Crítica de Insidious Capítulo 2 (2013)

James Wan nos deja. El director de Saw, Silencio desde el mal, Sentencia de muerte, Insidious y Expediente Warren abandona el género del terror para, según dicen las malas lenguas, no volver jamás. Al menos eso es lo que se dice desde el otro lado, ahora que Wan prepara la séptima entrega de la saga Fast & Furious, que cada vez cuenta con más nombres molones y más atractivas e imposibles secuencias de acción. Lo siguiente, parece, será una incursión en la ciencia ficción.

Insidious Capítulo 2 empieza en el momento en que la primera parte finalizaba, con un prólogo que nos sitúa en unos acontecimientos ya explicados en la original: el padre de familia tenía, en su niñez, el mismo don que ahora tiene su hijo para viajar de manera astral fuera de su cuerpo. Nada que objetar salvo el escaso interés para un espectador que no necesita que le vuelvan a contar algo que ya habían hecho con anterioridad.

Secuela al uso, sin gran parte de la garra y de la fuerza que tenía la original y que se potenció hasta el infinito en la obra cumbre de Wan, The Conjuring (AKA Expediente Warren), el segundo capítulo, con cinco veces más presupuesto (del millón de la primera a los cinco de aquí), transita por caminos dispares. Quizá demasiados. Aún así, durante el primer fin de semana en USA ya ha recaudado más de cuarenta millones de dólares.

El primero, y es algo que Wan destaca en una televisión encendida donde proyectan Carnival of souls (Herk Harvey, 1962), es el homenaje, tanto a la obra de Harvey como a su propia idiosincrasia. El segundo, aunque responda a parte de nuestras plegarias previas (más minutos para la pareja de cazafantasmas), se aproxima más al cine de su productor, el terrible Oren Peli, y a las series de terror actuales (recuerda mucho  a la segunda temporada de American Horror Story), que al cine de Wan. En esa segunda película, lo paranormal choca con otro subgénero, lo que hace que se pierda parte del encanto demoníaco del primer capítulo. Con todo, hay suficientes momentos potentes en la trama de investigación como para no terminar desconectando con la película.

Sin la tensión y los  sudores fríos a los que James Wan nos tenía acostumbrados, el capítulo dos no puede competir con los dos trabajos anteriores del director, dejándonos un sabor agridulce en nuestros paladares. Quién sabe sí, de haber cambiado las fechas de sus estrenos y dejando para la despedida su mejor película, estaríamos ante uno de los directores definitivos por excelencia dentro del género este siglo.