Better Call Saul Temporada 1 Capítulo 7 Recap: Bingo
El séptimo capítulo de Better Call Saul nos devuelve al mundo de James McGill. Después de un episodio centrado en Mike, que hizo las delicias de los seguidores acérrimos de Breaking Bad, la serie recupera la trama de los Kettleman y pondrá en aprietos la integridad moral de nuestro protagonista, otra vez. ¡Alerta spoiler!
Objeto perdido
Esta semana, BCS comienza recuperando la trama del capítulo anterior. Los policías de Filadelfia que vinieron buscando a Mike, Abbasi y Sanders, se han dado cuenta de que les quitó la libreta con toda la información sobre su caso y se encuentran con James y Mike para aclarar el asunto. McGill les asegura que no se la robaron: lo del café fue que estaba medio dormido y la libreta la encontraron en el parking. No pueden detenerles por devolver un objeto perdido.
La conversación parece terminar sin más repercusión, pero Sanders se queda a charlar con Mike. Le dice que irán a hablar con su nuera y que si no les cuenta nada relevante, el caso terminará ahí. Dejando caer sutilmente que Mike puede ser culpable del doble asesinato, le asegura que a lo mejor quiera hablar con Stacey él antes de que aparezcan ellos. Pero Mike está tranquilo, sabe que la mujer no hablará.
120
Jimmy visita a su hermano, le ha comprado hielo. Pensad que, sin electricidad, su nevera no es más que un armario de diseño. Sin embargo, en esta ocasión, algo cambia. Chuck no se encuentra en la casa, no contesta. Una búsqueda un poco más minuciosa hace que James salga al jardín, donde vemos a su hermano contando hasta 120, antes de volver corriendo adentro.
Se trata de un experimento para crear una inmunidad a las ondas electromagnéticas: con pequeñas dosis, llegará un momento en el que no le afecten. Hay un transformador eléctrico a 200 metros de casa, y ya aguanta dos minutos. Después de lo ocurrido con la policía, se ha dado cuenta de que no puede continuar así, tiene que volver al trabajo. McGill está orgulloso de él, aunque ambos se dan cuenta de que será un proceso largo. Sin duda.
Los ancianos están siendo buenos conmigo
De paso y para aprovechar el viaje, Jimmy lleva a su casa un montón de ficheros. Ahora que se dedica a ayudar a ancianos con sus temas legales tiene mucho trabajo y ni en el cuchitril de su oficina ni en el coche tiene más espacio. Le deja allí las cajas y se marcha, no sin antes echar un vistazo rápido desde fuera: su hermano está ojeando algunos de los archivos. ¿Acaso está intentando James que su hermano vuelva a interesarse por la abogacía? ¿Estará buscando un socio? ¿O lo hace para ver si le ayuda?
El trabajo a McGill realmente le va bien. Se dirige con Kim a ver una oficina estupenda que se alquila en un gran edificio. “Los ancianos están siendo buenos conmigo”. Asegura que puede que eche de menos el salón de belleza chino donde está ahora, pero siempre podrá ir de visita. La planta es enorme, dividida en varias salas.
Después de enseñarle la que sería su oficina, le enseña una mejor, que hace esquina, con unas vistas impresionantes. Asegura que será el lugar de su socio. Y le recuerda a Kim que lo de los ancianos fue idea suya. La mujer se muestra altamente halagada, pero debe de rechazar su oferta. Por un lado, está a dos años de convertirse en socia de HHM. Por otro, el bufete le pagó la carrera, y tiene la sensación de que se lo debe. Jimmy lo acepta, pero se le nota a leguas que no es lo que había esperado.
30 años es mucho tiempo
En la siguiente escena hacen acto de presencia los Kettleman. Se encuentran en las oficinas de HHM, con Kim, que será quien lleve su caso. Incluso después de su desaparición/camping aquel, la mujer ha conseguido un acuerdo muy favorable. Craig Kettleman se enfrenta a 30 años de prisión, pero si devuelven el dinero (1,6 millones de dólares, recordemos), la cosa se puede quedar el 16 meses, que con buen comportamiento incluso podrían ser menos.
Betsy Kettleman, por supuesto, no está de acuerdo. Asegura que no pueden aceptar eso, pues no tienen ningún dinero, pues su marido es inocente. Kim intenta convencerles de lo favorable del acuerdo, 30 años es mucho tiempo y no tienen muchas más posibilidades. Pero Betsy se indigna toda: su marido es inocente y lo demostrarán. Si no con ellos, con otros. Y se marchan de allí a toda prisa, sin ni siquiera escuchar los ruegos de Hamlin para pensarlo dos veces.
Todos sabemos que sí que hay dinero
Otra cosa no, pero James se está currando su campaña de marketing. Le encontramos llevando un bingo repleto de gente mayor. Después de que una mujer ganase la partida y se llevase una estupenda libreta de gatos, McGill recibe una llamada: los Kettleman. Parece que han encontrado otro abogado. Se reúne con ellos de inmediato y se le nota lo sorprendido que se encuentra ante tal situación.
