Crítica de Truman
La amistad, ese valor preciado que hace realmente el milagro de la conexión única entre personas. Ese afecto es, muchas veces, el que consigue mover montañas que parecían imposibles de levantar. En ‘Truman’, Concha de Plata para sus dos actores, no sólo se demuestra cuán necesaria es para los momentos difíciles sino también lo catártica que puede llegar a ser. La nueva película de Cesc Gay es una demostración del estado de gracia en el que se encuentra su filmografía.
Julián se está muriendo, lo sabe, el cáncer que tiene está en estado terminal. Para apoyarle, Tomás, que viene desde Canadá, ha decidido quedarse cuatro días con su mejor amigo para acompañarle durante esos momentos que pueden ser los últimos. Esa estancia en Madrid hará que tanto Julián como Tomás vivan instantes llenos de cercanía en los que las confidencias y revelaciones harán que esos días sean inolvidables. Junto a los dos amigos estará Truman, el perro de Julián, su fiel apoyo y al que le está buscando urgentemente un nuevo hogar.
Cesc Gay es uno de los cineastas catalanes más prestigiosos de la industria española. Su correcto equilibrio entre comedia, drama y un excelente reparto coral han hecho de su filmografía un valor en alza. Tras el éxito inesperado de ‘Una pistola en cada mano’, el realizador deja Barcelona para rodar por primera vez en Madrid, una ciudad más austera e ideal para concentrar la trama en dos figuras: la de Ricardo Darín y la de Javier Cámara.
Pese a centrarse en la amistad de estos dos grandes intérpretes, Gay no olvida sus señas de identidad y a lo largo de la película irán apareciendo varios personajes que serán pequeños descansos en el camino catártico de Darín y Cámara. Porque el director, junto con Tomás Aragay, ha creado un libreto en el que se logra evitar ese melodrama que podría haber sido esta propuesta y convertirlo en un filme elegante en el que la muerte no hace acto de presencia pero ronda en cada uno de los rincones.
‘Truman’ da a entender que morir puede ser tan libre como vivir, y eso se demuestra en cada paso que Darín da cuando sabe que se acercará el final. Pero no es lo más importante, lo que vale la pena es la amistad y el cariño que dan los seres queridos y el propio enfermo. Un auténtico alegato a las relaciones no sólo personales, sino también con aquellos amigos más leales: Los animales. El perro Truman es el sinónimo ideal para ver el grado de profundidad y respeto que alcanza Cesc Gay en esta película al mostrar cómo el dueño, a sabiendas de que va a morir, se preocupa más porque su más fiel compañero consiga tener otro buen hogar que su propio bienestar.
Y todo ello con unas interpretaciones deliciosas. Ricardo Darín hace suyo, una vez más, el personaje. Cada momento en el que se le ve al actor, éste derrocha un discurso potente y efectivo a la forma de ser propia del intérprete. Un hombre que es capaz de mutar en sus personajes y que estos también se transformen en él. Y luego está Javier Cámara, que sólo con sus silencios y miradas consigue dar las respuestas a su compañero de reparto. Una combinación fabulosa, no hay mayor unanimidad para esa Concha de Plata compartida. En menor medida, vale la pena destacar a Dolores Fonzi como la sufrida prima de Julián.
Con sus equilibradas dosis de drama y humor, ‘Truman’ es el mejor ejemplo para ver cómo se reacciona ante este tipo de situaciones. Es más, el intenso camino que recorren juntos Darín y Cámara revela lo importante que es el amor y la amistad tanto en tiempos buenos como en momentos malos. Una obra magnífica que deja un largo poso en el recuerdo y que, sin llegar a exagerar, es la mejor producción española del año.
4.5 / 5