Las 10 películas de temática LGTBI más relevantes de la historia del cine español
Hablamos del cine español más orgulloso, las 10 películas de temática LGBTI más relevantes de la historia del cine español. Desde clásicos como Mi querida señorita, el cine de Eloy de la Iglesia o las primeras películas de Pedro Almodóvar, hasta pequeñas producciones de los últimos años, pasando por la mirada al submundo bear de Cachorro.
LAS 10 MEJORES PELÍCULAS LGTBI DEL CINE ESPAÑOL
Por razones tan obvias como la Ley de vagos y maleantes, que permitía detener o encarcelar a cualquier persona por el simple hecho de tener una opción sexual diferente, el cine LGBTI en España se redujo hasta la caída de la dictadura en 1975 a alguna notable excepción como Diferente (1961), un alegato gay rodado en pleno franquismo, o Mi querida señorita, de la que hablaremos.
La Transición política trajo consigo el fin de la censura previa, y esto a su vez el destape, la apertura, la celebración del primer desfile del Orgullo gay en Barcelona en 1977, y la aparición de la diversidad sexual en el cine español. De hecho en esta etapa de finales de los años 70, el cine gay vive una explosión con las películas de Eloy de la Iglesia o con títulos biográficos como Ocaña, retrato intermitente o Un hombre llamado flor de Otroño.
Cine español con orgullo
Estos pioneros permitirán el enorme éxito sin precedentes de Pedro Almodóvar en la década siguiente con películas de contenido LGBTI muy explícito a veces, y de clara mirada gay siempre, que llegan sin problemas a un público masivo. No obstante, no habrá una gran continuidad a partir de los años 90, en los que la presencia de personajes o tramas secundarias LGBTI se normaliza por un lado en las películas, pero la diversidad sexual solo adquiere un papel protagonista en comedias de petardeo intrascendentes como Perdona bonita pero Lucas me quería a mí o Atómica.
El cambio de milenio traerá una atomización del mercado con unas pocas películas mayoritarias en las que es muy difícil que la diversidad sexual tenga un papel que trascienda la anécdota, por supuesto con la excepción de Almodóvar, y, frente a esta reducida élite, una enorme cantidad de cine de bajo o bajísimo presupuesto que ya no opta a estrenarse en pantallas comerciales, aunque a veces lo consiga, sino que busca su hueco en los festivales especializados LGBTI, que proliferan hasta poderse hablar de un circuito internacional festivalero que permite amortizar la (pequeña) inversión realizada.
A continuación proponemos un recorrido, en orden cronológico, por las 10 películas más destacadas del cine LGBTI español:
Mi querida señorita (Jaime de Armiñán, 1970)
Más sorprendente aun que el hecho de que una de las mejores películas LGBTI de la historia hasta ese momento se llevara a cabo durante la dictadura franquista, resulta el que su estreno no levantara la menor polémica y fuera acompañado de un gran éxito de crítica y público y del respaldo institucional suficiente para representar a España en los Oscar, a los que estuvo nominada. Desde entonces está unánime y merecidamente considerada una de las grandes obras maestras del cine español.
La clave fue el enorme respeto y la total ausencia de sensacionalismo con la que el guión y la interpretación del actor José Luis López Vázquez afrontaron la transición de una solterona reprimida a un hombre liberado. La historia no finalizaba con su transformación a hombre sino que abordaba la problemática que le suponía haber recibido una formación como mujer que le dificultaba ocupar profesiones masculinas; es decir, la película tiene perspectiva de género, otro elemento también adelantado a su tiempo. Sí podría chocar en cambio, desde la mentalidad actual, cierta confusión entre los conceptos de transexualidad y de intersexualidad.
Cambio de sexo (Vicente Aranda, 1976), donde Victoria Abril interpretaba a una chica transexual, abordaba la transición entre géneros de una manera más directa y casi documental.
El diputado (Eloy de la Iglesia, 1976)
Una de las películas más emblemáticas de la Transición, con un argumento en parte autobiográfico e inspirado en el rechazo que el director Eloy de la Iglesia sufrió en el interior del Partido Comunista al hablar sin tapujos de su orientación sexual. El diputado mezclaba con valentía y audacia, aunque teñidas de sensacionalismo, sexo y política al narrar la historia de un parlamentario casado y chantajeado por sus relaciones con un joven chapero en el panorama convulso de las primeras elecciones democráticas, que llegarían en la realidad al año siguiente al estreno del film.
