Homeland Temporada 7 Capítulo 4 Recap: Like Bad at Things

Esta temporada de Homeland nos brinda esta semana el primer gran momentazo de tensión mal resuelta que tienen todas las temporadas de Homeland. El recap del capítulo anterior aquí. ¡Alerta spoiler!

Wellington confiesa su traición

Keane está muy enfadada. Una es Presidenta de Estados Unidos y claro, se piensa que la gente hace lo que tú dices, pero no. Al principio se piensa que han sido los militares, que han hecho lo que les ha dado la gana con el asunto del convoy en Siria que han bombardeado, pero no, Wellington no tarda mucho en confesar que él es el culpable. Intenta aplacar la ira de su jefa asegurando que lo hace por su bien, porque quiere que todos vean lo buena Presidenta que es, que de otra manera no llegaría a demostrarlo.

Toda la conversación la vemos nosotros y Carrie, que sigue espiando a Wellington por las cámaras de su casa. Además, le deja a Max el disco duro que robó de casa de la mujer que fue a su casa para que indague. Mathison se pasa medio episodio intentando explicarse qué hizo la tal Simone que, sinceramente, tampoco nos interesa tanto de dónde sacó o qué hizo con el dinero (mucho más interesante es si Wellington está detrás).

Lo importante aquí es que Carrie lo averigua engañando al señor de la oficina esa asegurándole que la de la foto es su hermana bipolar. Hablando de hermanas, la suya decide vigilar muy de cerca su medicación (le obliga a tomarse una pastilla porque no se fía nada de nada). Pero Carrie ya consigue esta semana su cargamento ilegal de medicamentos para contrarrestar los efectos de esos medicamentos. Todo tiene solución.

El FBI dispara a J.J.

Brett O’Keefe, el que fuese voz y rostro de un movimiento rebelde algunas semanas atrás, se da cuenta bastante rápido de que lo que sus nuevos amigos de los bosque buscan va mucho más allá que protegerle a él. Brett es solo el catalizador de un sentimiento más lejano en el tiempo, de hartura y extremismo de los de la América profunda. Rodeados por el FBI, Saul le asegura que la única manera de parar aquello es que se entregue, algo que O’Keefe parece que se piensa.

A la madre de J.J., Mary (Annie Humphrey), le promete que se entregará antes de que nadie corra peligro real, pero que tienen que aprovechar que tienen a los medios de comunicación pendientes. ¿Y qué pasa cuando en esta serie alguien promete algo? Que sabemos ya que no lo podrá cumplir: vamos a J.J. correr bosque a través siguiendo a su perro Bruno, que muere a tiros por los agentes del FBI. El joven se queja y entonces también recibe un disparo.

Uno de los agentes del FBI se acerca al herido, y entonces aparecen los rebeldes y se llevan a J.J. y al agente de rehén. Si antes Brett tenía alguna posibilidad de para aquello, se ha esfumado. Tiene que ser Berenson el que lidie con todos con tal de intentar salvar algo aquello, aunque ya pinta mal. Consigue contactar con la Presidenta (vía Wellington, que tampoco colabora), y es ella la que ordena al jefe del FBI en el operativo Maslin (Matt Servitto). Porque el tal Maslin se negaba a enviar una ambulancia hasta que no le devolviesen a su agente.

La ambulancia llega, cachean a los enfermeros y, mientras uno atiende a J.J. y le trasladan a la ambulancia, el otro chequea al rehén, colocando un micro sutilmente cerca para que puedan desde fuera escuchar qué ocurre. Mientras, O’Keefe decide que sus manos manchadas de sangre quedarían genial en cámara y se baja al sótano a retransmitir en directo; le interrumpe Mary, que le pide que pare.

Brett O’Keefe es capturado

Pero si hasta el momento la cosa ya está complicada, la trama se enreda con una figura misteriosa que aparece de la nada. Un señor misterioso (interpretado por Costa Ronin), se cuela en el hospital donde están atendiendo a J.J., robando indumentaria de médico y todo, y yo pensaba que para matarle pero no, es para hacerle fotos. Una de esas fotos muestra al joven solo en una camilla, en un segundo que desaparecen de plano médicos y enfermeros, que él aprovecha para enviar asegurando en el mensaje que están dejando al joven morir.

La imagen no tarda nada en salir por televisión y, aunque la información es falsa y J.J. parece que se recuperará, Berenson ya se teme lo peor y llama a Brett para que comunique que el joven está vivo y bien. En esos momentos, en el cuartel general de los rebeldes estaban evacuando a los más pequeños, pero las noticias llegan rápido y todo se va al traste.

Brett decide en ese momento no creer a Saul o, mejor, no comunicarle al padre de J.J. que su hijo está bien, y el señor, al escuchar las noticias en la tele, decide matar al agente que tenían de rehén. Maslin, que escucha el disparo e intuye lo que acaba de ocurrir, manda a sus hombres al asalto, incluso apartando bruscamente a Saul de su camino. Berenson llama a Kean para darles las noticias y, básicamente, decirle que ya no hay nada que hacer.

Antes de que los disparos lleguen a la casa y los agentes del FBI capturen a O’Keefe, todavía le da tiempo a enviar un último mensaje con su portátil. El camino del locutor al furgón queda rodeado de muertos, y llega a cruzar miradas con un disgustado Saul que se da cuenta que ha pasado justo lo que venía a evitar.