Person of Interest Temporada 4 Capítulo 21 Recap: Asylum
Penúltimo capítulo de la temporada de Person of Interest, más interesante que nunca. Si en el episodio anterior las cosas empezaban a ponerse feas para el grupo, en este algunos hechos precipitan lo que ya se espera como un final realmente emocionante. ¡Alerta spoiler!
Última oportunidad
El episodio de esta semana ya me gusta pues sale Control (Camryn Manheim). ¿Habrá abierto ya los ojos ante las revelaciones de Finch de la última vez? Ahora se encuentra en una misión algo extraña. Una señora va con el coche y, cuando intenta frenar, el coche no responde y choca contra un pilar. Entonces es cuando aparece Control y sus hombres, secuestran a la mujer y en su lugar colocan el cadáver de una mujer muy parecida. Por último, hacen estallar el vehículo. ¿Para qué tanta molestia?
Tras llevar a la mujer a un lugar seguro, la amordaza a una silla y, al despertar, le asegura que tienen que hablar sobre Samaritan. La señora (llamada Shelly) se hace la tonta, diciendo que no sabe qué significa eso, pero Control nunca se equivoca. Para refrescarle la memoria tiene allí también atado a Tyler (Juan-Pablo Veiza), uno de sus mejores agentes.
Con un “es tu última oportunidad para despedirte”, Control saca una pistola y dispara a Tyler en la cabeza, mientras Shelly (Lynn Marocola) empieza a llorar asegurando que no entiende nada. Control, por su parte, piensa que sí sabe de qué habla. Tyler era un topo de Samaritan en la ISA, la agencia que ella misma comanda, y confesó que Shelly era su jefa. Shelly sigue negándolo todo y solo quiere ir a su casa con sus hijos. Control también tiene una hija, y por eso le dará una última oportunidad para recapacitar.
No tienes ni idea
Pero ella lo sigue negando todo. Control dice una frase muy reveladora: “Yo también hubiese estado a la sombra de no ser por unos amigos que me abrieron los ojos”. Y entonces le muestra un foto en la que sale con Tyler. También tiene una foto de ella en la Casa Blanca. ¿Cómo llega una maestra de escuela ahí? Y no precisamente de turista. Es entonces cuando Shelly cambia por completo de actitud y cara: “No tienes ni idea de lo que te viene encima”.
Control le pregunta a Shelly por su contacto en la Casa Blanca. Está claro que ahí pasa algo y es muy gordo. Shelly habla de un “encarrilamiento” que va a tener lugar. Una corrección que no es algo ajeno a la propia Control (y se refiere entonces al asesinato de Ingram). Ahí es cuando la directora del ISA entiende que está hablando de un ataque propiciado por Samaritan. Necesita saber cuándo. Y me encanta Shelly porque lo lleva apuntado en la agenda, en el bolso. ME ENCANTA.
Lo que no me encanta es la fecha: 6 de mayo. LA SEMANA QUE VIENE. Coincidiendo con el día después de la emisión del último episodio de la temporada. Qué oportuno. Al lado de la fecha, Shelly apuntó un número. Un dato que no va a contar. Pero todavía tiene Control una oportunidad para salvarse, asegura la mujer, solo si mira hacia otro lado y no interviene.
Shelly asegura que un nuevo mundo se avecina, que Samaritan dará a cada uno una misión y que para muchos otros será el fin. “Qué mal que no vayas a vivir para verlo”. Y Control le pega dos tiros porque es lo que queríamos todos callar ya a la loca esta.
Hermandad
En la puerta de los juzgados, Fusco reprende a Reese que no le dijese nada sobre su último caso. Recordemos que pasó un mal rato en un coche en medio del bosque, helado y hablando solo y con Carter. Están allí por un asesinato múltiple de algunos miembros de la Hermandad. La principal duda que surge ahí es cómo los atacantes pudieron pasar las armas por el arco de seguridad.
John también tiene otra importante pregunta. ¿Cómo no recibieron sus números? Finch asegura que puede que Elias, el instigador de aquellas muertes, puede haber hallado la manera de sortear a la Máquina. O lo que es peor, puede que Samaritan haya encontrado su emplazamiento y por eso se calla. Root asegura que, de ser así, todos estarían ya muertos. La mujer acaba de llegar del extranjero con un chip escondido en una escayola en el brazo.
Una llamada a un teléfono público en los juzgados hace saltar los números de Elias, el mafioso, y Dominic, líder de la Hermandad. La guerra entre ellos ha comenzado y están los dos en peligro porque cada uno quiere matar al otro. En medio, dos facciones enfrentadas y muchos más muertos por venir. Con tal de evitar la batalla, Finch manda a John –esta vez con Fusco- a vigilar algunos negocios de la Hermandad.
