Cine Español 2018: Las 10 películas más destacadas del 2018
Tras el repaso a lo mejor del cine extranjero de 2018, le llega ahora el turno al cine español. Pequeñas producciones desapercibidas en taquilla como Animales sin collar o Dhogs se codean con éxitos como Todos lo saben, Quién te cantará y El reino.
LO MEJOR DEL CINE ESPAÑOL DE 2018
Todavía no se conocen las cifras oficiales de cuota de pantalla del cine español en 2018 pero en principio el panorama se muestra muy parecido al de otros años: los títulos más populares consiguen resultados a la altura de los grandes taquillazos de Hollywood (al parecer solo tres producciones estadounidenses han superado la recaudación de Campeones) pero existe una gran masa de películas con una exhibición corta y, en muchos casos, marginal. Algunas de excelente calidad, como es el caso de las que destacamos aquí como mejores películas del año.
La concentración de la taquilla en muy pocos títulos es preocupante y pone en entredicho el futuro del cine en general, puesto que las películas españolas no son ni mucho menos una excepción sino que con el cine extranjero ocurre tres cuartos de lo mismo: gran volumen de producción, dificultades para encontrar salas de estreno, y todavía mayores dificultades para difundir el producto y que el público se entere de que la película existe. El resultado de todo ello es un paso fugaz por las pantallas y que muchos títulos de interés pasen desapercibidos.
Campeones y Superlópez, reinas de la taquilla
Son los encargos de Mediaset y Atresmedia quienes forman la pequeña élite de títulos triunfadores de la que hablábamos, con la excepción de Campeones, gran sorpresa del año y el mayor éxito de taquilla, seguida por Superlópez; el ternurismo de Fesser ha conseguido, con una gran habilidad que desde luego hay que reconocerle, disfrazar su obra de cine social, arriesgado e inclusivo, y colarse entre las nominadas al Goya a la mejor película, cuando el guion de Campeones constituye una sucesión facilona de lugares comunes, chistes de sal gorda y momentos emotivos prefabricados donde hay muy poco de novedoso: los hombres con discapacidad, porque en la película no se habla de las mujeres, vuelven a ser, como es habitual, meras comparsas cómicas para el lucimiento y la previsible transformación y redención del protagonista sin discapacidad.
En realidad, aunque tal vez algunos podrían levantar las cejas ante esta afirmación, dentro de los márgenes del mercado, que siempre son estrechos, hay bastante más cine y más riesgo en un producto como Superlópez que en Campeones, aunque solo sea por asumir su intrascendencia sin complejos y no camuflarla mediante el sentimentalismo, además de por eludir los caminos más trillados y satisfacer a los lectores de los comics de Jan sin caer en la nostalgia, el kitsch ni la parodia.
Aparte de estos dos grandes triunfos del marketing, vamos a ver las diez películas españolas más destacadas del año según Cines.com, teniendo en cuenta que el margen de error es alto debido a la fugacidad del paso por la cartelera de muchas películas que se pueden haber quedado en el tintero.
#1 Todos lo saben de Asghar Farhadi
Farhadi, el director más relevante del cine iraní, y uno de los más prestigiosos del cine internacional, ha confiado en un equipo técnico y artístico español para su último proyecto, lo cual es todo un espaldarazo para nuestro cine. Como es habitual en la obra de su autor, Todos lo saben bucea en las mentiras y en las pequeñas intrigas de una familia y una comunidad sin moralina ni maniqueismo, con una mirada escéptica y humanista al mismo tiempo. Se le puede reprochar que no aporte gran cosa a sus títulos anteriores, como Una separación o El pasado, pero juega con claridad en la primera división del cine de autor internacional, lo cual hoy por hoy, por desgracia, lo pone por delante de cualquier director español salvo Almodóvar.
#2 Animales sin collar de Jota Linares
Aunque no haya tenido la repercusión que habría merecido, Animales sin collar formaría un estupendo díptico con la celebrada El reino, puesto que también es un thriller que habla de la trastienda del mundo de la política y que complementa muy bien al de Sorogoyen por su enfoque más intimista y su diseño más detallado de los personajes. Una historia de secretos y mentiras que promueve la reflexión acerca de hasta qué punto se puede poner la lupa en los representantes públicos, sobre todo en aspectos de su vida privada, y de si es deseable o no el efecto boomerang que esto conlleva. Su ausencia entre las nominaciones del Goya de dirección novel es uno de los olvidos de la Academia de cine este año.
#3 Dhogs de Andrés Goteira
Si el cine andaluz vive una buena época con títulos como El autor o Animales sin collar, el llamado novo cinema galego ha pegado un salto cualitativo con Dhogs, ganadora del festival Nocturna de cine fantástico de Madrid y record en la historia de los premios del audiovisual galaico, pese a lo cual su exhibición en salas ha sido por desgracia muy limitada fuera de su comunidad. Un relato tenso, con imágenes poderosas y cautivadoras, y deconstruido en varios escenarios y varias capas que se sitúan en diferentes niveles de realidad y/o de representación. Sin duda la película más relevante rodada en lengua gallega hasta la fecha, capaz de competir de tú a tú en cualquier festival internacional, y otra ausencia notable en las nominaciones a los Goya.
