventuras, acción, comedia y personajes brutalmente carismáticos como su papel del camionero Jack Burtron. “Conexión Tequila” en 1988 junto a Mel Gibson y la imprescindible “Tango y Cash”, junto a Sylvester Stallone en una peligrosa prisión, cerraron una década que tatuó su nombre en letras mayúsculas en el género de la acción.

En los últimos años más conocido por sus problemas que por su carrera cinematográfica, Mel Gibson en su época de gloria si que era el mayor problema de aquellos delincuentes y malhechores que se cruzaban en su camino. Antes de erigirse como un fenomenal y personal director con obras como “Braveheart”, “La Pasión de Cristo” o “Apocalypto”, Gibson fue un auténtico icono dentro del cine de acción, con algunas de las sagas más queridas y potentes dentro del género y viviendo sus mejores años en la década de los 80. En 1981 bajo la dirección de George Miller, Gibson volvió a interpretar a Max en la apocalíptica “Mad Max 2, el guerrero de la carretera”.

En 1984 y junto a Anthony Hopkins surcó los mares en “Motín a bordo”, para continuar al año siguiente, en 1985 con su saga post nuclear en “Mad Max 3: más allá de la cúpula de trueno” esta vez acompañado de la poderosa Tina Turner. Pero quizás fue en 1987, el año que le vería dar el espaldarazo definitivo en el género del tiro y el golpe fácil, en una de las mejores “buddy movies” que se recuerdan y origen de una franquicia de total éxito, “Arma Letal” junto a Danny Glover. En 1988 formaría pareja con otro grande, Kurt Russell en “Conexión Tequila”, para posteriormente un año después volver a lo grande como Martin Riggs en “Arma Letal 2” bajo la dirección de Richard Donner. Aunque ahora se dedique a luchar contra castores de peluche, Mel Gibson ha sido y siempre será pura acción y chascarrillos en la gran pantalla.

Antes de iniciar su viaje sin aparente retorno por la Europa del Este y su cinematografía, este actor belga y experto en las artes marciales, se convirtió todo un hito en el cine de acción. Apodado “Los músculos de Bruselas”, Van Damme forma parte sin duda alguna de la más alta estirpe del género que nos atañe. Su estilismo a la hora de ejecutar las escenas de lucha era algo inusual hasta la fecha, sobre todo por su tremenda elasticidad a la hora de lanzar patadas, con movimientos marca de la casa como el la patada en giro 360. Pero también fue determinante su gran carisma, que consiguió atrapar al público de la época y ganarse varias legiones de fans.

Entre su filmografía, encontramos muchas de sus mejores películas durante la década de los 80. “Contacto Sangriento” en 1988, basada en la historia real del torneo de lucha clandestino “Kumité”, fue todo un boom, acompañado en el lugar del villano por un veterano en estas lides como es Bolo Yeung. “Cyborg” en 1989 vio la entrada en la ciencia ficción de Van Damme, pero ese año también vio una de las obras cumbres en su filmografía, “Kickboxer” contra su archienemigo Tong Po (Michel Quissi). Definitivamente Jean-Claude Van Damme llegaba a la cima de la acción y se codeaba con los más grandes a partir de ahora, convirtiéndose en pleno derecho como un integrante de honor en nuestra lista.

A veces se tiende a ridiculizar al género de la acción y sus actores. Pero en muchísimas ocasiones, esta generalización es totalmente gratuita y no justificada. En la década de los 80, un grande del cine se recicló para embarcarse en su totalidad en el género de la acción, la venganza y el gatillo fácil, y no fue otro que Charles Bronson. Este actor estadounidense pero de origen lituano y cuyo nombre original era el de Charles Dennis Buchinski, ya tenía toda una carrera plagada de éxitos a sus espaldas antes de la llegada de estos años. Películas como “Los siete magníficos” en 1960, “La gran evasión” en 1963, “Doce del patíbulo” en 1967, o la inmensa obra maestra de Sergio Leone “Hasta que llego su hora” en 1968, hablaban por si solas de un auténtico líder de la actuación.

Pero su aspecto rudo, cada vez más marcado con el paso de los años, con el añadido habitual de un característico bigote, y absolutamente imponente, le hizo dar el paso al cine de acción puro y duro. Habitual en sus películas de los bajos fondos y los barrios marginales de los Estados Unidos, dio rienda suelta a su sed de venganza en “Yo soy la Justicia” en 1982, “El Justiciero de la noche” en 1984, “La ley de Murphy” en 1986 o “Yo soy la Justicia 2” en 1987. Por lo general alguien de su familia o muy allegado a él, sería asesinado, violado o secuestrado, por algún grupo de jóvenes pandilleros organizados. Éstos no sabían lo que les caería encima, la piedad brillaría por su ausencia, los métodos para conseguir la venganza serían explícitos y la sangre del enemigo sería la respuesta final.

