Crítica de A primera vista
La adolescencia, ese difícil tránsito de la infancia a la adultez se ha retratado múltiples veces en el cine, unas de forma acertada y otras de manera más banal y trivial. El descubrimiento de la sexualidad es otro punto habitual tratado en esta etapa. Desde Brasil llega ‘A primera vista’, ópera prima de Daniel Ribeiro y que fue elegida por el país sudamericano para representarle en la última edición de los Premios Oscar.
Leonardo es un adolescente ciego que anhela ser más autónomo, está cansado de estar sobreprotegido por sus padres e, incluso, por su mejor amiga, Giovanna, a la que conoce desde que son pequeños. Decidido a conseguir esa independencia, empieza a hacer los trámites para convertirse en estudiante de intercambio. Sin embargo, todo su mundo se verá tambaleado con la llegada de un nuevo compañero de clase, Gabriel, que provocará que el joven empiece a cuestionarse su mundo.
Ribeiro estaba decidido a producir este largometraje desde que en 2010 dirigió el cortometraje ‘Eu não quero voltar sozinho’ que realizó con los mismos actores. El traspaso a película de larga duración es algo habitual en la producción de filmes. En unos casos sale bien, como recientemente se ha visto con la española ‘El camino más largo para volver a casa’, y en otros se ha visto que el resultado no era el esperado, como en el caso de la cinta independiente ‘I Want Your Love’.
Sin embargo, ‘A primera vista’ resulta una propuesta interesante que consigue desarrollar las ideas y conceptos que ya provenían del cortometraje. Es más, consigue ampliarlos debido a que sus actores han crecido y ya están más cercanos a la etapa adulta que cuando se rodó el cortometraje. El descubrir en la adolescencia la sexualidad, como se ha dicho antes, es un tema algo manido. Cintas como ‘Get Real’, ‘Beautiful Thing’ o ‘El despertar de la inocencia’ ya han relatos historias sobre amores de jóvenes homosexuales en el instituto y sobre lo difícil que es descubrir ser gay en un ambiente claramente hostil.
Pero, la propuesta brasileña se aleja de ello para mostrar con una espontánea normalidad ese descubrimiento con el añadido de que el protagonista es invidente. Con lo cual, Ribeiro trata doblemente dos situaciones fuera de lo convencional para mostrar no sólo descubrir que se es gay sino que no las barreras que hay para una persona ciega son más las de las inseguridades de su círculo que del propio protagonista.
Tratado de una forma pulcra y clara, ‘A primera vista’ es un ejercicio increíblemente blanco e inocente, algo poco visto en cintas de este estilo. Algo que se sabe combinar con un relato que podría ser el del día a día de cualquier familia burguesa de Brasil. Con lo cual, el director no le añade “melaza” a su propuesta, algo que permite valorar el filme más allá de su entrañable historia de amor.
‘A primera vista’ podría ser una respuesta políticamente correcta a lo que fue en su momento ‘La vida de Adèle’. Sin embargo, no tiene la magnitud que sí tenía ésta. Pese a ello, se trata de una propuesta afable, bien dirigida y con una carga personal muy fuerte. Correcto debut para Ribeiro, que consigue mostrar una historia redonda y coherente. Una versión revisada de lo que podría haber sido Ira Sachs si hubiera nacido décadas más tarde. Un relato hecho con dedicación y esmero.