Crítica de Guerra Mundial Z (2013)
Después de la decepción de El hombre de acero llega el turno para el lío monumental en el que nuestro querido Brad Pitt lleva inmerso un par de años.
Y es que está siendo un verano cinematográfico extraño, deficiente, apresurado. Cuando nos enteramos de que la estrella del pelazo adaptaría el universo de Max Brooks, nos alegramos. Lo que pasa es que lo que vino después ya no tenía tan buena pinta. Mil y un problemas de guión, nuevas tomas y un sinfín de rumores empezaban a nublar el panorama.
El resultado final, un producto más o menos digno y con más o menos garra, arrastrará en masa a los espectadores debido al indudable carisma de su estrella, pero puede irritar a los fans más puristas del género.
Me explico.
Guerra Mundial Z es la primera película de zombies que podrías ver con tus abuelos un domingo por la tarde. Marc Foster, principal error de la película, pone todo su esfuerzo en no resultar original y en evitar cualquier rastro de hemoglobina, por poca que sea. No hay ni una gota de sangre en una película de zombies donde la escena más recordada será una donde uno de los personajes bebe un refresco.
La cosa podría ser peor, pero la película juega bien su única baza, la del protagonista molón, y a estas alturas nadie se resiste a una película con Pitt, uno de los actores más interesantes de los últimos años y un tipo muy inteligente. Además, su primera hora de metraje contiene algún momento interesante y un par de escenas, eso sí, mal acabadas, que recuerdan al cine catastrofista de los setenta. A partir del ecuador, el ritmo decae y la tensión nunca llega a apoderarse del espectador porque, si depende de un zombie, al menos éste debería inquietar.
Lástima que la película sólo respete el título de la novela que adapta (y algún detalle suelto) y, supongo que por las circunstancias, hayan terminado diseñando un producto para toda la familia en lugar de intentar rodar la película de zombies definitiva que se intuía en un principio.
Malos tiempos para el mainstream, peores para el horror comercial. GMZ hace que Zombieland luzca como Holocausto Caníbal.
Con el paso de los años muchos se acabarán por darse cuenta de los regalos que nos hizo Michael Bay durante tanto tiempo.