Crítica de ¿Quién mató a Bambi? (2013)
Sin comerlo ni beberlo y como si de una oda a la Ley de Murphy se tratase, nos llega esta comedia del director español Santi Amodeo en un giro diametralmente opuesto a sus últimos trabajos, dedicados al drama puro y duro con Cabeza de Perro o la curiosa Astronautas.
Pero Amodeo no nos trae una propuesta cómica cualquiera, sino que en un estado de catarsis tarantinesca nos aporta un enjambre de particularidades que bebe de fuentes tan variopintas como El Quinteto de la Muerte de Mackendrick, Reservoir Dogs o My Boss´s Daughter.
Dos empleados de una oficina, su jefe y a la vez el padre de la novia de uno de ellos en el maletero de su coche y por otro lado un empresario y su compinche que planean un secuestro rápido y terminan también en su maletero pero con la persona equivocada.
A partir de aquí las situaciones comienzan a derivar en un ritmo frenético, con risas aseguradas, con un inicio prometedor que incluso te hará creer que puedes estar ante la comedia del año. Sensación que se ayuda de contar con un reparto de “all star” del humor sin excesos, de saber hacer reír sin irritar, con Quim Gutiérrez, Julián Villagrán, Ernesto Alterio, Clara Lago o el híper tenso bizco Manolo Solo entre otros secundarios con pseudo Torrente incluido (Joaquín Nuñez).
Por desgracia el refranero universal de lo que bien empieza bien acaba no ve aquí su reflejo. Varios son los problemas que empañan lo que es en general un más que aceptable conjunto. Por encima de todo te avisamos que si piensas ver la película y no has visto el tráiler no lo hagas, porque ese minuto y medio de duración hará que en demasiados momentos de Quién Mató a Bambi parezcas vivir ese “deja vu” de algo que ya has vivido con anterioridad.
El segundo problema es su propio planteamiento disparatado, que parece terminar yéndosele de las manos a Amodeo perdiendo el rumbo en su tramo final y acabando el festín sin ni siquiera haber llegado a la hora de la tarta.
Pero ojo, que aquí lo bueno es tan bueno que pese a todo sigue quedando un escalón por encima de los aspectos negativos. Con momentos memorables, humor negro sin complejos ni vergüenzas y un devenir tan ameno que se te pasa en un suspiro.
Posiblemente a muchos no les parezca más que un especial de Navidad de Camera Café, pero con sus errores y defectos te sacará más de una sonrisa, divirtiéndote y evadiéndote durante hora y media de metraje. ¿Qué es una comedia si no eso? Pues objetivo cumplido.
3 / 5