Velvet Temporada 3 Capítulo 10 Análisis: “No digas adiós”
Una noche más Velvet vuelve a brillar frente al resto de ofertas de la competencia. Con 3.266.000 de espectadores y un 18,2% de share, la serie de Antena 3 protagonizada por Miguel Ángel Silvestre y Paula Echevarría, entre otros, vuelve a batir el récord de espectadores por tercera semana consecutiva, demostrando que sus tramas todavía interesan a los miles de seguidores de la serie.
En este décimo episodio de la tercera temporada de Velvet titulado “No digas adiós”, todo el mundo comenta la gran noticia del día que aparece en la prensa: la confesión de Alberto acerca de la verdadera paternidad del hijo de Cristina. Además, Alberto moverá ficha para lograr que Patricia le ceda sus acciones, lo que hará peligrar su boda con Valentín. Mientras tanto, Pedro intenta hacer frente a los nuevos retos. Si quieres saber al detalle lo sucedido, sigue leyendo pero ¡¡alerta spoiler!!
El chantaje
Los preparativos de la boda de Patricia y Valentín Alcocer siguen en marcha. Aunque su futura suegra no hace más que poner pegas a cada paso que dan, Patricia tiene a su favor el poder de convicción que ejerce sobre su prometido, además, la llegada de Gloria, su madre, aunque no se llevan bien, es otro factor positivo para Patricia, ya que madre e hija tienen el mismo propósito: volver a tener el prestigio y los privilegios de antaño.
Sin embargo, parece que el plan de Patricia está a punto de venirse abajo cuando Alberto le sorprende enseñándole unas fotografías en las que se le ve junto a Jonás en actitud más que cariñosa. Alberto quiere utilizar esas imágenes y toda la información que posee para conseguir que Patricia le ceda todas sus acciones, convirtiéndose así en el máximo accionista de las galerías Velvet. Pero en un principio, parece que Patricia no va a ceder al chantaje.
Enfurecida por ver peligrar su matrimonio, Patricia acude a la habitación de Jonás para reprocharle que le haya contado todo a Alberto y haya sido capaz de vender las fotografías. Sin embargo, Jonás no tiene ni idea de lo que le está contando, más bien al contrario, él sí está enamorado de ella y jamás sería capaz de hacer nada que le fuera a perjudicar.
Decidido a dejarle las cosas claras, Jonás se sincera con Patricia y le explica que casarse con Valentín sólo por sus negocios, por su patrimonio, por su dinero, no es la mejor manera de ser feliz. Con estas palabras Jonás vuelve a demostrarle que su historia con ella no son sólo encuentros esporádicos sino que el amor que siente por ella es verdadero. ¿Seguirá Patricia adelante con su boda o se rendirá al amor de Jonás?
Todo por un sueño
Mientras tanto, ajeno a los problemas de su primo, Pedro lucha por cumplir con su trabajo en las galerías, por estudiar con ayuda de don Emilio para sacarse el bachillerato y por dejar embarazada a Rita. Su mujer cada vez está mas preocupada porque pasa el tiempo y no logra quedarse en cinta. Agobiada e incluso asustada por no poder ser madre, Rita se plantea acudir al médico para salir de dudas. ¿Podrá ser madre?
A pesar de todo, Rita insiste porque ser madre es su mayor sueño y no duda en buscar a su marido cada dos por tres para que el ritmo no decaiga, sin embargo, tanto esfuerzo tiene completamente agotado a Pedro, que no puede más intentando quedar bien con Rita, con su trabajo y con don Emilio. Ella va la actitud de su marido como un desinterés por ser padre porque Pedro ya tiene un hijo, pero lejos de eso, Pedro lo único que desea es tener un bebé con Rita y poder darle lo mejor a su familia.
Por su parte, Cristina ha visto cómo todos sus sueños, en especial el de atar para siempre con ella a Alberto, se han desvanecido de golpe y porrazo. Todos los periódicos recogen la noticia de que el hijo que espera no es de Alberto, lo que ha provocado que Cristina ahora esté más sola que nunca. Toda su familia y amigos le han dado la espalda y es la comidilla de todo Madrid, ¿cómo logrará salir de ese pozo en el que se ha metido?
Tanta soledad provoca que Cristina pierda la cabeza por completo y telefonee a Ana para gritarle mil improperios, pero sólo logra obtener la compasión de la costurera, cosa que le irrita todavía más. Desesperada por completo, Cristina decide tomarse unas pastillas para quitarse de en medio, pero su hermano Enrique logra llegar a tiempo evitando que ocurra una desgracia.
¿Adiós definitivo?
Con la propuesta de Cafiero en mente y sin ninguna ilusión después de enterarse de que no va a ser padre y de perder a Ana, Alberto consigue que Patricia le ceda sus acciones para convertirse en el máximo accionista de las galerías. Con este poder, Alberto acepta vender el negocio a Enzo Cafiero para que pueda convertir a Ana en una modista de renombre y tenga el éxito que se merece.
Tras enterarse de que Enzo le va a ayudar, Ana vuelve a sonreír de nuevo, aunque se pregunta qué va a ser de Alberto, pero el joven no le cuenta la verdad y decide cambiar de tema animándola a que vaya a contar la buena nueva sus amigos para celebrarlo todos juntos. Mientras tanto, Alberto se queda solo asimilando que se va a marchar y a alejarse de sus amigos y del amor de su vida.
Finalmente Alberto y Mateo se reúnen con Cafiero para aclarar antes de la firma que Mateo será el subdirector y Patricia la diseñadora internacional de la casa de las joyas, al mismo tiempo que Enzo trabajará para lanzar internacionalmente a Ana Rivera. Con todo aclarado, Alberto no duda en firmar el contrato, renunciando así a tanto trabajo y a todos sus sueños. ¿Volverá a recuperar lo que le pertenece?