Crítica de Terminator: Génesis
Lo cierto es que el reparto, el título y el director de un proyecto tan delicadito como es una nueva secuela de Terminator, daba miedo. Resetear un universo tan querido por los amantes del cine en general, porque estas pelis van más allá del fan de género, era un asunto arriesgado. Pues bien, debo decir que me he llevado una sorpresa agradable.
Terminator Génesis se reinventa y agarra el eterno bucle para dar una nueva vuelta de tuerca y acercar a las nuevas juventudes una oportunidad de revivir viejos momentos y situarlos en la era online, aunque también debo decir que hay una serie de elementos que chirrían. Y me temo que era algo inevitable.
Uno de los aciertos es un regalo de primer acto, temporalmente situado a la par que la primera entrega, que hace recomenzar la saga desde sus cimientos: en 1984
Volveremos a ver la llegada del asesino del futuro y recordaremos momentos clásicos revisitados, igual que cuando una vieja banda reedita sus antiguos éxitos con una remasterización que al principio molesta, porque está demasiado limpia y porque puede que aquellas líneas de bajo no sonasen igual, pero que con el tiempo terminas por llevar a diario en el iPod para descubrir qué pretendían enseñar ahora y que se guardaron entonces.
En este caso, el personaje de J.K. Simmons sería el bonus track, la cara b que nunca vio la luz pero que sus responsables han querido premiar tantos años después. Lástima que no aporte nada a la trama y que sea totalmente prescindible. Más o menos como la película en sí, puede que sea innecesaria pero también se ve con agrado y facilidad.
El casting es sin dudas el peor de las cinco pelis, aunque el brutal carisma de Arnold Schwarzenegger hace que uno disfrute de la película aunque el resto del reparto fueran ardillas o pastores alemanes.
Las incongruencias y los (re)descubrimientos van de la mano y los personajes viajan por el tiempo con la misma facilidad con la que tú coges el ascensor del edificio, pero eso es lo de menos si te persigue SPOILER una suerte de hijo putativo de Google y HAL 9000 que debe aniquilar a la humanidad FIN SPOILER
Tampoco es que la nueva pareja de héroes resulte inolvidable. Teniendo en cuenta que están obligados a quererse y que tienen TIEMPO de sobra, poco nos importa lo que pase a medida que el metraje avanza ya que la química es más bien escasa. Puede que la culpable sea la propia Sarah Connor, un personaje que en realidad es el espectador. O eso o con tanta línea temporal la propia muchacha haya podido alquilar la saga en el videoclub y dedicar un fin de semana a tomar apuntes.
Resumiendo, Terminator: Génesis prescinde de las gafas de sol, pero remezcla el universo Skynet sin molestar y, por primera vez -puede que por timidez o desconfianza en sí misma-, no pretende ser más que un blockbuster de verano sin pretensiones metafísicas ni teorías cuánticas. Puede que por eso mismo uno termine por disfrutar del viaje.
3 / 5