Las 10 mejores películas (internacionales) de 2018

Ha llegado el momento del repaso a lo más destacado que ha ofrecido la cartelera del año 2018. Sin amor, Lazzaro feliz, El ángel o Atrapado en el KKKlan aparecen entre un total de 10 películas recomendadas de diferentes estilos y nacionalidades.

El mejor cine internacional que hemos visto este año 2018 en cines

Un año más, el cine comercial no ha ofrecido grandes títulos. A la hora de destacar lo mejor de su producción, Hollywood ha tenido que tirar para las nominaciones a los Globos de Oro de la nostalgia de Queen en Bohemian Rhapsody y de la enésima versión de Ha nacido una estrella, que confirma la astucia de Lady Gaga a la hora de reiventarse, por utilizar una de las palabras favoritas de su referencia más obvia, Madonna, en el cine cuando su carrera musical está en declive.

Roma; ¿obra maestra o maniobra de marketing?

Pero sin duda el mejor fenómeno de marketing del año, con permiso de Gaga, lo ha protagonizado Netflix, que ha conseguido montones de publicidad gratuita para su producción Roma por el presunto boicot de las grandes distribuidoras a su exhibición en salas. La gran multinacional de la televisión a la carta, que pretendía que el estreno en cines fuese simultáneo a la disponibilidad de la película para los abonados de su plataforma, se ha presentado como víctima de malvados y anticuados exhibidores que viven en el pasado, evitando de esa manera un debate sereno y necesario, en el que tal vez Netflix no saliera tan bien parada, acerca de la conveniencia o no de revisar los periodos de ventana, el tiempo que debe transcurrir entre la exhibición en salas y la incorporación de una película a la oferta de una plataforma de pago que es masiva hoy en día.

Siempre quedará la duda de si Roma hubiera conseguido las mismas aclamaciones, premios, aplausos y colas del público de haber sido producida por cualquier estudio de Hollywood y tenido una distribución normal.


Grandes películas de pequeña trayectoria comercial

Además de la convivencia con los estrenos que ofrecen las plataformas televisivas, lo que caracteriza a la exhibición en cines sin duda en la actualidad es el gran volumen de producción, la escasez de salas y la concentración de unos pocos títulos en la mayoría de ellas. Tenemos unas cuantas superproducciones que copan las pantallas durante una semana o dos, para desaparecer rápidamente y ser sustituidas por otras, y una inmensa marea de películas, pequeñas en comparación, que pasan desapercibidas por la falta de difusión.

La inseguridad a la hora de elegir las mejores películas del año es, por lo tanto, enorme; probablemente habrá otras películas igual de notables que las que aquí se mencionan y que no hemos podido ver porque han coincidido en la cartelera con un aluvión de títulos y han durado en ella un tiempo muy escaso. La frase tópica de no están todas las que son resulta claramente aplicable; esperamos que también lo sea su continuación, sí son todas las que están.

Se quedan fuera por falta de espacio dos ejercicios de estilo dignos de mención: una película de terror casi sin diálogos, Un lugar tranquilo, y un thriller que, en cambio, se construye en torno a los diálogos telefónicos de un único personaje protagonista absoluto, The Guilty. Y, en cuanto al cine español, será abordado en otro artículo aparte.

Top 10 de películas internacionales del 2018 que tienes que ver

1.- Sin amor (Andrei Zviagintsev, Rusia)

Puede sonar a viejo porque ya estuvo a las puertas del Oscar y en varios listados internacionales de premios y mejores películas de 2017, pero en nuestro país no llegó hasta enero del 18. Zviagintsev remata una trilogía no declarada, que completarían las también excelentes Elena y Leviatán, que le coloca entre lo mejor del cine social europeo y en la que aborda la decadencia económica y sobre todo moral de la sociedad rusa, un paisaje desolador que se muestra en esta ocasión a través de la desaparición de un niño al que en realidad nadie, y menos sus padres, quiere encontrar. Cine, eso sí, con pocas concesiones al gran público y cuyo formato seco no es desde luego apto para quien busque mero entretenimiento y evasión.

2.- Lazzaro feliz (Alice Rohrwacher, Italia)

Sin duda el título más enigmático del año. Una película también con un contenido social claro, heredera del neorrealismo italiano, pero al mismo tiempo con referencias religiosas y muy próxima al cine fantástico, puesto que el nombre del protagonista no es casual, además de a los relatos deconstruidos que giran en torno a la representación de una realidad falsa, en la línea de El bosque de M. Night Shyamalan. Un extraño y fascinante cóctel que puede ser interpretado de muchas maneras y que sale airoso de una estructura muy arriesgada, cortada en dos por la muerte y resurrección de su protagonista. El polifacético Sergi López nos sorprende mostrándose como pez en el agua en el cine italiano.

3.- El ángel (Luis Ortega, Argentina)

Si Sin amor y Lazzaro feliz son cine de ritmo lento, El ángel es trepidante desde su comienzo. Aborda la biografía de uno de los delincuentes argentinos más célebres durante los años 70; un personaje bombón, guapo, carismático y delincuente nato, que va desarrollando a lo largo de la narración un comportamiento cada vez más propio de un psicópata. Por su modo de actuar explosivo, caótico, socarrón y típicamente latino, su referente se encuentra más en la tradición de la novela picaresca que en películas sobre la mafia organizada como El padrino o Uno de los nuestros. El enfoque es de acción, intentando acercarse a la búsqueda continua de adrenalina del protagonista, aunque el contexto sociopolítico de la dictadura vigente en esa época esté necesariamente presente.

