Crítica de Ralph rompe Internet

Ralph y Vanellope no han perdido su carisma, esta vez sus aventuras se extiende a la gran red global llamada Internet. Con un interesante trasfondo y varios cameos de la cultura pop actual, se está ante uno de los clásicos más autoreferenciales del canon Disney.

RALPH ROMPE INTERNET de Rich Moore y Phil  Johnston

Había ciertas dudas sobre la secuela de la fabulosa ‘¡Rompe Ralph!’, una de las últimas delicias animadas de la factoría Disney. Primero, porque el estudio de animación ha entrado en una deriva en la que se perciben solamente secuelas de sus éxitos más próximos, su siguiente proyecto es ‘Frozen 2’. Por ello, había que ver si ‘Ralph rompe Internet’ lograba pasar la primera prueba de fuego. El resulto, notable.

Ralph y Vanellope se han convertido en amigos inseparables. Los dos pasan su tiempo libre pasándolo bien jugando en otros videojuegos, como el de ‘Tron’ o el de ‘Street Fighter’. Sin embargo, Vanellope se aburre en su juego, ‘Sugar Rush’. Queriendo ayudarle, Ralph intenta crear un nivel de bonus extra. Pero, en lugar de ayudarle, lo que provoca es que el mando de la consola del juego se rompa. Teniendo en cuenta que era casi imposible encontrar un repuesto y con ‘Sugar Rush’ desconectado, Ralph y Vanellope se adentrarán en un nuevo mundo que acaba de llegar a la sala de recreativos: Internet. Sin embargo, para los dos, el mundo de los algoritmos será todo un caos, al ser la red mundial un auténtico campo inexplorable.

Interesante fábula moderna sobre la amistad a lo largo del tiempo y la distancia

Firme candidata al Oscar en la categoría de mejor filme de animación, lo cierto es que, de primera, toca decir queRalph rompe Internet’ no llega al nivel de ‘¡Rompe Ralph!’. No obstante, se está ante una película muy notable, con un trasfondo más que interesante, con varias escenas de animación cuidadas y con momentos para el humor.

Lo primero que hay que resaltar es que Rich Moore y Phil Johnston, con ayuda de la guionista Pamela Ribon, han logrado que la película tenga alma propia, especialmente en lo que se refiere a la construcción del mundo virtual de Internet. Fascina cómo han dado forma e imagen a la red, especialmente en el caso de firmas como eBay, Twitter o los molestos spams publicitarios. Ese era uno de los retos más difíciles de los directores y los guionistas, crear un mundo virtual que tenga cierta atemporalidad. Ese mundo aparte recuerda mucho al virtual Oz, visto en la cinta japonesa ‘Summer Wars’, de Mamoru Hosoda. Interesante también ese esfuerzo por traer a la animación los movimientos en Internet para que algo se convierta en viral, permitiendo conocer a Sssí, un nuevo personaje muy carismático y con el que el público conectará más que con Shank, el personaje doblado por Gal Gadot en la versión original en inglés.

Mención también al auto-homenaje que se hace Disney como imperio. Primero, mostrando guiños a la saga ‘Star Wars’, al Universo Cinematográfico de Marvel y a los icónicos Muppets. Segundo, en traer a personajes queridos de sus clásicos como Gruñón de ‘Blancanieves y los siete enanitos’, Dumbo o Nick Wilde de ‘Zootrópolis’, además de personajes de Pixar como Buzz Lightyear de ‘Toy Story’, creando una especie de Disneylandia virtual. Evidentemente, en estos tributos no podían faltar las princesas Disney, estando todas las que han entrado en la firma de merchandising (se siente, Elena, Esmeralda, Megara y Kida), desde Blancanieves a Elsa y Anna de ‘Frozen’. Las escenas de las princesas con Vanellope, finalmente, resultan más que interesantes, ya que, además de hacer una especie de autocrítica hacia la propia política de la empresa Disney, se les da un valor añadido que va más allá del cameo.

El gran homenaje que Disney se hace a sí misma

Además, no podía faltar un trasfondo interesante en el filme. La película analiza realmente cómo los lazos de amistad perduran en el tiempo transformándose, en la distancia. Eso Pixar lo había explorado, muy por encima, en ‘Del revés (Inside Out)’ y ‘El viaje de Arlo’, los amigos de verdad siempre serán amigos, aunque no se vean todos los días, los lazos siguen ahí. Interesante lección de vida, que demuestra que Disney sigue siendo capaz de hacer pedagogía sobre temas complejos en la infancia, siendo la amistad de Christopher Robin y el osito Winnie the Pooh la primera que lo explicó en ‘Lo mejor de Winnie the Pooh’. A eso se añade, cierta crítica hacia la masculinidad tóxica y el sentimiento de posesión, pocas veces (por no decir nunca) explorado en un clásico Disney.

Eso sí, lo que provoca que no sea tan buena como su predecesora es su insistencia en subrayar su mensaje, como también en que, en pos de que el trasfondo quede excesivamente claro, rompe la propia coherencia narrativa entre las dos películas, en lo que se refiere a las reglas que se mostraron en la primera película sobre los videojuegos de los recreativos. Su última parte es demasiado sobrecargada, también por querer, una vez más, recalcar un mensaje que estaba muy claro desde el inicio de la película, además de querer agregar un elemento villanesco, que sobraba completamente.

Aunque, eso sí, Ralph rompe Internet’ es una propuesta divertida, familiar, con mensaje de trasfondo e interesantes lecciones de vida. Solo por eso, se convierte en un clásico a la altura de otras secuelas como ‘Los rescatadores en Cangurolandia’ o ‘Winnie the Pooh’. Habrá que ver si con ‘Frozen 2’, Disney mantiene el tipo o evidencia que está entrando en una nueva crisis creativa en lo referente a sus clásicos.

Tráiler en español de ‘Ralph rompe Internet