Crítica de El bar
Un completo frenesí de humor negro, malicia, violencia y repugnantes escenas escatológicas que muestran la peor cara de la sociedad española, también la más primitiva. ¡Álex de la Iglesia en estado puro!
El tiro de gracia de Álex de la Iglesia
Algo que le encanta a Álex de la Iglesia es retratar a esa España de barrio, esa gente del día a día. Sin embargo, al cineasta no le interesa hacer un drama social al estilo de Jaime Rosales o de manera intimista y algo pícara como lo hace Almodóvar, no, De la Iglesia hace relucir la peor cara de la sociedad española de manera zafia, brutal y completamente destroyer, como se pudo ver en películas como ‘La comunidad’, ‘El día de la bestia’ o ‘Las brujas de Zugarramurdi’. Tras la suave ‘Mi gran noche’, el director vuelve a sacar su lado más violento con ‘El bar’, presentada fuera de concurso en el 67º Festival de Berlín y en el 20º Festival de Málaga.
Son las nueve de la mañana. Las calles de Madrid están plenamente despiertas, en un bar cercano a la Gran Vía, varias personas se reúnen para tomarse su desayuno o un café antes de entrar a trabajar. Un tipo gordo y, aparentemente griposo, entra en el baño del local. Al poco tiempo, un ejecutivo termina de pagar su desayuno y se dispone a salir hacia su trabajo. Nada más cruzar la puerta del bar, el individuo recibe un tiro en la cabeza. El barrendero que estaba en su descanso para el café sale en su auxilio y también recibe un tiro. Debido a esto, el resto de los clientes y la dueña del local se niegan a salir, se sienten atrapados, temen todos por su vida.
Una película claustrofóbica que saca a la luz el lado más oscuro de la sociedad
El filme entra rápidamente en acción, sin dejar al público ningún margen para respirar, entremezclando tiros en la cabeza, escenas escatológicas y una rápida presentación de personajes, ocho individuos heterogéneos que estarán encerrados en una jaula cuan sospechosos en la isla de los ‘Diez negritos’ de Agatha Christie. Es en ese sentido cuando De la Iglesia brilla firmando un magnífico primer acto, frenético, brutal y ácidamente humorístico. A diferencia de ‘Mi gran noche’, toda la trama queda centrada en un minúsculo bar de barrio.
Aunque, como le ocurre con ‘Las brujas de Zugarramurdi’ o la ya citada ‘Mi gran noche’, el cineasta comete el error de crear ocho personajes diferentes que no logran crear empatía hacia el público, o al menos no todos. Cierto es que ese grupo tan heterogéneo (la chica pija, el hipster postureta, el policía fascista, el vagabundo pirado, la tacaña dueña del bar…) logra servir como incómoda metáfora de la sociedad actual española, en la que el director saca a relucir su vena más egoísta, individualista y poco solidaria. De ahí que el filme funcione.
Un primer acto magnífico, una resolución regular
Sin embargo, conforme la trama va trascurriendo, el desquicio va en un aumento progresivo hasta el punto de convertirse en un frenesí hecho para los fieles seguidores del director, provocando un alto grado de violencia, humor negro y escenas repugnantemente escatológicas, muchas de ellas injustificadas. Una explosión que al director se le va de las manos, resolviendo la trama de una manera inverosímil y predecible. Pese a ello, la cinta está a un nivel superior que sus anteriores propuestas, gracias a un reparto magnífico. De hecho, De la Iglesia logra sacar las mejores actuaciones tanto de Mario Casas como de Blanca Suárez. Además, hay que mencionar las estupendas interpretaciones de Jaime Ordóñez, Carmen Machi y Secun de la Rosa, mención aparte a la gran Terele Pávez.
Su entregado reparto como un primer acto magnífico hace de ‘El bar’, la mejor película dirigida por Álex de la Iglesia desde ‘La chispa de la vida’ y ‘Balada triste de trompeta’. Un brutal e incómodo reflejo de una sociedad cínica, hipócrita y tremendamente egoísta, entremezclado con un humor muy sui generis, sello del cineasta. Quizás sea un filme menor en su filmografía, pero demuestra que, en su terreno, Álex de la Iglesia sigue brillando.
Tráiler oficial de El bar
Crítica de El bar
- Dirección
- Guion
- Interpretaciones
- Montaje
- Sonido
Resumen
Una película brutal y de lo más destroyer. Llena de humor negro y malicioso, Álex de la Iglesia saca a relucir el lado más egoísta y perverso de la sociedad española. Lo hace, como siempre, con su particular visión cinematográfica. Brutal.