Crítica de Viudas
Tras cinco años de ausencia de las pantallas desde 12 años de esclavitud, el director Steve McQueen vuelve con una nueva versión de una miniserie británica de los 80 que supone el primer resbalón en su filmografía por el tratamiento victimista y anacrónico de los personajes femeninos, un tono inadecuado y la ausencia de un sentido del humor que le habría venido muy bien a los brochazos más gordos de un guión con bastantes agujeros. Viola Davis, la protagonista, hace lo que puede con un personaje torpemente definido.
VIUDAS (WIDOWS) de Steve McQueen
Quienes pasen de los 40 tal vez recuerden la miniserie británica Las viudas, emitida en TVE en 1987 e inspirada en una novela que ahora adapta al cine el londinense Steve McQueen (no confundir con el antiguo actor del mismo nombre), director de Shame y 12 años de esclavitud. Las viudas no fue un superéxito en su día, pero sí era novedosa por entonces la idea de un típico relato negro de atraco protagonizado por mujeres. La representación de personajes femeninos en toda la ficción en general y en el cine policíaco en particular desde entonces, no obstante, ha protagonizado una evolución tan significativa que podríamos hablar más bien de una revolución, lo que obliga a actualizar de manera muy profunda tanto el diseño de los personajes como la trama en un proyecto de este tipo. McQueen, no obstante, ha contado básicamente la misma historia de la serie original y de la misma manera, y ese es el primer grave error en esta película.
Empoderamiento femenino y denuncia social fallidos
Plantear en 2018 la historia de tres mujeres que desconocen las actividades delictivas de sus parejas y el paradero del dinero manejado por ellos, y presentarlas como víctimas inocentes ajenas al mundo del hampa que se ven obligadas a interactuar torpemente con este y llevar a cabo un atraco, es un anacronismo burdo. Incluso en la misma época de la serie original, el film Casada con todos (Jonathan Demme, 1988) contaba también la historia de una viuda de la mafia, interpretada por Michelle Pfeiffer, que donaba las posesiones de su marido, perfectamente consciente de su origen fraudulento, e intentaba iniciar una nueva vida por sus propios medios lejos del ambiente machista y sobreprotector en el que se había movido. Viudas, no obstante, 30 años más tarde habla todavía de mujeres frágiles que desconfían tanto unas de otras como cada una de sí misma y que necesitan continuamente emplear antiguas armas de mujer para que otros les saquen las castañas del fuego. El tratamiento de los personajes protagonistas no funciona, y menos cuando un giro posterior de la trama posibilita a las interesadas dar a los malos de la historia la información que quieren sin la obligación de seguir adelante con sus planes delictivos. Sin embargo, la película no tiene el valor de plantear que las protagonistas están tomando la decisión de continuar con el atraco por ánimo de lucro puro y simple.
Con respecto a los malos de la función, el discurso de la película con respecto a la corrupción política es tan torpe como al abordar el feminismo y la sororidad. La escena en la que un candidato a concejal de una gran ciudad como Chicago, con traje y corbata, asesina de forma deliberada delante de un montón de testigos a dos personas al estilo de un matón de la mafia fuera de control estaría graciosa en una gamberrada de Tarantino o de su discípulo británico Martin McDonagh (Tres anuncios en las afueras) pero el tono pretendidamente serio y grave que emplea el director la convierte en uno de los momentos más ridículos de todo el cine del año. Y no es la única escena bochornosa del film.
McQueen no es ningún inútil, e incluso aunque esta película suponga un resbalón en su filmografía por su tono inadecuado, sus graves deficiencias en el diseño de personajes y sus agujeros de guión, tiene aciertos visuales y buena factura. No obstante, su grandilocuencia y su total ausencia de sentido del humor, insólitas ambas en un británico, sí pueden ser una limitación seria a la hora de abordar futuros proyectos. Por ahora el recuerdo de Shame, y en menor medida el de 12 años de esclavitud, le hace merecedor de otra oportunidad.
Crítica de Antonio López
Tráiler en español de Viudas