Crítica de Jack el caza gigantes

¿Otro cuento popular en tres dimensiones para el público del siglo XXI? Maldita sea…

No! Bryan Singer se ha molestado lo suficiente como para no aburrirnos (como lo hizo con Superman) y recupera (parte) de la esencia aventurera perdida, aunque se pierda en feos territorios digitales (el plano final, el castillo), en el cine de género actual.

Jack el caza gigantes es una agradable conversión que funciona mejor de lo que lo hizo la reciente John Carter, donde todos los personajes perdían el tiempo soltando parrafadas absurdas y daban demasiadas explicaciones. Aquí, literalmente, no da tiempo.

Alejándose de tempos como el de Oz y durando veinte minutos menos, aquí no hay tiempo que perder y los acontecimientos se suceden sin respiro. Otro acierto es que el guión tenga un tono desenfadado, casi idiota, y todos los personajes tengan gracia y estén vivos.

A pesar de estos aciertos, la narración se atasca un poco en el tercer acto, donde la batalla no es que no termine nunca, es que no termina de empezar.

Los gigantes son otro valor seguro, y la primera aparición, con Jack bajo el agua, es realmente espectacular.

Lástima que el tono sea demasiado blanco, aunque el destino del villano sea tan bruto como hermoso.

Ideal para una tarde de cine y recuperar el espíritu de la magia. Eso sí, las tres dimensiones son totalmente prescindibles. Otra vez.

Autor de esta crítica: @kikovegar