Crítica de El destino de Júpiter (Jupiter Ascending)
Después de cambiar el cine para siempre (Matrix) y de firmar el primer clásico del cine del fututo (Speed Racer), era muy complicado que The Wachowskis consiguieran mantener el pulso.
El Atlas de las Nubes fue una jugada arriesgada que salió regular. Una película extrema, “porno duro” donde no era fácil entrar y formar parte del carnaval filosófico que proponía ya la novela de David Mitchell. Y parece que los hermanos han querido reducir el derecho de admisión para su nueva propuesta galáctica.
El destino de Júpiter (Jupiter Ascending) sorprende como historia original poco original. Retales de docenas de historias ya contadas confluyen en una historia excesivamente enrevesada para resultar tan simple, aunque puede que mucha culpa esté en una sala de montaje que ha devorado gran parte de la lógica de su narración.
Si su escasa originalidad viene acompañada por una acción trillada, unos efectos especiales de los que hay que abusar para aguantar el chaparrón y un paupérrimo uso de las tres dimensiones, el resultado es una aburrida epopeya de ciencia ficción que recuerda, por desgracia, a descalabros como Másters del Universo o Super Mario Bros.
Claro que hay algo de luz en esta Cenicienta galáctica, que viene de diseños grandilocuentes con gracia y unos golpes de humor inesperado que parecen salidos del anterior trabajo de los hermanos, pero que no compensan el calvario de dos horas que supondrá un obstáculo difícil de esquivar para la libertad de unos creadores que han fracasado a la hora de intentar complacer a todos los públicos.
1.5 / 5