Crítica de Parásitos
La película de la temporada, Parásitos, del coreano Bong Joon-ho, ganadora del festival de Cannes y previsiblemente de un sinfín de premios cuando termine el año, es más discutible de lo que parece. Ofrecemos un análisis de las debilidades que ofrece esta particular visión de la violencia producida por la desigualdad social.
Parásitos de Bong Joon-ho
Tal vez algunos consideren anticuado el término lucha de clases y pueden en ese caso sustituirlo por el sinónimo que prefieran, pero de eso es de lo que trata la última película de uno de los directores coreanos más seguidos en Occidente, Bong Joon-ho, premiada con la Palma de Oro, el máximo premio, en el último festival de Cannes.
El film nos propone un enfrentamiento entre dos familias, una acomodada y otra que vive bajo el umbral de la pobreza en una infravivienda, en formato de alegoría empleando elementos propios del cine de suspense y de terror.
En los tiempos desideologizados que vive el cine, donde el compromiso político parece limitarse a veteranos cabezotas como Ken Loach o Costa Gavras, mientras que los grandes popes del cine de autor, desde Tarantino a Yorgos Lanthimos pasando por Von Trier o Haneke, compiten entre sí en cinismo, nihilismo, sarcasmo y desinterés por cualquier cuestión sociopolítica, resulta curioso el éxito de una película que pone sobre la mesa muy claramente que las clases sociales siguen existiendo; veamos con detalle de qué manera lo plantea.
Lucha de clases made in Corea
Naturalmente no es que no existan grandes películas sobre los conflictos derivados de las diferencias socioeconómicas; La ceremonia (Claude Chabrol, 1995), adaptación de una novela de Ruth Rendell, una de las reinas de la novela negra británica, ya había planteado la tensión y la violencia resultantes de la desigualdad entre una familia burguesa y una integrante de su servicio doméstico. Y Mamut (Lukas Moodysson, 2009) hablaba de un matrimonio acomodado urbanita que trabajaba en nuevas tecnologías, y también de su asistenta y de una prostituta de un país en desarrollo que ofrecía sus servicios a turistas occidentales, ofreciendo una óptica mucho más moderna al integrar la globalización en el conflicto entre clases, mientras que la historia de Parásitos podría haber transcurrido sin ningún cambio en el Londres de Charles Dickens.
Sin embargo, ninguna de estas dos películas, que me atrevo a calificar de muy superiores a la de Joon-ho tanto en forma como en contenido, consiguieron en su día la aureola cool de gran acontecimiento cultural de esta última ni la etiqueta de peliculón del año. ¿Dónde pueden residir las claves de este éxito?
La primera conclusión, bastante demoledora, es que para lograr más de un 8 de media en FilmAffinity el primer ingrediente de la receta es olvidar cualquier sutileza; si Parásitos fuera un texto escrito, este estaría subrayado en fosforito chillón de la primera a la última línea. Desde su título, al que el guión ni siquiera se molesta en otorgar un doble sentido dando más presencia a las chinches que pueblan la casa de la familia pobre, que al simbolismo del semisótano donde vive esta última, que para más inri, por si no fuera lo suficientemente obvio, nos lo recalcan más con la familia rica en el piso de arriba que ignora la lucha que tiene lugar bajo sus pies en el sótano. La reciente Us, de Jordan Peele, aun siendo un título fallido en parte, intentó hacer algo menos ramplón.
El segundo consejo para ser cool y hacer lo que se entiende en Twitter por una obra maestra sería trabajar cero en el diseño de los personajes. En La ceremonia, cada uno de los cuatro miembros de la familia rica, el padre, la madre, el hijo y la hija, representaba una manera diferente de abordar la superioridad con el personal a su servicio, que iba desde el desdén al colegueo condescendiente, pasando por el paternalismo y la indiferencia. En Parásitos los también cuatro integrantes de la familia forman una masa homogénea y carecen de personalidad propia. También son igualmente intercambiables entre sí y carentes de definición los padres e hijos de la familia trabajadora.
El desarrollo de la trama y la interacción entre los personajes es igual de pobre, recurriendo a clichés de telefilm como la chica que se enamora de su profesor particular, crear tensión cuando los dueños de la casa anuncian su vuelta a la misma en un giro más que previsible, o cuando los personajes se esconden debajo de una mesa, para acabar situando el desenlace de la acción en una fiesta en la que los ricos invitan a sus amigos igualmente estirados, estos eventos de alto copete que aparecen en cualquier película con la única función de ser reventados.
Naturalmente intentarán convencernos de que Joon-ho recurre a una simpleza tras otra, cada cual más previsible que la anterior, para construir una aguda parodia que critica las convenciones del género, pero el tono de comedia negra, que le habría venido muy bien a una historia llena de situaciones absurdas, brilla por su ausencia. Si bien aquí habría que dejar abierta la puerta, dicho sin ninguna ironía, de la posibilidad de que el humor coreano pueda ser diferente al nuestro y difícil de captar para el público occidental.
El pastel se remata con la incoherencia interna; una película sobre lucha de clases donde no hay conciencia de clase, puesto que los pobres quieren pasar por ricos. Esto podría ser una propuesta interesante, mostrar como el sistema consigue que los trabajadores se enfrenten entre ellos y no con quienes los explotan, y hay un momento en que parece que la película podría ir por ahí, pero luego aparecen elementos que no tienen sentido y que no podemos detallar aquí para no incurrir en spoilers irreversibles.
En resumidas cuentas, Parásitos demuestra que no es oro todo lo que reluce, que las películas más cool y más alabadas y las más sólidas y brillantes suelen ser conceptos diferentes, y que quien quiera ver una buena película hecha este año sobre conflictos socioeconómicos producidos por el capitalismo moderno, curiosamente y sin que sirva de precedente, no debe buscarla en el cine coreano sino en el cine de superhéroes con Joker.
Tráiler de Parasitos (Parasite) en Español