Crítica de El cuento de las comadrejas

Los amantes del cine argentino no deben perderse el nuevo trabajo de Juan José Campanella (El secreto de tus ojos), una comedia negra con mucha influencia de Billy Wilder y con la presencia de viejas glorias locales enfrentadas a una nueva generación que representan Nicolás Francella y Clara Lago.

EL CUENTO DE LAS COMADREJAS de Juan José Campanella

Juan José Campanella no puso al cine argentino en el mapa, puesto que, al menos en España, este siempre estuvo ahí, pero sí lo colocó en el punto de mira del gran público, rompiendo los límites del ghetto gafapasta, con El hijo de la novia (2000), y dio todavía otra vuelta de tuerca más con el Oscar que puso la guinda al gran éxito de El secreto de tus ojos (2009). No es de extrañar que fuera él y no otro quien lo consiguiera, ya que sus películas ofrecen todo lo que se espera del cine de su país, y de hecho han contribuido a cimentar el cliché: verborrea de diálogos ácidos con réplicas socarronas, y personajes cínicos, casi siempre del mundo intelectual de Buenos Aires.

Norma Desmond vs Clara Lago

Esta nueva propuesta no es una excepción, aunque se trate de un remake de un viejo éxito local prácticamente desconocido de este lado del Atlántico. En esta ocasión la historia se nutre de Billy Wilder, tanto por los ecos evidentes de El crepúsculo de los dioses en el personaje central, una diva del viejo cine nostálgica y retirada a su pesar, como por el tono de comedia agridulce y desencantada de títulos como En bandeja de plata.

El conflicto que cuenta es simple, universal y eterno; de hecho es el mito de Numancia, la resistencia de lo antiguo que intenta sobrevivir como gato panza arriba frente al empuje arrollador de lo nuevo, a lo que se retrata como deshumanizado, excluyente y amenazador. Los más optimistas hablarían tal vez de una crítica al capitalismo liberal, pero probablemente esto sería ir demasiado lejos, ya que la narración es muy clásica, no se aparta de arquetipos maniqueos, y de hecho no se aprecia un gran trabajo por actualizar los elementos de la película original, ya que apenas hay referencias a aspectos tecnológicos.

De hecho el punto débil de un relato que se puede calificar de sólido y bien estructurado es que sus giros tanto inicial como final, que probablemente serían sorprendentes para el público del original, resultan muy previsibles hoy en día, y, pese al humor negro típicamente argentino, la película acaba siendo en cierto sentido ingenua, y desde luego más convencional de lo que pretende.

Cabe mencionar, como elemento innovador, la ausencia del inevitable Ricardo Darín en el reparto, y la posibilidad de disfrutar a otros intérpretes del país, además de a nuestra Clara Lago, que ha intentado pasar por argentina y aportar de esta manera algún ingrediente nuevo a su personaje habitual de mujer fría e interesada.

Tráiler de El cuento de las comadrejas