Crítica de Dancer
Pasional, lleno de dedicación. Es la mejor forma de describir un documental que ahonda en la psique más profunda de un talento extraordinario, de un alma atormentada, de una catarsis personal. La entrega de Serguéi Polunin es espléndida.
La tristeza del ángel sin alas
El gran bailarín de ballet Rudolf Nuréyev dijo: “La técnica es aquello de lo que hay que echar mano cuando te quedas sin inspiración”. Hace poco en España se tuvo la ocasión de poder ver en cines el documental ‘Dancing Beethoven’ que narraba la preparación del Béjart Ballet de Lausana de la coreografía que creó el propio Béjart en 1964 de la ‘Novena Sinfonía’ de Beethoven y que la compañía bailó en la Ópera de Tokio. Ahora llega ‘Dancer’, documental dirigido por Steven Cantor y que narra el auge y caída de un virtuoso del ballet, Serguéi Polunin.
Considerado el mejor bailarín de su generación y comparado con Nijinski o Nuréyev, Serguéi Polunin es un alma atormentada. Llamado el “enfant terrible” del ballet clásico, Polunin no tuvo una infancia fácil. Separado de sus padres, el joven debió abandonar su natal Jersón, en Ucrania a los 13 años para ingresar en la prestigiosa British Royal Ballet School. Dotado de una habilidad natural para el baile, su extraordinario talento fue también su mayor tormento, lleno de presión y sin un ápice de afecto por una familia que vivía a kilómetros. Siendo el primer bailarín más joven de la Britsh Royal Ballet, con sólo 19 años, su salida precipitó un tumultuoso descenso a los infiernos del que logró renacer cual ave fénix.
El tormento del virtuoso
Cantor acierta con un documental en el que se retrata los tormentos de un artista, de un alma que ha perdido su pasión, incluso su sentido en la vida. Cual estrella del rock, la cinta va mostrando poco a poco ese excepcional impulso a la cima de la danza, aquella por la que muchos bailarines luchan durante muchos años para llegar y a la que Polunin llegó en cuestión de meses. Con una narrativa clásica, propia del biopic, Cantor acierta al seleccionar una interesante colección de imágenes en las que combina grabaciones personales con vídeos de informativos y declaraciones, provocando la sensación de meterse dentro de la mente de su torturado protagonista.
De esa manera, el documental hipnotiza y atrae al espectador, que se deja arrastrar por los elegantes movimientos de ese efebo herido, en los que se percibe la falta de cariño por parte de unos padres que no supieron entender los deseos de su propio hijo, de un joven cuyo talento acabará siendo una losa en su vida debido a la fuerte presión que ha padecido durante toda su vida. Recordando en varios momentos al fascinante documental ‘Amy’, incluso a ‘La sal de la tierra’, ‘Dancer’ muestra no sólo cómo el peso de la fama y la soledad es capaz de ahogar la pasión de un artista excepcional.
Y es ese dolor y la búsqueda de la pasión perdida la que atrapa al público. ‘Dancer’ está hecha con especial devoción por el arte de los movimientos de Polunin, que culmina en una catarsis personal que fue su vídeo despedida, ‘Take Me to Church’, canción de Hozier y que fue dirigido por David LaChapelle, que se volvió viral y motivó al bailarín a resurgir de sus cenizas cual ave fénix.
Magnífico testimonio del resugir del ave fénix
Con la pasión recuperada, en el cine pronto se le volverá a ver a Serguéi Polunin, este año debutará como actor en ‘Asesinato en el Orient Express’, ‘The White Crow’ y ‘Red Sparrow’. Sin embargo, sus proyectos sobre el escenario bailando son los que esperará con impaciencia el público, hace poco se le pudo ver bailando en ‘Mayerling’ con el Ballet de Múnich, con el que suele colaborar asiduamente.
Con el ave fénix resucitada, ‘Dancer’ es un interesante descubrimiento de cómo un alma atormentada, un mal llamado “juguete roto”, ha sido capaz de recuperar esa pasión perdida. Magnífico documental, llena de pasión y dedicación.
Tráiler en español de ‘Dancer‘
Valoración de Dancer
- Dirección
- Guion
- Música
- Fotografía
- Montaje
Resumen
Un documental lleno de pasión, dedicación y sentimiento. 'Dancer' es la confesión personal de un talento fuera de lo común, de un virtuoso del baile, pero también es el relato de un alma llena de dolor y melancolía. Magnífico retrato de la catarsis personal y el resurgir un ave fénix.