Crítica de Ocho apellidos vascos

Las comedias de enredos son un recurso tan usado como trillado en el género, con una relación calidad cantidad desproporcionada. Resulta curioso que sea Emilio Martínez-Lázaro, un director de 69 años quien haya conseguido rescatar esa chispa necesaria para hacer fácil lo difícil, hacer reir.

Ocho apellidos vascos” juega al ratón y al gato durante todo su metraje, con situaciones disparatadas, imposibles, con la Ley de Murphy siempre por delante, y partiendo como base de los tópicos de vascos y andaluces que son el germen de chistes desde hace décadas, pero curiosamente aquí funciona sorprendentemente bien.

Cuando vas a ver una película de este corte lo que buscas es reirte, pasar un rato divertido entre carcajadas, olvidarte de todo y disfrutar de un rato agradable desde la cómoda butaca de cine, y con “Ocho apellidos vascos” no te reirás una, ni dos, ni tres veces, sino que lo harás de principio a fin, con algunos de los diálogos y réplicas más eficaces en mucho tiempo. El amor entre una vasca y un andaluz que son dos polos opuestos en personalidad y costumbres, será el epicentro de inesperadas situaciones que obligarán al señorito sevillano a adoptar nombre y personalidad vascas para conquistar a la chica.

El reparto ayuda a que el trabajo de Martínez-Lázaro se muestre efectivo consiguiendo lo que se propone. Una pareja protagonista tan homogénea como heterogénea a su vez formada por Clara Lago y Dani Rovira, pero sobre todo secundados con unos actores de reparto que son como la sal de la vida. Karra Elejalde está enorme, como ese suegro que sólo aparece en la peor de nuestras pesadillas, Carmen Machi por su parte, es esa adorable madre (de pega) que hay que quererla sí o sí, y ambos forman esa característica pareja de poli bueno y poli malo que origina alguna de las secuencias más divertidas de la película.

Punto y aparte se merecen Alfonso Sánchez y Alberto López, sinónimos de la gran carcajada del siglo, como dos andaluces más puros que el aceite de oliva virgen, y que ya piden a gritos una nueva película juntos como protagonistas tras “El Mundo es Nuestro“.

“Ocho apellidos vascos” no viene a sellar su nombre en la meca del cine, es una comedia romántica sin pretenciones y con el final predecible de siempre, pero cumple su función y ofrece lo que promete, sin medias tintas ni falsos mensajes sociales que no vengan a cuento. Pero su mayor problema es empezar demasiado fuerte, y aunque siempre consigue moverse por la tangente del humor, la premisa de éste va perdiendo poco a poco su factor sorpresa y su efecto va diluyendo su fuerza.

¿La recomendaría? Con los ojos cerrados, si te ha llamado la atención en alguno de los tráilers o lo que hayas leído de ella, superará con creces tus expectativas y muy probablemente la disfrutarás como un enano. ¡Gora Euskadi mi arma!

Puntuación Final:
3 / 5

Tráiler de Ocho Apellidos Vascos