Betsy, que es quien lleva la voz cantante, le cuenta que quieren contratarle bajo ciertas condiciones: Craig no aceptará ninguna culpa, ni ningún tiempo en la cárcel. Intrigado, Jimmy pregunta por HHM. Parece que a los Kettleman no les gustó su estrategia de defensa. James se excusa, ya no trabaja esos temas y decide marchase al aseo para llamar a Kim. La mujer le ruega para que haga lo posible y convenza a la pareja para que vuelvan a HHM.
De vuelta con los Kettleman, McGill se reitera y les cuenta que no aceptará su caso; les recomienda volver con HHM, él no podría mejorar las condiciones de su acuerdo ni queriendo. Betsy sigue con lo suyo: no volverán porque les trataron como culpables y no hay ningún dinero que devolver. Es entonces cuando Jimmy parece ponerse serio: “Todos sabemos que sí que hay dinero”. Pero Betsy es una señora inteligente. Si tuviese razón, si hubiese dinero, a la hora de contarlo tendría que estar todo. Incluida la parte que utilizaron para callar al propio James. Están juntos en esto.
Manzanas
Sin más remedio, McGill acepta el caso, y su primer paso es dirigirse a HHM a recoger toda la información sobre el mismo que tengan. Allí encuentra un montón de cajas y ni rastro de Kim. Hamlin la ha trasladado a otra ala del edificio. Parece que perder a los Kettleman va a costarle caro. Justamente, Jimmy se encuentra a la mujer en el parking del edificio: “Mis dos años para ser socia se han convertido en diez”. Lo siguiente que descubrimos es a James en su oficina ojeando los archivos y comprobando el dinero que tiene. Parece imposible de ganar. Aunque puede que tenga un plan.
En la siguiente escena vemos en plena noche a Mike en el jardín de los Kettleman. Tiene un fajo de billetes, que deja sobre un coche teledirigido después de rociarlos con un spray. Después se queda pacientemente esperando detrás del muro de la casa, escuchando la radio y comiendo manzanas. Craig Kettleman tarda bastante en deparar en el dinero, justo cuando saca de casa la basura. Mientras Mike observa, Craig y Betsy les echan la bronca a sus hijos y todos se retirar a dormir.
Poco después descubrimos el plan. Mike solo tiene que entrar a la casa con una luz ultravioleta para ir siguiendo el rastro del spray y descubrir dónde está el dinero. Los Kettleman pensaron que habían sido sus hijos quienes lo habían descubierto al encontrarlo en el juguete. Mike le lleva todo el dinero a James, que le da las gracias. “Te agradezco que no te hayas fugado a las Bahamas con esto”. Seguidamente McGill “hace lo correcto”: deja el dinero que le dieron los Kettleman junto al resto y manda a Mike a llevárselo al fiscal.
Deberíais de ver mi oficina
Al día siguiente, Jimmy visita a los Kettleman y les asegura que su trato ha cambiado, que renuncia y que mejor que vuelvan con HHM, le rueguen perdón a Kim y acepten el acuerdo. Betsy asegura que no le entiende, que no harán eso, pero cambia de opinión cuando se da cuenta de que su dinero ha desaparecido. La señora pierde la lógica y asegura que van a denunciarle por robarles. Por robarles el dinero robado. Lo último.
Betsy amenaza a James con largar lo de su soborno, ahí están en problemas todos. Sin embargo, McGill tiene un as bajo la manga: lo del soborno les implica a ambos, a Betsy y a Craig, mientras que el culpable de llevarse el dinero es solo el hombre. Si cuenta lo de su soborno, se estará implicando en el asunto también. Además, Jimmy asegura que él no tiene nada que perder. “Deberíais de ver mi oficina”. Craig parece hacer entrar en razón a su esposa, sus hijos no pueden perderles a los dos.
James lleva a la pareja de vuelta a HHM, donde Kim le agradece lo que ha hecho trayendo de vuelta a los Kettleman. Después McGill se desplaza a la oficina que pensaba alquilar y que ahora ya no puede permitirse. En un ataque de rabia, golpea fuertemente la puerta. Se sienta en el suelo y llora, hasta que suena su teléfono. Algún día lo conseguirá.
Opinión
En este capítulo parece que termina la trama de los Kettleman. Y parece también que Jimmy ha querido seguir el camino correcto. Sí, es cierto que utilizar a Mike para quitarle el dinero a la pareja no son unos medios muy legítimos, pero con todo el dinero en las manos decide devolverlo. Podría habérselo quedado, que el culpable seguiría siendo Craig Kettleman.
La relación de Kim y James es meramente profesional. Existe una amistad, ¿pero llegará a algo más? Devolviendo a sus clientes le ha salvado el cuello, esperamos que Kim sepa devolverle el favor. Un episodio más en el que McGill está a punto de alcanzar el estrellato. ¿Conseguirá cantar bingo de una vez por todas en la próxima entrega de Better Call Saul?
Puntuación: 8