De la Iglesia, el erotómano más oscuro de la Transición, mezclaba en sus historias el activismo LGBTI con el político. Aunque haya elementos trasnochados en sus historias, como la justificación que lleva a cabo continuamente el protagonista gay de Los placeres ocultos (1977), o la identificación de homosexualidad con sordidez y prostitución, la vitalidad y la modernidad de su mirada gay consiguen que muchos de sus títulos sigan resultando interesantes para el espectador actual. Su prolífica carrera sufrió un parón a mediados de los años 80 a causa de su adicción a las drogas; no pudo reanudarla hasta su última película, Los novios búlgaros (2003), que sí resultaba desfasada y anacrónica ya en su estreno.
A un dios desconocido (Jaime Chávarri, 1977)
El desencanto (1976), un documental sobre la decadencia de la familia de uno de los referentes culturales del franquismo, el poeta Leopoldo Panero, que acababa siendo una metáfora sobre la caída de la dictadura, es otro de los títulos fundamentales de la Transición. En él, entre otras cosas, se abordaba sin mayor disimulo la homosexualidad de uno de los hijos del poeta, que lucía una estética propia del glam de esos años.
En su siguiente película, el director de El desencanto, Jaime Chávarri, de nuevo bajo la tutela del productor más relevante de la época, Elías Querejeta, iba un paso más allá y convertía a un gay en protagonista de una historia en la que su orientación sexual se mostraba con total naturalidad, sin ocultar ni justificar nada pero también sin el menor subrayado, como un elemento más del personaje, algo enormemente moderno en ese momento. Más aún cuando Héctor Alterio, con su apariencia masculina, casi de galán convencional, rompía con el estereotipo amanerado y caricaturesco con el que el cine de la época asociaba siempre a los gays. Tardaremos más de 25 años hasta encontrar, en Cachorro, un retrato tan desdramatizado de un personaje LGBTI.
Chávarri volvería a la temática LGBTI en un gran éxito de finales de los 80, Las cosas del querer, inspirada en la vida del cantante de copla Miguel de Molina.
La muerte de Mikel (Imanol Uribe, 1983)
No todo el cine español de los 80 consistía en La Movida y las comedias frívolas. Imanol Uribe hablaba sin tapujos del conflicto vasco y el terrorismo en La fuga de Segovia (1981) y en la película que nos ocupa, cuyo protagonista era un gay que alternaba los bares de travestis y los ambientes abertzales en un thriller situado en un entorno cerrado y homófobo.
Imanol Arias, por entonces una estrella de gran popularidad por la serie televisiva Anillos de oro, se la jugó dando una imagen ambigua; de hecho ya había interpretado a un gay en Laberinto de pasiones (1982), de Almodóvar, en una época en la que podía ser peligroso encasillarse en este tipo de personajes. Salió triunfante de su apuesta y convertido en uno de los actores de más prestigio de la década.
Casi diez años más tarde, el irlandés Neil Jordan rodaría Juego de lágrimas (1992), en los que jugaba con los mismos elementos de La muerte de Mikel, cambiando el entorno de ETA por el del IRA. Imanol Uribe, por su parte, no llevó a cabo otras incursiones relevantes en el cine LGBTI, aunque sí volvió a abordar el tema del terrorismo con éxito en Días contados (1995).
La ley del deseo (Pedro Almodóvar, 1987)
Nos hemos planteado no repetir películas del mismo director en la lista, y esa es la única razón de haber seleccionado un solo título del director LGBTI más importante del cine español, y la palabra LGBTI sobra en la frase. Aunque tenga películas más suaves y otras más explícitas, en el cine de Almodóvar siempre está presente una mirada gay y subversiva al abordar el machismo y las cuestiones de género.
La ley del deseo supone un hito, probablemente el mayor del cine LGBTI español y uno de los mayores del cine LGBTI a secas, por plantear con enorme valentía y sin pudor un melodrama con un marcado carácter autobiográfico de personajes gays y transexuales ajenos a normas sociales y convencionalismos, aunque sometidos a pasiones arrebatadoras, como explica el título del film. Probablemente no sea la película más redonda de su director, pero sí la más vital y transgresora.
Aunque mucho menos atrevida que La ley del deseo, Todo sobre mi madre (1999) es otra obra maestra del cine LGTBI que volvía a dar vueltas a obsesiones muy parecidas de su director, pero sin escenas de sexo gay explícito, lo que posibilitó un enorme éxito internacional de crítica y público. Recientemente Almodóvar ha estrenado Dolor y gloria (2019), su película más sincera, una obra de madurez sin estridencias en la que por primera vez se proyecta abiertamente en un personaje masculino.
