Crítica de El abrazo de la serpiente.
Creo que una de las peores experiencias que se pueden experimentar es quedarse atrapado en una sala de cine. No quiero decir literalmente, por supuesto, ahí al menos habría cierto elemento de thriller o terror que le daría algo de vidilla al momento. Hablo de cuando arranca la proyección y empiezas a notar que lo que estás viendo no te está ni interesando, ni entreteniendo, ni tan siquiera aportando algo a nivel visual o sonoro (el cine es eso: imagen y sonido). Ese es el caso de esta horrenda El abrazo de la serpiente.
El problema para mí es que, además, por respeto a la sagrada sala de cine y, por qué no decirlo, una mezcla de pudor y educación que me impide molestar al resto de mis compañeros de proyección, soy de los que nunca me he ido de una película a medias. Pero esta vez quise hacerlo. Mi yo interior golpeaba desesperado con fuerza las paredes que lo mantenían encerrado dentro de mi yo exterior, para huir lejos de aquella butaca. Finalmente, mi yo exterior ganó la batalla. Creo que algo de mí murió tras ver El abrazo de la serpiente.
Película insulsa, fea (injustificable emplear el blanco y negro teniendo los espectaculares paisajes del Amazonas como fondo), El abrazo de la serpiente es la primera película colombiana que logra una nominación a los Óscar a película de lengua no inglesa. Me da igual, por mi la podrían nominar al Nobel de la paz y seguiría pensando que perdí dos horas de mi vida en aquella sala.
Podríamos definir El abrazo de la serpiente como un 1% de Apocalypto + un 1% de Terrence Malick + un 1% de Aguirre, la cólera de Dios + un 1% de Tarkovsky + otro 1% de Los últimos días del Edén + un 95% del peor Garci imaginable –no el de Holmes & Watson. Madrid Days, no; uno que todavía no ha llegado y probablemente nunca llegue–.
Adoro el blanco y negro. Hay ejemplos de cine moderno en blanco y negro con fotografías bellísimas. Ahí tenemos el trabajo de Janusz Kaminski en La lista de Schindler, o el año pasado el caso de la polaca Ida. Pero en el caso de El abrazo de la serpiente no se justifica por ningún lado. Lo peor, además, ha sido leer declaraciones pedantes sobre la intencionalidad de la fotografía en blanco y negro, dicen que para transmitir la sensación de que estábamos viendo una fotografía antigua de las que hacían los exploradores a las tribus amazónicas pérdidas. Yo solo veo en esa decisión una pésima opción artística y un subterfugio para ocultar la falta de presupuesto y de talento para realizar una fotografía de calidad.
La historia es confusa y está mal contada. Eso siendo generoso, la otra opción es que no haya historia. Las actuaciones son también dignas de la película, no sé si los indígenas eran actores o indígenas de verdad (y no me voy a poner a investigarlo), y los intérpretes occidentales que dan vida a los exploradores están más perdidos que Kiko Rivera en una biblioteca.
Me duele de verdad tener que escribir tan mal de una película, quienes me habéis leído en anteriores críticas habéis podido comprobar que intento siempre buscarle los méritos incluso a las películas que no me gustan. He estudiado cine y sé lo difícil que es el oficio. Pero por eso precisamente no puedo transigir con una obra tan mediocre como esta.
También me duele hacer perder el tiempo a la gente, por eso os pido perdón por el tiempo que habéis invertido en leerme hasta aquí. Al margen de las dos horas que espero haberos ahorrado si decidís hacerme caso y no ir a ver El abrazo de la serpiente, me gustaría recompensaros de alguna forma. Pero no puedo, solo soy un humilde redactor de una web de cine (la mejor). En fin, voy a intentar rehacer mi vida y seguir mirando hacia adelante. Hacia la tercera temporada de Bron/Broen (El puente), concretamente.
Espero que, a nivel cinematográfico, y con el paso de los años, el recuerdo de la proyección en la que tuve la desgracia de descubrir El abrazo de la serpiente solo sea un triste, aburrido y banal momento en una vida llena de buen cine. Me apunto para asegurarme, en una notita que llevaré siempre conmigo, el nombre de Ciro Guerra, debutante en la dirección con esta película. Desde el debut de Steven Seagal como director con En tierra peligrosa no había visto nada igual. Por lo menos en aquella salía Michael Caine…