Crítica de Cincuenta sombras de Grey, sadomasoquismo de cine
El fenómeno literario más grande jamás contado ya es también una realidad cinematográfica. “Cincuenta Sombras de Grey“, el mega éxito novelesco escrito por la autora británica E.L. James, es el primer gran blockbuster mediático de 2015, y con su estreno nos llegan también las respuestas a todas las cuestiones planteadas antes de su lanzamiento. ¿Igual a la obra original? ¿Mejor que la obra original? ¿Peor que la obra original? Desgraciadamente, no son buenas noticias las que os traemos.
Lejos de la intención preconcebida de atizar a golpe de flagelador esta película dirigida por Sam Taylor Wood (quien no dirigía nada desde el año 2009), se hace harto complicado buscar algún punto positivo a un producto que se alimenta simplemente por y para la polémica.
Dakota Johnson y Jamie Dornan hacen lo que puede como Anastasia Steel y Christian Grey, respectivamente, pero quedan en nada manejados por un burdo guión que da vueltas sobre sí mismo una y otra vez para terminar en el mismo punto, una escena sexual que pretende escandalizarnos (un juego de niños comparada con recientes producciones como “Nymphomaniac” o “La Vida de Adéle“). Una relación tormentosa que se fragua en cuestión de minutos y que no consigue desarrollarse un ápice durante las dos horas siguientes.
Nunca el sadomasoquismo había sido fruto de un fenómeno tan viral como éste, pero abordado con demasiados complejos y reticencias para no ir más allá de una clasificación “R”. Sin llegar al tedio extremo, “Cincuenta Sombras de Grey” convierte su simplicidad argumental en algo denso, carente de ritmo real, y suscitando minimamente nuestro interés sólo para decirnos que si quieres saber más tendrás que esperar a la secuela.
Existen pocos motivos para la esperanza de cara a las futuras continuaciones. Dakota Johnson y Jamie Dornan disponen aquí de una buena química, y las notas de humor aportadas a esta adaptación cinematográfica se agradecen. Pero poco más se puede esperar de una película (y un libro) que bien se podría resumir en poco más de cinco minutos.
“Cincuenta Sombras de Grey” es sólo apta para los fans acérrimos de la obra original, y eso era lo peor que podíamos escuchar de esta adaptación. Demasiadas sombras y muy pocas luces.
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