Crítica de La sombra de los otros (2010)
Es una pena que aún quede gente en los estudios de cine que crea que hacen falta películas de este calibre. La sombra de los otros (Shelter, 2010) es el último ejemplo de film que se cree inteligente y profundo y no es más que una peliculita para la tele, casposa y cutre, indigna de estrenarse en cines. Los suecos Marlind & Stein, directores de la muy sueca Storm (2006) y responsables de la también muy sueca (a su manera) Underworld: el despertar, meten a Julianne Moore en un fregao paranormal a la altura de La Bendición (Bless the child, 2000) o El Rito (The rite, 2011), películas a las que me gusta catalogar como cine de terror para la tercera edad. Y no es que tenga nada en contra de la tercera edad, es más, ardo en deseos de poder ir al cine pagando 1€ por la entrada, pero no es que sean ellos los que deben llenar la salas de cine para que el tema salga a flote.
El guión de Michael Cooney, guionista de la simpática Identidad (Identity, 2003), reincide en el trastorno de personalidad múltiple, comenzando con un inquietante caso que va a parar a manos de la doctora interpretada por Julianne Moore y que se desmorona a la misma velocidad con la que Jonathan Rhys Meyers se desdobla y desencaja. Interminable y llena de falsas pistas que irremediablemente te acabarán llevando a ninguna parte, La sombra de los otros demuestra ella solita las razones por las que los hermanos Weinstein pueden llegar a perder tanto dinero a pesar de llevarse un puñado de Oscars de vez en cuando.