Jackie Chan es mucho más que un simple actor de cine. No ya sólo por ser capaz de realizar infinidad de escenas arriesgadas sin el uso de dobles, sino por ser tan polifacético como el que más. Capaz de dirigir sus propias películas, cantar la banda sonora de éstas, producir y coreografiar, además claro está, de protagonizarlas. Chan, con más de 100 películas en su haber, fue cimentando su camino a la fama y al estrellato tras la muerte de Bruce Lee, pero sobre todo mostrándose inteligente. Cuando decenas de actores chinos se peleaban por ser el mejor imitador de Bruce, Jackie Chan decidió tomar un camino diferente y formar su propio estilo, donde el desenfado, el humor, el riesgo y todo tipo de cabriolas, volteretas y escenas de habilidad, le hicieron grande y digno sucesor del maestro del Jee Kune Do, pero a base de buen kung fu chino.

La década de los 80 vio a Jackie dar sus primeros pinitos en los Estados Unidos,  con “La furia de Chicago” en 1980 (con la colaboración de José Ferrer), “Los locos del Cannoball” también en 1980 (con Burt Reynolds o Farrah Fawcett), y “El Protector” en 1985. Pero su obra cumbre en esta década sin duda fue “Police Story” (Armas Invencibles) rodada en China en 1985, redefiniendo el género de la acción, con escenas imposibles y copiadas hasta el extremo por el cine hollywoodiense. Otras súper películas de este titán de las artes marciales fueron “La armadura de Dios” en 1986, “Los tesoros del mar de China” en 1987 o “Los tres dragones” en ese mismo año.

De nombre completo Michael Sylvester Gardenzio Stallone, es uno de los grandes pesos pesados de la industria de Hollywood, incluso en la actualidad con una franquicia que ya se asoma al billón de dólares con “Los Mercenarios”. Actor, guionista, productor y director de cine, Stallone tiene el honor y el orgullo de haber interpretado a dos personajes tan queridos y ultra exitosos como Rocky Balboa y John Rambo. Pese a unos comienzos difíciles y un físico nada privilegiado que tuvo que forjarse a base de tremendo esfuerzo, comenzó a aparecer en algunas películas de importancia como “Bananas” en 1971 junto a Woody Allen, “La carrera del año 2000” en 1975 junto a David Carradine o “Capone” en 1975. Pero su boom definitivo y el cual le marcaría para siempre otorgándole eternos triunfos dentro de la saga, llegó con “Rocky” en 1976 y “Rocky II” en 1979.

Pese a saborear ya las miles del éxito, los años 80 fueron para Sly y sus fans la “creme de la creme” con una cantidad de películas y de inolvidables personajes colosal. En 1981 protagonizaría “Los halcones de la noche” y en 1982 volvería a uno de sus personajes más icónicos, Rocky Balboa, esta vez enfrentándose a Mr. T en “Rocky III”. Sería este mismo, cuando se lanzó “Rambo: Acorralado”, uno de los protagonistas más queridos de la historia del cine de acción, un traumatizado soldado del Vietnam por las secuelas de la guerra, llamado John Rambo que se enfrentará contra el injusto sistema establecido.

En 1985 se uniría junto a otro icono, Dolph Lundgren en “Rocky IV”, y siguiendo también durante ese año 85 con “Rambo: acorralado parte 2”. La carismática “Yo, el halcón” y su festival de pulsos en 1986 se uniría a la aparición de otro de sus personajes más célebres, Marion Cobretti en “Cobra, el brazo fuerte de la ley”. “Rambo III” en 1988 y su doblete carcelario en 1989 con “Tango y Cash” y “Encerrado”, pusieron el broche de oro a unos años inolvidables para un actor referente en el género.

En múltiples ocasiones Campeón del Mundo de culturismo, actor de éxito y Gobernador de California, son las principales características que definirían la trayectoria de Arnold Schwarzenegger, un austriaco que desde muy pequeño buscó vivir el sueño americano hasta conseguirlo a lo grande. Esta híper musculado actor, fue el amo y señor del género durante una gran cantidad de años, llevando a la pantalla algunos personajes y sagas que pocos olvidan y muchos añoran, rodeándose de directores que le elevaron a la cúspide con súper producciones mastodónticas en presupuestos y recaudación.

