Wes Craven (1939 – 2015), un grande del cine de terror

El cine de terror, género habitualmente tan incomprendido y menospreciado como la comedia, cambió para siempre hace cuarenta años, más o menos, cuado un grupo de cineastas, algunos con inquietudes que nada tenían que ver con las del resto, decidió que ya iba siendo hora de poner las cosas en su sitio. Pensaron que si el terror empezaba a incluir algún detalle político, social, habitual, fmailiar… debería dar más miedo. Este clan sangriento comenzaría a poner las semillas en 1972, dos años antes de la confirmación de la nueva angustia que llegaría con Tobe Hooper y La Matanza de Texas (y un año antes que El Exorcista), cuando Wes Craven estrena la bárbara La última casa a la izquierda.

La última casa a la izquierda, el comienzo de Wes Craven

Aquella película puso los cimientos de la crueldad que estaba por llegar (inocentes niños poseídos, no tan inocentes adolescentes paralíticos cortados por la mitad, fantasmas de tus padres que atormentarán a tus hijos…) y refrescó el panorama del horror, que necesitaba aires nuevos tras empezar a notar agotamiento en su fórmula. Un par de jovencitas con ganas de rock deciden salir de fiesta. El problema es que la fiesta era distinta a lo que habían imaginado. La ultima casa a la izquierda es una película poderosa que toca todos los palos que más nos gustan de su época: erotismo sucio, macarrismo, banda sonora increíble, torture porn (o casi)… y una venganza para el recuerdo. Una poderosa primera película con las pelotas más gordas imaginables. NOTA: Olviden el remake.

El siguiente hito de Wes Craven llegaría en 1977 bajo el título de Las colinas tienen ojos. La peli que hizo de Michael Berryman uno de los rostros más populares durante nuestros días de videoclub. La familia americana que se pierde en el desierto es devorada unida. Aún en los setenta, a unos años de cambiar la década, Wes Craven ya había destrozado los sueños de los americanos en dos ocasiones. NOTA: El remake es excelente.

Las colinas tienes ojos, la familia que se pierde unida es devorada unida

Craven nunca deja de trabajar, pero su siguiente hit, el que cambiaría el cine de terror (OTRA VEZ) para siempre, llegó después de títulos menores. Antes, un telefilm con Linda Blair (Las dos caras de Julia), una extraña peli de terror con Sharon Stone (Bendición Mortal), una adaptación de un cómic que lucía entre Cannon y Troma (La cosa del pantano), pero que reina en mi salón en formato LP), otra familia puteada (Invitación al infierno) y la mediocre secuela de Las colinas tienen ojos.

Después, llegó él.

Freddy Krueger y Pesadilla en Elm Street, leyenda del cine de terror

Freddy Krueger dejó sin dormir a millones de personas (mi hermano entre ellos durante mucho tiempo) y convirtió en leyenda al hombre del saco. Siete pelis oficiales, un crossover con Jason Voorhees, una serie de televisiónKrueger es historia del cine y permitió que Craven también pudiera jugar con el metalenguaje en su séptima entrega. Una saga eterna. NOTA: el remake es cobarde y confuso, pero no está de más echar un ojo por ahí.

Amiga Mortal era un simpático juguete a medio camino entre Frankenstein y La mujer explosiva que incluía un momentazo inolvidable con un balón de basket.

Entre finales de los ochenta y primeros noventa, Craven se encontraba en un gran momento y presentó una trilogía espléndida formada por La serpiente y el arcoiris (probablemente la mejor película posible sobre vudú que hayamos visto), Shocker: 100.000 voltios de terror, una perfecta historia de fantasmas con sed de venganza y mala uva, y El sótano del miedo, un cuento algo irregular pero encantador sobre miedos infantiles y familias disfuncionales 100% estadounidenses.

La serpiente y el arcoiris, la mejor película sobre vudú

¿Se equivocó Wes Craven en algún momento? De ser así, Un vampiro suelto en Brooklyn, comedieta de horror con Eddie Murphy en horas bajas, no hizo gracia ni metió el miedo en el cuerpo, pero al contrario que con los ocasos de Dante o Landis, Craven supo mirar al frente, dar un paso de gigante y sacarse de la chorra (con ayuda de Kevin Williamson) una nueva saga para reinventar el cine de terror POR TERCERA VEZ: Scream.

Entre 1995 y 2000, Craven realizó una trilogía donde tuvo tiempo de reírse de las normas de un género que él había revitalizado y de jugar con la realidad y la ficción de manera ejemplar. Volvería más de una década después para cuadrar el círculo en lo que sería, por desgracia, su última película.

Scream, la tercera reinvención del género de terror de Wes Craven

Entre los Screams, un drama musical al servicio de Meryl Streep y Gloria Stefan, una peli sobre jóvenes hombres lobo que pelean con espadas (todo bien), de nuevo con Williamson, un thriller básico, clarito y de la vieja escuela (Vuelo nocturno), un segmento para la película coral Paris, je t’aime y Almas condenadas, una peli del terror de los noventas que llegó demasiado tarde.

Como he dicho unas líneas más arriba, llegaría el cuarto grito para cerrar una de las filmografías más sensatas, coherentes y disfrutables que nos ha brindado el género del terror.

Gracias por todo, Wes. Gracias por mantenernos despiertos.