Tráiler de La ley del deseo
Krámpack (Cesc Gay, 2000)
Una de las películas que más jugo le ha sacado a la tensión homoerótica que existe en las amistades íntimas adolescentes. A pesar de no ser precisamente la alegría de la huerta, el entonces semidesconocido Cesc Gay (con mayúscula) hablaba con desenfado y sin gran dramatismo de un joven gay (con minúscula) enamorado de su mejor amigo hetero y condenado a la frustración de conformarse con pequeños gestos de cariño o con la variante de sexo light que da nombre a la película. El protagonista, Fernando Ramallo, gran promesa en su momento, descubierto por David Trueba en La buena vida (1996), no consiguió mantener el mismo éxito en su carrera de adulto.
Gay (con mayúscula) se convertiría en uno de los directores favoritos de la crítica con su siguiente trabajo, En la ciudad (2003). La amistad masculina, así como la definición de una masculinidad no machista, son una constante en su cine, y este sería el contexto en el que convendría encajar Krámpack, su aproximación al cine LGBTI.
El mar (Agustí Villaronga, 2000)
Villaronga es, con poco género de duda, el cineasta LGBTI más oscuro e inquietante por su fascinación por los ambientes malsanos, que retrata con una mirada no carente de un erotismo turbio. Debutó con Tras el cristal (1987), una película francamente difícil que adquirió estatus de película de culto maldita con los años y que se podría calificar de versión gay de Portero de noche y donde se muestran todas las obsesiones del director: la enfermedad, el trauma de la guerra y la inocencia infantil rota.
Estos mismos elementos se repiten en El mar, una obra no abiertamente gay pero sí homoerótica, ambientada en un hospital de niños tuberculosos en los primeros años del franquismo. No tan dura como Tras el cristal, consiguió un reconocimiento notable por parte de la crítica y fue el comienzo de una mayor atención a su obra que culminaría con el gran éxito y los premios Goya de Pa negre (2010).
Cachorro (Miguel Albaladejo, 2004)
Es evidente que la sombra de Almodóvar es muy alargada en el cine LGBTI español, y podría decirse de Miguel Albaladejo que fue el primer director que consiguió asimilar bien la influencia del manchego y llevar a cabo un cine propio que trascendía el petardeo.
Precedida también por la rompedora serie Queer as Folk, que retrataba un mundo gay muy diverso, tratado con humor y con seriedad a la vez, con personajes que alternaban los clichés tradicionales con otras formas de vivir su orientación sexual, buscando algunos el amor mientras otros se divierten en la promiscuidad, Cachorro iba un paso más allá al adentrarse con una mirada costumbrista en la subcultura bear, de hombres gays velludos y con cuerpos anchos, con una clara intención política muy de actualidad en el momento en que fue estrenada, durante los años en los que se debatía en el Parlamento español el derecho de todos los ciudadanos, heterosexuales o no, a formar una familia reconocida como tal.
También durante esa época, películas como Brokeback Mountain estaban llegando a los cines comerciales, por lo que Albaladejo comprendió que el cine gay de bajo presupuesto debía explorar caminos nuevos y proponer historias más innovadoras y arriesgadas. Cachorro es probablemente la película LGBTI más relevante del cine español en el siglo XXI, Almodóvar incluido.
Ander (Roberto Castón, 2009)
Aunque podría pensarse lo contrario viendo determinadas películas, no todas las personas LGBTI son jóvenes, guapos ni urbanitas. Ni siempre el cine más relevante viene de directores con nombre. Ander, una opera prima de muy bajo presupuesto, hablaba de un baserritarra, un campesino del Euskadi rural, ya no tan joven y con un cuerpo no normativo, o como mucho del montón. Una historia romántica pero de ritmo pausado, sin clichés comerciales y crítica con el matriarcado vasco, que constituye un ejemplo del buen cine que se puede ver en los festivales LGBTI.
Carmen y Lola (Arantxa Echevarría, 2018)
Otra película sencilla de una debutante desconocida, propia de un pequeño festival LGBTI, ha conseguido recientemente una repercusión notable en parte por lo innovador de su temática, atreverse a hablar de relaciones lésbicas en la comunidad gitana, y también en parte por la polémica producida por el rechazo desde esta comunidad. Un rechazo en el que es difícil separar el componente homófobo de la indignación, que podría ser en parte razonable, cuando una paya se acerca al mundo gitano adoptada una mirada un tanto de turista centrada en los estereotipos y dando una visión poco diversa de esta comunidad.
No obstante, el hecho de que se planteen este tipo de debates y se busquen lazos entre la reivindicación de la libertad sexual y otras causas como el feminismo y la visibilización de las minorías étnicas discriminadas, es interesante en sí mismo y constituye un punto a favor de una película que abre una ventana a muchos temas insuficientemente abordados en el cine español, como prueba el hecho de que sea la única película de la lista que trata el amor entre mujeres.
Tráiler de Carmen y Lola
Mucho más cine español que no te puedes perder.