Crítica de [REC]3 Génesis (2012)

Sin Jaume Balagueró, que se encontraba en medio de la deliciosa Mientras Duermes, Paco Plaza pone la directa y demuestra, como ya hizo en la entrañable Cuento de Navidad, que él es el que se encarga de la diversión. [REC]3 es un ejemplo perfecto de todo lo que nos ofrecían las cintas de nuestros videoclubs los fines de semana. La Génesis de Paco Plaza y esos dos novios españoles tan enamorados remite a las mejores secuelas desenfadadas de los ochenta, por gore y por las toneladas de diversión aparentemente fáciles e intrascendentes, y hay que ser muy necio para negar la evidencia. El mismísimo Sam Raim inundó de coña marinera las secuelas de su obra maestra Posesión Infernal –un humor ya presente, y mucho, en la primera parte-, por no hablar de la segunda matanza de Texas o la saga de Elm Street, y así podría tirarme todo el día. Nunca el Chup Chup de Australian Blonde o el Eloise de Tino Casal sonaron mejor ni más certeros que aquí.

Desde el primer minuto queda claro el juego que presenta Plaza, con una impagable pantalla azul de carga de reproductor de dvd cutre. Además, de manera inteligente, patea el culo a la marca de la casa y a la propia mitología visual de la saga en un gesto de valentía admirable. Y los dos protagonistas, marido y mujer, nos regalan algún que otro momento antológico y frases memorable. Entre unos y otros, la carcajada está asegurada. Sí, has leído bien: la carcajada ¿O acaso no son divertidas las películas de terror? ¿No había demonios batiendo huevos en la segunda parte? ¿No aplaudimos hace cuatro días a Ti West por The Innkeepers?

Probablemente haya quién eche en cara a la película ciertas ausencias claves en la trama de la saga, pero no sería justo porque aquí está todo, pero está fuera de campo.

¿Precuela? No exactamente, pero la Génesis está justificada y además la subraya con rotulador gordo el cura que casa a Koldo y a Clara. Es digno de elogio que en pleno 2012, [REC]3 Génesis, nos retrotraiga a los buenos tiempos de las secuelas italianizadas locas y que, por momentos, parezca más una secuela de Demons que de la saga catalana. Y que los que han salido decepcionados de la sala que no teman, que seguro que el bueno de Balagueró cerrará su universo con un ejercicio de terror mucho más contenido y bastante más Medeiros. Ahora es tiempo de reír y brindar. Vivan los novios.