Crítica de It follows (2014)

Que servidor haya disfrutado enormemente de It Follows, de sus chicas, de sus chicos, de sus miedos o de su música no significa que esté ante uno de los films de género más originales que me haya echado a los ojos recientemente. Es más, me parece un cúmulo de buenos prestados y mejores robados a los que les ha sentado de fábula la capa de pintura hipster de la que es tan difícil huir. Casi tanto como esa cosa a la que hace referencia el título.

Macedonia de referencias y estupendo trabajo de cámara para el segundo largometraje de David Robert Mitchell, que rodeado de gente guapa y sin adultos ha sorprendido a propios y extraños con una revisión de los horrores que han poblado el cine durante toda su historia.

Hay un par de influencias notables en It Follows: Halloween y Carnival of souls. De la primera, además de los sintetizadores tan de Carpenter, absorbe los barrios y los perfiles de los personajes principales, mientras que de la segunda directamente toma prestados momentos concretos, como la carrera en la playa o alguna aparición sobrecogedora.

Hay mucho más, claro, pero también aporta un lado aventurero que parece salido de Los Cinco o de Scooby Doo muy de agradecer, casi tanto como el detalle de que, aunque con un par de retrasos, también vaya a estrenarse en España, casi junto a su compañera The Guest.

El fantástico está en forma y nosotros tan contentos. Que siga la fiesta.