Crítica de Freeheld, un amor incondicional

Hay películas importantes y hay películas que hablan sobre temas importantes. Muchas veces se confunden o mezclan ambos tipos, y se cae en el error de encumbrar películas mediocres solo porque la historia en la que están basadas es emotiva o impactante. Freeheld, un amor incondicional está basada en un hecho real: la lucha de una pareja de lesbianas a principios de 2000 para lograr que una de ellas pudiese heredar la pensión de la otra tras su pronta e inevitable muerte por cáncer terminal. Pero aunque la historia real en la que está basada tiene una indudable potencia y calado, la película no sabe trascender y se queda corta tanto en forma como en fondo.

Es una pena, porque había mimbres para haber obtenido un mejor resultado. El reparto es de altura, con Julianne Moore y Ellen Page interpretando a la pareja protagonista y Michael Shannon y Steve Carell en papeles de reparto. Pero incluso los actores suspenden. Moore resulta forzada y no termina de resultar creíble en una interpretación que recuerda por espíritu, pero no por resultados, a la de Tom Hanks en Philadelphia. Enfrente, Ellen Page —que ejerce también de productora— le pone voluntad interpretando a la joven y doliente pareja de Moore, pero no sale mejor parada. Carell está bien en el papel de abogado gay histriónico que lucha por ayudar a la pareja y, de paso, reivindicar el matrimonio homosexual. Pero el que destaca por encima del resto es Michael Shannon, actor siempre notable con tendencia a interpretar roles oscuros y que aquí resulta emotivo y veraz como policía amigo del personaje de Moore que la apoya hasta el final.

Hay que reconocer, no obstante, que a pesar de sus numerosos peros, Freeheld se sigue bien, pero igual que se sigue bien cualquier telefilme de sobremesa. Su realización es plana, a nivel estético es una película sin ningún toque propio que la distinga y la historia se va deslizando de forma totalmente previsible hacía el esperado final. Todos intuíamos cómo iba a terminar Philadelphia o Dos policías rebeldes —por poner dos ejemplos de cine de personajes—, pero nos emocionábamos igualmente. Es especialmente paradójico que en el caso de Freeheld lo más emocionante, como en las malas películas basadas en hechos reales, son los créditos finales en los que se nos presentan a los auténticos personajes. También llama la atención que el guion sea tan vacío y a la vez manipulador, porque el guionista es Ron Nyswaner, autor del guión de ¿adivinan cual?, Philadelphia.

Por cierto, como complemento —o sustitutivo de esta película—, está el cortometraje Freeheld de 2007, basado en la misma historia real y que ganó el Óscar a mejor cortometraje documental en 2008.



Valoración final de Freeheld, un amor incondicional
  • Dirección
  • Guion
  • Actores

Resumen

Freeheld se sigue bien, pero su realización es plana y los actores resultan forzados. Una historia importante basada en hechos reales que habría merecido una película mejor. Es mejor ver el cortometraje Freeheld de 2007, basado en la misma historia real y que ganó el Óscar a mejor cortometraje documental en 2008.

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Cinéfilos 3 (1 voto)
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