Crítica de Un sol interior

Nada condescendiente ni con la protagonista ni con el público. Complicada de ver, se trata de uno de los trabajos más complejos de Claire Denis. Maravillosa, ya es una de las mejores películas estrenadas en este 2018. Juliette Binoche está espléndida, uno de últimos papeles más acertados.

Deseando amar apasionadamente

Llamó mucho la atención que Claire Denis se decidiese por dirigir una película como ‘Un sol interior’, mostrada en la Quincena de Realizadores del 70º Festival de Cannes, en la Sección Oficial del 14º Festival de Cine Europeo de Sevilla y protagonizada por Juliette Binoche, que fue nominada al César a la mejor actriz, así como a los premios Lumière y a los Premios de Cine Europeo. Sin embargo, detrás de ese barniz de amable comedia romántica, se encuentra una de las mejores películas estrenadas este 2018, así como una feroz crítica al artista burgués bohemio.

Isabelle es una mujer de unos 50 años, es una famosa pintora que acaba de lograr un contrato con una galerista de una de las mejores zonas de París. Está divorciada de François, músico, con el que tiene una hija adolescente, aunque, de vez en cuando, se acuestan pese a estar separados. Aunque su vida profesional va por buen camino, su faceta personal es un completo desastre. Cada amante que conoce supone otra ilusión en su vida, otra esperanza en su corazón, una oportunidad para sentir la pasión de los primeros días. Sin embargo, a cada nuevo amante llegan, de nuevo, las promesas rotas, las relaciones tóxicas, los desengaños y, finalmente, el más triste desamor. Aun así, Isabelle sigue buscando ese amor ideal, esa pasión perfecta, ese bello sol interior.

Ensayo sobre las (tóxicas) relaciones amorosas

Inspirada en ‘Fragmentos de un discurso amoroso’, ensayo del teórico, filósofo y semiólogo francés Roland Barthes. Claire Denis es una cineasta que se mueve en el cine más físico, el directo, el violento. Sin remilgos, la cineasta ha mostrado el lado más oscuro de la humanidad con ‘Los canallas’, así como su experiencia viviendo en África con filmes como ‘Chocolat’ o ‘Una mujer en África’. Cercana al cine de Jacques Audiard o Lynne Ramsay, Denis plantea un mensaje que, en el fondo, mantiene esa esencia directa y dura propia de su cine, aunque haciendo especial hincapié en los diálogos a las tóxicas relaciones amorosas en las que se ve envuelta Isabelle.

Ahí, la cineasta plantea dos cuestiones. Por un lado, muestra sin condescendencia la falta de estima propia de la protagonista, a la que no concede tregua alguna, al crear un personaje inseguro, inmaduro, egoísta, poco maternal y emocionalmente inestable. Sin duda, un perfil extraño en el cine, sobre todo al tratarse de una mujer de mediana edad y que, justamente, ese tipo de perfil ha solido retratarse, cinematográficamente hablando, en los hombres que sufren una crisis generacional. Sin embargo, en medio de todos esos defectos, que no invitan al público a ser asertivo con la protagonista, dotan al personaje de increíble humanidad. Sin duda, se trata lo contrapuesto a la entereza que mostró Mia Hansen-Løve en ‘El porvenir’ y estaría más cercano a la desesperación de la protagonista de ‘Gloria’, del chileno Sebastián Lelio, entremezclado con el divismo de la actriz a la que dio vida Juliette Binoche en ‘Viaje a Sils Maria’, de Olivier Assayas. Por otro lado, Denis muestra una feroz crítica a la arrogancia del burgués bohemio, con un perfil de izquierdas y progresistas que, en el fondo, no ocultan un modo de vida elitista.

Juliette Binoche brilla con su propio sol interior

Es, justamente, Binoche uno de los grandes pilares del filme. La intérprete lleva desde sus primeras películas enfrentándose a personajes femeninos en los que parece que se entrega en cuerpo y alma, desde ‘Mala sangre’ y ‘Los amantes del Pont-Neuf’ a ‘La alta sociedad’ o ‘La espera’, pasando por ‘Tres colores: Azul’, ‘El husar en el tejado’ o ‘Código desconocido’. Ella da vida a una mujer inmadura, tremendamente imperfecta pero llena de humanidad, hasta el punto de que el público puede llegar a entender ciertas situaciones en las que, salvando las distancias, más de uno se sentiría identificado. Su diálogo final con Gérard Depardieu es uno de los mejores vistos en esta década cinematográfica. Mención especial también para Agnès Godard, habitual en el cine de Denis, que vuelve a deslumbrar con su habilidad para la fotografía.

El otro gran pilar del filme son la directora, Claire Denis, y Christine Argot, la escritora que ha firmado el guion junto con Denis. Ambas trasladan la parte más dura e incómoda a los diálogos, en los que retratan no solo a una mujer inmadura, sino también a una serie de figuras masculinas poco recomendables, desde un banquero egocéntrico y despiadado hasta un actor casado y autocomplaciente, pasando por un hombre sin oficio ni beneficio a un vigilante de un museo que, sensato, la rechaza. Esas masculinidades tóxicas, directora y guionista aprovechan para también lanzar ácidas críticas a la deshumanización del capital, al ensimismamiento del hombre que es incapaz de verbalizar sus problemas, al elitismo y a la falta de amor propio.

Todo ello convierte aUn sol interior’ en uno de los mejores trabajos de Claire Denis, en un ejemplo de cómo ha sabido reinventarse sin perder su sello de autora, con una protagonista magnífica. Detrás de esa aparente imagen de comedia romántica, se esconde uno de los mejores filmes de este 2018. Espléndida.

Crítica de Un sol interior
  • Dirección
  • Guion
  • Interpretaciones
  • Fotografía
  • Montaje

Resumen

Claire Denis expande la reflexión sobre las relaciones sentimentales que planteaba Roland Barthes en su ensayo con un interesante e incómodo retrato femenino en el que también se esconde una feroz crítica al elitismo de la burguesía de izquierdas. Juliette Binoche está magnífica.

4.5
Cinéfilos 4 (1 voto)
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Tráiler de Un sol interior