Crítica de La punta del iceberg
Hay quien dice que Margaret Thatcher se convirtió, sin querer obviamente, en la principal fuente de creación de una buena parte de los cineastas de prestigio de las últimas épocas, que se lo pregunten a Ken Loach. En España, parece haber nacido un tipo de cine social más cercano a la realidad tras la crisis económica que estalló en 2008. ‘La punta del iceberg‘, ópera prima de David Cánovas y presentada en la Sección Oficial del Festival de Málaga, pretende seguir la estela de otras producciones como ‘Hermosa juventud‘ o ‘Techo y comida‘.
Una gran empresa multinacional ha logrado evadir los baches de la crisis y obtener beneficios contra pronóstico. Sin embargo, la compañía debe enfrentarse a un extraño caso, en pocos meses se ha producido una ola de suicidios dentro del horario laboral que pone en jaque a la empresa. Por ello, Sofía, un alto cargo de la compañía, es enviada a esa división para realizar un informe interno que esclarezca los hechos. Se trata de una regresión a sus orígenes, puesto que antiguamente trabajaba allí. Esta división está dirigida por Carlos Fresno, encargado de optimizar los recursos. Sofía descubrirá que los métodos de Fresno provocan que los empleados vivan bajo un abuso de poder y mentiras que crea un ambiente tóxico.
Cánovas logra crear un ambiente de tensión constante durante buena parte del metraje de la cinta. Su primera escena es todo un impacto que levanta la curiosidad en el espectador. Un muy buen inicio que provoca la sensación de que se esté ante un posible buen thriller. Sin embargo, esas sensaciones se van diluyendo poco a poco conforme avanza la trama. De hecho, el filme empieza a girar en momentos demasiado predecibles que derivan en un sentimiento de decepción ante un inicio potente.
Lo que ayuda a que el filme no se caiga en su elenco, Maribel Verdú siempre ha mostrado su capaz para defender cualquier papel que le toque. Si con ‘Felices 140‘ tuvo que lidiar con una comedia que quiso dejar de serlo, con ‘La punta del iceberg‘ intenta darle cierta credibilidad a una protagonista que pasa de convertirse en una fría y calculadora ejecutiva a un ángel vengador de la causas justas. Junto a ella unos siempre solventes Fernando Cayo y Carmelo Gómez, eso sin contar con Bárbara Goenaga y Álex García, que tienen papeles más discretos pero igual relevantes. Un auténtico reparto que consigue acerca medianamente las injusticias y tiranías a las que puede enfrentarse una persona sólo por tener un sueldo digno. Inspirado en hechos reales (el caso de France Telecom), el filme pretende mostrar las peores consecuencias del capitalismo más salvaje.
Pero queda en un simple gritito elegantemente rodado, el filme cae en demasiados tópicos y queda una propuesta llena de buenas intenciones pero a la que no le interesa mostrar la complejidad del sistema al que critica. Queda lejos del cine social español y también se queda lejos de ese cine europeo que combina crítica social con la elegancia del thriller, como ‘De latir mi corazón se ha parado‘ o ‘La ola‘. Salvando algún giro, el filme va recorriendo un camino esquemático y propio de telefilmes de sobremesa.
Con lo cual, ‘La punta del iceberg‘ queda un mero intento de crear un thriller con trasfondo social que provoque una reflexión. Gracias a un elenco creíble, se puede llegar a ver su mensaje pero sus costuras son tan evidentes que resulta muy difícil lograr a disfrutarla del todo. Un ejemplo fallido.
Valoración de 'La punta del iceberg'
- Dirección
- Guión
- Interpretaciones
- Fotografía
- Montaje
Resumen
Una propuesta demasiado ambiciosa para lo que finalmente ofrece. Sin duda, un tema complejo que queda desaprovechado en un guión demasiado esquemático. Afortunadamente sus actores están más que correctos.