Crítica de The Party (2018)

Sally Potter, una de las pioneras del cine feminista, vuelve a la cartelera con su último trabajo, un film tragicómico agrio y desencantado acerca de la decadencia del Reino Unido y de Europa en general a través de un grupo de presuntos amigos que se mienten, traicionan y pelean en una historia muy teatral que transcurre en tiempo real y en un único escenario.

The Party de Sally Potter

El título The Party es un juego de palabras intraducible porque significa a la vez la fiesta y el partido. La protagonista, interpretada por Kristin Scott Thomas, es una política del partido laborista británico a la que acaban de nombrar ministra de Sanidad e invita a su casa a varios amigos, todos ellos militantes o simpatizantes del partido o situados políticamente a la izquierda de este, para celebrarlo. La celebración va a tener muy poca alegría; las actitudes de todos los presentes oscilan entre el escepticismo y el cinismo directo tanto hacia los cambios que la recién nombrada ministra pueda llevar a cabo en el sistema sanitario del país como hacia la amistad y la relación personal que en teoría comparten. El punto fuerte de la película es exponer en toda su crudeza la decadencia moral y la falta de valores y de ilusión que se vive en un Reino Unido azotado por cuatro décadas de neoliberalismo de diferentes caras y niveles de intensidad donde el mensaje de sálvese quien pueda ha sido asimilado por la sociedad en todas sus facetas, incluyendo la esfera más íntima.

El discreto desencanto de la burguesía

El juego de palabras entre fiesta, como símbolo de la vida privada, y partido, referente directo a la política, trasciende el título de la película y cala hasta el núcleo de la misma. Las miserias, mentiras y traiciones que esconde el grupo de amigos que se encuentran ya de vuelta de todo funcionan como una metáfora del descrédito de la política y las instituciones; ¿o es el juego político lo que funciona como metáfora de la deriva personal y emocional de los personajes? Las dos cosas aparecen entremezcladas.

Pese a lo dicho, no estamos ante una gran película, sino frente a un típico ejemplo de intenciones superiores a resultados. El esquema de la reunión de amigos que se tiran los trastos a la cabeza está muy manido y la puesta en escena visual no demasiado sofisticada de la directora, Sally Potter, no justifica la elección del formato cinematográfico en lugar del teatral para una historia con unidad de espacio y tiempo. Tampoco queda claro hasta qué punto el tono esperpéntico y el retrato sarcástico y caricaturesco de los personajes es intencionado o hasta qué punto el guión se limita a tirar de brocha gorda y la función se le ha ido de las manos a la autora, que tal vez ha confiado excesivamente en que el brillante plantel de actores del que dispone podría levantar cualquier cosa.

Resulta de agradecer, eso sí, el breve metraje del film, de tan solo 71 minutos; nos quedaremos igualmente con la duda de si estaba previsto así desde el principio o si se ha tratado de una decisión tomada en la sala de montaje para salvar la producción in extremis.

Crítica de The Party
  • Dirección
  • Guion
  • Actores

Resumen

The Party es una metáfora de la decadencia y la falta de valores en Europa llevada a cabo con una forma excesivamente teatral, un planteamiento muy manido y un retrato de presonajes esperpéntico de trazo más bien grueso. Es de agradecer su breve metraje, y las interpretaciones de un reparto de grandes figuras del cine británico.

2.5
Cinéfilos 4.5 (2 votos)
Sending

Tráiler de The Party