En 1982 comenzaría el espectáculo con “Conan el bárbaro”, dirigida por John Milius, presentando al popular bárbaro en toda su esencia, rodeado de mujeres, luciendo palmito y físico, viviendo las mayores aventuras y enfrentándose a los mayores peligros y sobre todo a la magia, un éxito que hizo que poco después, en 1984, tuviéramos su continuación en “Conan el destructor”.Pero que sería de la carrera de Arnold si no volviéramos hablar de ese 1984, y de esa visión apocalíptica del futuro dirigida por James Cameron bajo el nombre de “Terminator”.

En su reparto Linda Hamilton y Michael Biehn, que sufrirían la persecución de un cyborg del futuro, el T-800 interpretado por Schwarzenegger. En 1985 volvería con un papel secundario en “El guerrero rojo” junto a Brigitte Nielsen, para posteriormente en 1985 y 1986 deleitar a su público con “Commando” y “Ejecutor”, aniquilando enemigos literalmente por centenares. En 1987 tendríamos otra de sus obras maestras con “Depredador” dirigida por John McTiernan, película de ciencia ficción donde el Mayor Alan “Dutch” Schaeffer y su equipo de mercenarios tendrían que dar caza a un poderoso extraterrestre. “Perseguido” en 1987 y “Danko: Calor rojo” en el 88, dieron por cerrada una década que fue pura magia en el género.

¿Qué decir de uno de los más grandes actores y directores de la historia del cine? Podríamos dedicar páginas y páginas, llenar libros y enciclopedias y nunca sería suficiente para poder catalogar a este auténtico coloso del cine. Conocido por su pasado en el western con la trilogía de Sergio Leone, mega mítica, formada por “Por un puñado de dólares” en 1964, “La muerte tenía un precio” en 1965 y “El bueno, el feo y el malo” en 1966, Eastwood siempre subo guiarse a si mismo a lo largo de su carrera cinematográfica. Produciéndose a si mismo en infinidad de ocasiones, algunas veces con más éxito que otras, este magnífico actor fue forjando su leyenda.

En esta leyenda y en esta inmensa carrera, hubo tiempo para la acción, y no una acción cualquiera, sino una acción de primera. Los años 80 vieron algunas de sus mayores y mejores producciones en este sentido, aunque muchas veces también acompañadas de una buena dosis de comedia. Empezando de forma ligera con “La gran pelea” en 1980, pero dirigiéndose a si mismo en la peculiar “Firefox” en 1982, a bordo de un avanzado prototipo de avión de combate. En 1983 volvería a uno de sus papeles más celebres, el duro e implacable Harry el Sucio, esta vez en “Impacto Súbito”, donde no faltarían sus chascarrillos tan secos y cortantes como divertidos, marca de la casa de la década de los 80.

Inconmensurable también en 1986 “El sargento de hierro” en el papel del Sargento de Artillería Thomas Highway y frases para el recuerdo como “Soy el sargento de artillería Highway. He bebido más cerveza, he meado más sangre, he echado más polvos y he chafado más huevos que todos vosotros juntos, capullos”. “Ciudad muy caliente” en 1984, “El jinete pálido” en 1985, o “La lista negra” en 1988 con la colaboración de un joven Jim Carrey, fueron nuevas muestras de como hacer funcionar comedia y acción como un reloj. Por todo ésto y más y aglutinar con tanta maestría toda la magia de los años 80, Eastwood es para nosotros indiscutiblemente, el héroe de acción de los 80.

No podíamos permitirnos elaborar una lista de maestros de la acción sin tener a un auténtico ninja dentro de ella. Shô Kosugi es un artista marcial japonés y a su vez uno de los más reconocidos conocedores del ninjutsu, formando su propio instituto de artes marciales bajo el nombre de “Instituto Sho Kosugi”. Aunque su carrera se ha alargado en el tiempo hasta hoy en día como por ejemplo en la película “Ninja Assassin” en el 2009, la carrera de este actor japonés tuvo su gran momento de esplendor en la década de los 80.

Kosugi llevó el género de las películas de ninjas a otro nivel, y sus trabajos durante estos años fueron constantes. “La justicia de ninja” en 1981 con Franco Nero, “Ninja III: la dominación” en 1984, “Las nueve muertes de ninja” en 1985, “Ruega por tu muerte” en ese mismo año y quizás su película mas popular en occidente, “Águila Negra” en 1988 enfrentándose con un jovencísimo y villanísimo Jean-Claude Van Damme, son algunas de las películas que hicieron grande al género ninja, a la acción y sobre todo al maestro Shô Kosugi. Tan real frente a la cámara como fuera de ella, y una leyenda viva.