4.- Thelma (Joachim Trier, Noruega)

De las calles agitadas de Buenos Aires pasamos al hielo y al drama psicológico y familiar inherente al cine del extremo norte de Europa. Joachim Trier (El amor es más fuerte que las bombas) hace su mejor película hasta la fecha y se erige como uno de los cineastas más relevantes de su país. En esta ocasión la angustia escandinava se lleva al terreno de lo fantástico y del mito de la bruja, a través de una chica educada en el integrismo religioso, que, recordémoslo, también existe dentro del cristianismo, cuyo despertar sexual al sentirse atraída por una compañera de estudios es capaz de desencadenar todo tipo de fenómenos (sobre)naturales. Fría, elegante, bien resuelta y capaz de atraer tanto a quien se siente atraído por la ciencia-ficción y / o el cine LGTBI como a quien no.

5.- El taller de escritura (Laurent Cantet, Francia)

Diez años después de La clase, Laurent Cantet nos recuerda por qué es uno de los nombres más relevantes del cine social francés, sobre todo a la hora de abordar el choque entre culturas y entre generaciones. En esta ocasión lo hace mediante una escritora parisina típicamente bo-bo (bohemian bourgeoise, es decir, gafapasta) que dirige, de manera aparentemente bienintencionada pero  paternalista, un taller de escritura para un grupo multicultural de jóvenes en riesgo de exclusión social en una ciudad industrial empobrecida de lo que ella considera provincias. La película es sutil y cada espectador deberá decidir si el alumno que intenta reventar sus clases es un psicópata en proceso de radicalización o solo un chico inadaptado sin habilidades sociales, así como si la profesora intenta ayudarle desinteresadamente o si busca material para su próxima novela. Película perfecta, pues, para abrir un debate sobre la falta de futuro de los millennials.

6.- Custodia compartida (Xavier Legrand, Francia)

El otro título francés de la lista se sitúa también en la frontera entre el cine social y el thriller, aunque esta vez, en lugar de mantener hasta el final el juego en la ambigüedad de El taller de escritura, se va decantando a medida que transcurre el metraje hacia un territorio claramente de género, o al menos muy próximo al cine de Claude Chabrol. Lo que parece un conflicto de pareja y una separación poco amistosa va evolucionando hacia un caso de violencia de género en el que el agresor utiliza y manipula a su hijo para alimentar su obsesión cada vez más enloquecida por su ex. La manera en que consigue una atmósfera escalofriante sin ninguna escena de violencia explícita es ejemplar.

7.- Lady Bird (Greta Gerwig, USA)

Otra película de la temporada de premios del año pasado que llegó más bien tarde a nuestras carteleras, al igual que Sin amor. Una historia de transición entre la adolescencia y la vida adulta típicamente norteamericana pero con dos particularidades: estar contada desde un punto de vista femenino, donde el conflicto madre/hija es la base de la historia y los personajes masculinos son irrelevantes en comparación, y ligar esta perspectiva de género con una perspectiva de clase también mucho menos habitual de lo deseable. Ni el primer amor ni los problemas familiares se viven igual desde una posición acomodada, que es como el cine lo suele mostrar, y desde la de la chica protagonista, que no quiere quedar atrapada en la frustración de sus padres. Una película imperfecta, pero de las más llenas de vida y de autenticidad de este año.

8.- El veredicto (Richard Eyre, Reino Unido)

Probablemente la mejor interpretación de 2018 nos la ha ofrecido Emma Thompson, desaprovechada desde hacía años, en este drama donde el director de Diario de un escándalo vuelve a mostrar su pericia artesanal para que los actores puedan dar lo mejor de sí mismos. Con la estimable colaboración del escritor Ian McEwan, que ha llevado a cabo él mismo el guión de esta adaptación de su novela La ley del menor, la película pega sin ostentaciones y con elegancia y sutileza un repaso al clasismo en la sociedad británica, a las crisis de parejas que entran en la madurez, y sobre todo a la soledad  y al peso que conlleva ejercer un puesto de responsabilidad.

9.- En la sombra (Faith Atkin, Alemania)

Otro thriller europeo de trasfondo social, en este caso recordando que la violencia terrorista de extrema derecha blanca y cristiana existe y que, aunque parezca que las parejas multiculturales están asumidas por la sociedad, cuando se vive una circunstancia extraordinaria que rasca esta superficie, la realidad detrás de las apariencias puede ser muy diferente, como seguramente habrá experimentado en carne propia el director Faith Atkin, un alemán que, como otros muchos, no suele ser visto como tal a causa de los orígenes turcos de su familia. El suspense se centra en la lucha  de una víctima del terrorismo entre el deseo de venganza y la racionalidad que le exige renunciar al odio.

 10.- Infiltrado en el KKKlan (Spike Lee, USA)

Consigue entrar por los pelos en el ranking uno de los títulos más aclamados de la temporada, la vuelta de Spike Lee a la primera línea del cine cuando ya parecía encontrarse camino del olvido. Lo ha conseguido con un título lleno de acción, divertido y muy resultón, aunque que nos quieran vender que el gran acontecimiento del año en cuanto a cine político sea algo tan inocuo como una crítica al Ku Klux Klan, una agrupación que solo puede ser retratada mediante la caricatura puesto que sus propios miembros son en sí mismos una caricatura, es un buen indicador de lo mal que andan los tiempos en su día. Mientras Haz lo que debas o incluso en menor medida Malcolm X suscitaron debates de interés en su día, Infiltrado en el KKKlan no aporta nada más a la causa antirracista que pasar un rato entretenido y homenajear el cine de blaxploitation de los años 70, que tampoco está nada mal.