Harper Rose
Su siguiente paso es por el lado de Elias, y visitan su última adquisición, un banco. Al entrar aseguran que pueden dejarles hablar con el jefe o venir después con un equipo de los SWAT. Elias les aconseja no intervenir y nos enseña para qué quiere un banco. Cuenta con un sistema de tubos neumáticos –como los de las cajeras de Mercadona- mediante los cuales puede enviar dinero, órdenes e información de manera segura a todo Manhattan.
Lo que parece un momento tenso, con todo el mundo apuntándose con un arma, se resuelve en cooperación cuando se escuchan disparos que vienen de arriba. La Hermandad ha llegado, y ahora ellos tres tienen que salir de allí. Su huida no dura demasiado, pues son interceptados por el propio Dominic.
Link (Jamie Hector), mano derecha del líder, propone matar a Elias rápidamente, pero Dominic no piensa perder todo lo que les puede ofrecer. Lo que más le intriga es haber encontrado a John con él. Y quiere enterarse de qué pasa entre ellos. Además, descubrimos que Harper Rose (Annie Ilonzeh) se ha unido a la Hermandad.
Harper ha largado lo más grande y ahora Dominic tiene un interés especial en Harold y en sus habilidades para colarse en las cámaras de seguridad de toda la ciudad con un portátil. Para ello, pregunta y tortura a Elias con un martillo, a Reese con un destornillador y a Fusco a base de ahogarlo. Pero ninguno suelta prenda del paradero de Finch.
Topo
Una de las integrantes de la Hermandad encuentra un papel en uno de los cilindros de mensajería del banco sobre la presencia de miembros de la banda en los juzgados del principio del episodio. Es decir, tienen un traidor entre sus filas. Eso cambia por completo los planes de Dominic, que hace llamar a todos los suyos. Entonces es cuando Harper le cuenta a Fusco que ha recibido un mensaje a su móvil (la Máquina) y puede salvarles.
En un sótano, Reese y Elias esperan a que la Hermandad acabe con ellos. Pero John sabe que el mafioso tiene un plan. Porque sabía que la banda iba a por él. E incluso ha dejado alguna pista para agilizarles el trabajo. Entonces aparece Dominic, y le ordena a Elias que escriba una nota con la dirección del cuartel de la Hermandad que mandará por los tubos. Así, podrá encontrar a su topo.
Elias se rinde. La otra opción es que la Hermandad acabe con todos y cada uno de sus hombres. No le dice quién le pasa información, pero les da el número de cuenta donde realizaba los pagos. Es entonces cuando se entera de que el topo es el propio Link, al que no tarda en disparar. En esta serie milagro si alguien termina vivo.
Pero Elias se está partiendo de risa. Porque todo lo tenía planeado. De hecho, Link no era el topo porque no había ningún topo. Dejó el mensaje aquel a propósito, porque sabía que iban a por él y llegarían hasta allí. Pero ahora Dominic ha matado a su mano derecha, como venganza por la muerte de la suya propia hace algunos episodios.
Shaw vive
Mientras están investigando la relación entre Elias y los negocios de la Hermandad, Finch recibe una llamada a su móvil proveniente del teléfono de Shaw. Que se suponía muerta. Cuando Root responde, escuchamos la voz de Shaw pidiéndole ayuda, aunque parece a todas luces una grabación. La llamada se corta inmediatamente.
Obviamente, Root entra en éxtasis al saber que Shaw puede estar viva. Obviamente, sabe que a todas luces parece una trampa, pero ella irá de todas formas. Finch le sigue hasta una azotea con una cámara de seguridad. Entonces, Root sube al filo de la azotea y hablándole a la cámara, asegura que andará por él con los ojos cerrados hasta que la Máquina la ayude. Hay que recordar que la Máquina no quería ayudar demasiado pues eso la pone en peligro a ella misma. Aunque en un principio sí buscó activamente a Shaw.
Ahora, Root está chantajeando a la Máquina con su propia vida, mientras ésta calcula la velocidad del viento y sus nulas posibilidades de sobrevivir. La Máquina cede y le cuenta la información que pedía: la localización de Shaw, en un psiquiátrico. Mediante una pala, Root despeja un hueco en la nieve justo encima de una trapa que conduce a un espacio con las conexiones de toda la manzana. Finch se conecta entonces a la red del lugar para hackearla.
919
Cuando parece que están descargándose la información, Samaritan lo interrumpe y muestra un mensaje en la pantalla diciendo básicamente que les ha pillado y que está muy cerca de encontrar a la Máquina. Ahora no solo es Shaw la que está en peligro, también la Máquina. Y ellos son los únicos que pueden hacer algo.
Pero, ¿cómo? Lo primero es infiltrarse. Fich se hace pasar por un vagabundo con problemas mentales que es conducido por los pasillos por Root, en bata. La Máquina, por medio de la mujer, le aconseja solamente que sea honesto. Con decir que hay un programa que lo controla todo ya tendría que valer para justificar su presencia allí. Le asegura al doctor que no es ninguna paranoia si es verdad que van a por ti: un sistema informático autónomo, y la Hermandad.
