Análisis Serie Homeland 4×03 Recap: Shalwar Kameez

Una semana más, vamos a ver qué ha dado de sí el nuevo capítulo de la serie Homeland. El capítulo anterior nos dejó muy intrigados con la nueva faceta de su protagonista como madre y su nueva huida a Oriente. ¿Cómo se siente Carrie? ¿Cómo ha quedado el asunto de la muerte de Bachman? ¡Alerta spoiler!

El episodio de esta semana comienza en suelo pakistaní. Carrie increpa a los guardaespaldas de Sandy, pues no le protegieron. Bueno, ella estaba allí con él y tampoco. Vemos a una Carrie un tanto irritada, no dolida, o tal vez sí, pero muy hondo. En un lugar justo del asesinato de Bachman, rememora la escena con todo lujo de detalles. Parece que sí, pero se da cuenta de que nunca están completamente a salvo.

Qué barras ni qué estrellas

En Virginia, en la central de la CIA, es el turno de Quinn de rendir cuentas. Quiere dejarlo todo pero, después de lo ocurrido en aquel restaurante, piensan que puede ser un peligro para la seguridad. En una especie de interrogatorio psicológico, le preguntan por las últimas muertes de Islamabad, cuando intentó salvar a Sandy. La señora psicóloga le pregunta claramente si mantienen algún tipo de relación más allá de la profesional con Carrie. Si intentan averiguar si actuó en ese momento para protegerla a ella y no como agente, no lo consiguen.

En la embajada, Carrie es ahora la receptora de la reprimenda. Su desliz con aquel ataque a una boda ha dejado las relaciones entre Estados Unidos y Pakistán en un punto crítico. Con lo que ha ocurrido y la crispación de las masas, han decidido mantener la embajada en nivel de alerta. Por si acaso. Lo malo es que eso conlleva que se deja de lado el trabajo de campo y todo el mundo debe permanecer en el interior del recinto, dejando la muerte de Sandy aún sin resolver. La señora embajadora es como Carrie, y aunque ésta intenta convencerla, no dará su brazo a torcer.

Ya con su equipo, Carrie pregunta sobre Jordan Harris (Adam Godley), un agente que estuvo a las ordenes de Bachman y que tiene el firme convencimiento de que su superior llevaba un doble juego y pasaba información. Redmond, mano derecha de Sandy, se rebota y planta cara a Carrie, defendiendo a ultranza al agente. En una conversación entre ambos descubrimos que Redmond está picado pues él era el que tendría que estar mandando al equipo. Hasta que Carrie apareció.

Bajo un sol forastero

Carrie se las ingenia para poder salir de la embajada. Es una mujer con recursos, eso ya lo sabíamos. No viaja sola, nunca lo hace. Le acompañan su escolta pero, esta vez, se percata de otra compañía: el servicio secreto pakistaní. No serán muy buenos, pues en la embajada todos conocen que les vigilan bien de cerca. Carrie les hace el lío y entra por la puerta de un hotel y sale por la otra. Y adiós inteligencia pakistaní.  Se nota que algo ha cambiado en la percepción de la situación en Carrie. No confía en nadie pero es que, además, se mueve mucho más nerviosa. Como en tensión, expectante a cualquier cosa. Es lo que tiene ser agente en Islamabad, supongo. Aún así, siempre alerta, tiene esa astucia como para librarse de la embajada, su escolta y los agentes pakistaníes.

Va a ver a Fara y a Max. Están planeando una nueva operación que tiene como primer objetivo tomar contacto con Aayan, aquel estudiante de medicina. Fara, que se hará pasar por periodista, tendrá que empezar a ganarse la confianza del joven.

Adal, uno de los jefazos de la CIA, va a ver a Quinn. No quiere que se vaya. Y sabe perfectamente que su movida interior y exterior con la agencia es cosa de su relación -la que sea- con Carrie. Y que al mantenerla a salvo en aquel coche, no pudo ayudar a Sandy, y murió. Eso no le sienta nada bien a Peter, claro. Pero lo cierto es que deja la duda plantada en el agente, ¿de no haber estado Carrie allí Sandy seguiría vivo?

En la embajada en Pakistán, Carrie está haciendo footing dentro del recinto, lo que debe de marear que no veas. Cuando llega se encuentra con Berenson, su mentor. Está para una semana, pero da la impresión de que necesita ayuda de él para dirigir a su equipo y es una sensación que no le gusta nada dar. Saul siempre ha sido el gran apoyo de Carrie en realidad. Y ya que está allí, tendrá que aprovecharlo: decide pedirle que le ayude con lo del bloqueo de la embajada, su equipo no pueden trabajar. Finalmente lo conseguirá. Berenson siempre lo hace.

En la universidad, y por intervención de un profesor, Fara se encuentra con Aayan. El chico es un manojo de inseguridades y nervios (normal, después de todo lo que le ha pasado). “No puedo hablar contigo, aunque sea quien dices ser.” Obviamente, es mucho más inteligente de lo que parece. No quiere saber nada de Fara, y se va. Carrie, sin embargo, está algo esperanzada. Si estaba tan nervioso y no podía hablar es porque sabe algo.

Decisiones

Gracias a una conversación con Berenson, Carrie y su sonrisa de “acertaste” nos da las claves de este capítulo. Con Sandy muerto, se ve al frente de un equipo casi desconocido y del que no se termina de fiar (y de Redmond mucho menos, seguro). Así que lo que se lleva entre manos es formar un segundo equipo, fuera de la embajada.

Ya hemos dicho que Carrie es la mejor en lo suyo. Y otra vez lo demuestra. En una cafetería en la que se encuentra Aayan, se hace la enferma. El estudiante, futuro médico, va en su auxilio y así es como se produce el segundo contacto. Le cuenta que es la jefa de Fara, y que puede protegerle. Le deja caer su tarjeta en el bolsillo. La pelota está en su tejado ahora.

Quinn continúa viendo en YouTube la tremenda muerte de Sandy cuando ve algo sospechoso. Uno de los allí presentes viendo la paliza que le propinaron al agente lleva un micrófono con su pinganillo y todo. Decide llamar a Carrie y contárselo. Piensan que todo estaba planeado, y que detrás se encuentra la oficina de inteligencia de Pakistan. Carrie le necesita con ella. Y él lo sabe.

Opinión

Homeland se ha convertido en un clásico. Y aunque creo que habrá gente que, por supuesto, eche de menos la turbulencia en la que se convirtió la trama principal de la serie hasta esta cuarta temporada, seguimos frente a uno de los pesos pesados de la pequeña pantalla. Hay que esperar para saber si es suficiente para mantenerse en lo alto.

En este capítulo se abren nuevos frentes, cada cual más interesante. Por un lado, el regreso de Quinn que damos por hecho hará las delicias de los que echen de menos esa turbulenta relación profesional-personal de la que ha hecho gala la serie siempre entre sus protagonistas. El retorno del personaje augura un cambio en la personalidad de Carrie, aunque todavía no sepamos en qué dirección. Por otro lado, por fin la protagonista se sale del tiesto y, montando su propio equipo, deja claro que va a por todas y que si tiene que saltarse una orden o un estado de alerta máxima, lo va a hacer. Los capítulos que nos esperan pueden desembocar en una auténtico cóctel de giros, intriga y acción. De eso estoy seguro.

Valoración: 8,5

El análisis del siguiente episodio ya disponible aquí.