CrÃtica de Antebellum
Curioso hÃbrido de cine de terror heterodoxo con elementos de cine histórico y social con curiosos giros en la trama y que consigue diferenciarse de otros tÃtulos del género. Un digno entretenimiento en el que es mejor eludir lecturas más complejas.
ANTEBELLUM de Gerard Bush y Christopher Renz
En pocas pelÃculas es tan obvia la división clásica en tres actos del teatro griego, planteamiento, nudo y desenlace, como en esta. Es un buen ejemplo también de como la arquitectura dramática más tradicional, con tres actos marcadÃsimos, se puede conjugar con las piruetas narrativas de última tendencia, como es alterar el orden cronológico de esos actos, y jugar con la representación y la ficción dentro de la ficción, algo que puede sonar crÃptico dicho asà sin mayor explicación, pero que no se puede desarrollar sin hacer spoilers graves. La naturaleza mixta del producto, que combina cine histórico con terror y con denuncia social, y hace difÃcil su catalogación en géneros, es otra caracterÃstica propia de nuestro tiempo.
Desde una óptica comercial, estamos ante un producto brillante, que alterna muy bien el terror opresivo del comienzo con un segundo acto más relajado y un tercero lleno de acción, que se sale de los esquemas más manidos y que además puede venderse como una pelÃcula con mensaje, aunque esto resulte algo tramposo, como veremos a continuación.
Terror antirracista
Los dos directores, Gerard Bush y Chistopher Renz, que ya habian trabajado a duo en proyectos anteriores, son debutantes en el largometraje y además también guionistas; esta carta de presentación les permite dirigir su carrera hacia diferentes caminos en el futuro. La actriz protagonista, Janelle Monae, es capaz de llevar el peso de una historia compleja en la que su personaje presenta registros muy diferentes, y tal vez la pega relevante a nivel dramático que se puede poner al guión es un tratamiento muy pobre del personaje de la antagonista, Jena Malone, una villana un tanto de opereta cuya motivación resulta difÃcil de comprender.
Es más discutible otro aspecto de la pelÃcula, también muy contemporáneo, que es el discurso que propone con respecto a la cuestión racial y feminista, en un enfoque interseccional también muy a la moda, siguiendo la estela de Jordan Peele, el autor de Déjame salir y Nosotros. Puede ser peligroso cuando se abordan este tipo de temáticas en pelÃculas como la que nos ocupa, que no renuncian en ningún momento a su condición de espectáculo y que no proponen una experiencia reflexiva sino emocional.
Antebellum asocia, como se hace a veces en cierta prensa desde una perspectiva a la vez reduccionista y sensacionalista, a determinados sectores de la sociedad norteamericana actual con los episodios más oscuros de la historia del paÃs, insinuando que la vuelta a ese periodo es la auténtica pretensión de cierta élite blanca y recurriendo a esa máxima, tan extendida pero tan discutible, de que el pueblo que desconoce su historia está condenado a repetirla, como si los siglos transcurrieran en balde y fuera posible considerar con cierta seriedad que una época histórica puede ser equivalente a otra anterior.
En resumen, cine de género y de entretenimiento bien construido y digno, pero si pretendiera ser cine activista o militante no se sostendrÃa, ya que su mensaje tomado en serio serÃa pura conspiranoia. Esperemos que no sea esta última la intención de sus autores.