Cuando se separan, Finch busca por mandato de Root a un tal Lenny. Le cuenta una mentira, que los enfermeros le han robado un juguete, y el señor entra en cólera y lo pone todos patas arriba. Harold aprovecha entonces para colarse en la oficina y buscar a Shaw mediante un ordenador. Aparentemente estaría en la novena planta, que carece de cámaras de seguridad, y que cuenta con los inquilinos más peligrosos. Puede que no sea, pero tienen a un sociópata en la habitación 919.
Jaque
Root logra colarse en una sala y descubrimos que se encuentra en el centro de operaciones de Samaritan, a escasos metros del propio Greer. Es sorprendida por dos hombres al salir de allí, pero no duda en dispararles para deshacerse de ellos. Entra a una sala donde encuentra la ropa de Shaw y al asomarse a la ventana descubre que se la llevan en un coche a otro lugar.
Root es entonces sorprendida por Martine, que le asegura que se llevan a Shaw a algún lugar bonito. Hay disparos, lucha cuerpo a cuerpo, pero Root es atrapada por otros dos agentes y la mujer le inyecta una droga. Cuando despierta, trata de pelear, pero no puede. Está atada a la cama y recibe la visita de Greer. Ella es la última pieza del puzle para encontrar a la Máquina, todo está en su cabeza.
Root asegura no tener ni idea del emplazamiento de la Máquina, pero Shaw les habló sobre el implante en su cabeza mediante el cual se comunica con ella. Está claro que lo haría contra su voluntad. Espero. Finch también hace acto de presencia en la sala, seguido de más agentes. Parece que ahora sí que están todas las cartas sobre la mesa. Y parece que el grupo va perdiendo la partida.
Ahora sí que me rindo
OMG. Esto sí que no me lo esperaba. Martine amenaza a Finch y Root, atada de manos en la camilla, a punto de ser abierta por la cabeza, consigue partirle el cuello a Martine. ¿Y ya está? ¿Así muere la agente? ¿Después de tanto tiroteo y pelea? Y la impasividad de todos los presentes es alucinante. Greer hasta sonríe. “Ahora sí que me rindo”, asegura Root. Matar a Martine es lo que le quedaba pendiente.
La Máquina calcula las posibilidades que tienen Finch y Root de sobrevivir. Y son escasas. El encuentro cara a cara entre Harold y Greer es muy interesante, pues ambos parecen las dos caras de la misma moneda. Y Greer, ante las afirmaciones de Finch, no duda en admitir que conoce perfectamente su posición: en cualquier momento cualquiera se puede volver irrelevante y dejar de ser útil para el sistema.
No os fallaré a vosotros ahora
Samaritan parece que está contento. Si puede estarlo, claro. Le ofrece a la Máquina la posibilidad de salvar a Root y Harold si le cuenta dónde está. Su existencia a cambio de la suya propia. Y 60 segundos para decidirse. Root trata de hacerle entender que Finch tiene razón, que prosiga su lucha, pues todos son remplazables.
Pero en ese momento se va la luz, y un mensaje aparece en los monitores. “No tienes razón, Harold. Vosotros no sois intercambiables”. El mensaje continúa. Creo que es la vez que la Máquina se ha mostrado tan directa. “He fallado en salvar a Sameen”. Y se refiere a Shaw con su nombre, como una colega más. “No os fallaré a vosotros ahora”. Se pone exigente a falta de un segundo. “Soltadles antes y sabréis mi localización”. Y eso es lo que ordena Samaritan. Y eso hace Greer. Aparentemente, la palabra de un sistema es valiosa.
Opinión
Vaya, vaya, vaya. Este episodio es, sin duda, frenético. Yo había leído que la serie tendría una temporada más. Por un lado Shaw iba a volver, y dudo que hiciesen una noticia de ello si fuese solo para su último capítulo. Por otro lado, veo mucho mucho potencial en Harper Rose como nueva agente de la Máquina. Y dudo que solo para un último episodio.
Las muertes de Link y después de Martine evidencias que se acerca, como mínimo, el final de una etapa en la serie. Me ha gustado el papel de Control, que puede ser quien consiga en realidad detener a Samaritan. El sistema se ha propuesto cambiar las cosas junto el día siguiente al season finale, la semana próxima, lo que puede –sin embargo- suponer que sea un verdadero final.
Es decir, por ahora van perdiendo los buenos. La Máquina –salvo sorpresa- ha capitulado y ahora son Finch y Root quienes tienen que salvarla a ella. No me ha dejado claro para qué necesitaban abrirle la cabeza a Root estando allí Harold, que al final yo creo que hubiese hablado.
El caso es que todo pinta muy muy negro. Para Elias el primero, que se la ha jugado a Dominic como ha querido. Fusco y Reese también están en problemas, y Shaw se dirige en un coche camino a quién sabe dónde. Con la aparición de Greer, el pulso a Samaritan y la ubicación de la Máquina al descubierto, tendremos que esperar a la próxima semana para descubrir qué ocurrirá a nuestros protagonistas.
Puntuación: 9