#4 Quién te cantará de Carlos Vermut
De entre los directores españoles surgidos en la última década, Vermut es el más destacado por su enorme talento visual y plástico. Quién te cantará es la mejor película del año en cuanto a fotografía; una sucesión de imágenes hipnóticas y muy estéticas que lleva más allá la atmósfera por la que llamó poderosamente la atención Magical Girl hace unos años; en su guion, no obstante, hay ciertas deficiencias y las comparaciones con la historia de personalidades fundidas o intercambiadas que se llevaba a cabo en Persona de Bergman, referente que el propio director busca desde el cartel de la película, acaban resultando odiosas. Tal vez por ello se haya quedado sorprendentemente fuera de la nominación al Goya a la mejor película, aunque las dos actrices protagonistas están muy bien situadas en las categorías de interpretación con personajes que les quedan como un guante.
#5 El reino de Rodrigo Sorogoyen
Una buena película sobre corrupción política era una demanda que toda la sociedad llevaba haciendo desde hace años casi a gritos al cine español, al que se suele acusar, muchas veces con razón, de cerrado en sí mismo y poco conectado con el día a día. Rodrigo Sorogoyen ha respondido confirmando el talento para el ritmo trepidante y para captar la atención del espectador que había asomado en su título anterior, Que Dios nos perdone, puesto al servicio en esta ocasión de una historia con mucho más contenido e interés. Tal vez hubiera sido más valiente un documental con los nombres y apellidos de los personajes reales, en lugar del juego de quién es quién que nos plantea un guión presuntamente ficticio que todos sabemos que no lo es, pero difícilmente habría llegado al público de la misma manera.
#6 Carmen y Lola de Arantxa Etxevarria
Por primera vez se pone sobre la mesa, o más bien sobre la pantalla, la homosexualidad y la situación de la mujer en el mundo gitano a través de una historia de amor entre dos adolescentes tan bonita como sencilla y convencional. Probablemente lo más interesante de esta modesta película, aparte de estar protagonizada por intérpretes no profesionales, lo cual le da un cierto aroma de docudrama, es el debate que ha suscitado, muy similar a lo ocurrido con la cantante Rosalía en el mundo musical. Que una paya presente una visión del mundo gitano en la que no falta ningún cliché, desde el mercadillo al culto pasando por las bodas y las pedidas, ha herido susceptibilidades pero al mismo tiempo ha dado visibilidad a este colectivo. Ojalá en unos años Carmen y Lola haya sido superada por cine hecho por directoras gitanas, pero a día de hoy ocupa un lugar muy necesario en el cine español.
#7 El aviso de Daniel Calparsoro
Calparsoro firma la que es probablemente su película más redonda y lograda, un thriller ni psicológico ni sobrenatural sino matemático. Un producto comercial de buena factura y con su pequeño toque innovador, además de ofrecernos otra gran interpretación de Raúl Arévalo. Un perfecto ejemplo, y no es el único, de película que merecía una mejor suerte en taquilla, y también en las nominaciones a los Goya.
#8 Matar a Dios de Caye Casas y Albert Pinto
El perro verde del año es esta aportación en forma de comedia negra al cada vez más manido cine del apocalípsis, en esta ocasión recuperando el sentido más religioso de la palabra. El mismo Dios se materializa ante una familia disfuncional de la España profunda; el esperpento está servido. Se le puede achacar el tener un concepto más teatral que cinematográfico, pero no le faltan boletos para convertirse en objeto de culto de aquí a unos años, en caso de que la cada vez mayor uniformidad a la que tiende el mercado conceda un lugar a las rarezas y también en caso de que la inquietante deriva autoritaria de algunos colectivos en nuestro país no lleve a sus autores a los tribunales por blasfemia.
#9 Diana de Alejo Moreno
Y ya que el mercado está como está, Alejo Moreno parece haber pensado que no se pierde mucho arriesgando, saltándose las convenciones y apostando por un discurso voluntariamente marginal. Por una parte ofreciendo un thriller de juego del gato y el ratón con un gran componente sociopolítico; por otra, abordando un tabú como es el mundo de la prostitución alejándose del discurso victimista hegemónico y llevando a su heroína por una senda subversiva. El componente punk que va desarrollando Diana a lo largo de su metraje puede parecer pueril o ridículo a algunos, pero en el mundo de discurso único y aséptico al que parecemos dirigirnos tanto dentro como fuera del cine las gamberradas a veces son muy de agradecer.
#10 El árbol de la sangre de Julio Medem
Lo bueno y lo malo de El árbol de la sangre es por una parte su naturaleza de folletín, con las ventajas e inconvenientes del género, y por otra que parece que no hayan pasado 17 años desde Lucía y el sexo. Eso es bueno porque por fin Medem retoma sus relatos visualmente cautivadores con una puesta en escena imaginativa y vibrante y demuestra seguir estando entre los narradores más potentes del cine español. También es malo porque, aunque pretendamos que no ha pasado el tiempo, en estos años nuestro hombre ha perdido su crédito ante el público y la crítica tras una sucesión de pinchazos y necesita algo más que volver a ofrecer lo mismo para recuperarlo.