Crítica de Tarde para la ira
Francis Bacon dijo: “Una persona que quiere venganza guarda sus heridas abiertas”. Raúl Arévalo ha aprendido a ser un buen pupilo de directores como Alberto Rodríguez, Carlos Vermut o Daniel Monzón. Porque su ópera prima, ‘Tarde para la ira’, premiada en el 73º Festival de Venecia, no sólo logra ser un thriller intenso, calculado al milímetro, sino también una obra con una personalidad propia y la clara demostración de un joven director con una habilidad innata para que la tensión se convierta en hiel en el estómago.
Antonio de la Torre vuelve a tener una interpretación magistral
José lleva ya tiempo frecuentando un bar de un barrio de la periferia de Madrid. Allí se dedica a jugar a las cartas con los parroquianos del bar y a mirar fijamente a Ana, la hermana del dueño del local. Todos en el barrio le tienen cariño a José, incluso cuando el novio de Ana, Curro, sale de prisión tras participar en un robo en 2007 que salió mal y en el que hubo fallecidos. Pero las cosas no son como parecen y José guarda un secreto.
Arévalo sabe llevar su tema desde el primer momento: La venganza. Un acto planeado con sumo detalle y frialdad y que ha convertido en José, interpretado magistralmente por Antonio de la Torre, en un ser que sólo tiene el objetivo de culminar su vendetta. Para ello, el actor de ‘Azuloscurocasinegro’ logra traer el espíritu sórdido de ‘La isla mínima’ junto con la frialdad y el toque noir de ‘Magical Girl’. Porque ‘Tarde para la ira’, con su Súper 16 mm y ese grano en pantalla que le da un toque a añejo, se convierte en un thriller tenso, solvente y alejado del concepto comercial de la industria.
Raúl Arévalo ofrece un brillante debut
En ese sentido, recuerda a obras como ‘Un profeta’ o ‘De latir mi corazón se ha parado’ de Jacques Audiard o ‘Calabria’ de Francesco Munzi, con un protagonista reconvertido por su destino en un ser calculador y frío. Para ello, Arévalo, junto con David Pulido, crean un guión inteligente y que juega constantemente con el espectador, dejándole caer poco a poco las respuestas a esta venganza, mostrando un plan completamente incendiario, en el de un hombre consumado por sus ansias de revancha.
En ese perturbador viaje, en el que Arévalo mezcla sabiamente cierto toque de cine noir con imágenes que recuerdan al antiguo western y mezclado con cierta esencia de intriga y de road movie americana, le acompañan un excelente reparto, Ruth Díaz sobresale y demuestra su merecido premio a la mejor actriz en la sección Orizzonti en Venecia. Mención aparte a Luis Callejo y Manolo Solo, este último completamente irreconocible.
Intenso y sórdido cine noir
Entre ese cóctel con aroma de buen thriller, Raúl Arévalo sabe darle el toque cañí propiamente español, mostrando a una España profunda que encaja a la perfección en la ejecución de esta venganza.
Con un guión preciso, un reparto excelente y una dirección que demuestra que Raúl Arévalo tiene madera de realizador, ‘Tarde para la ira’ se convierte en el mejor thriller estreno en España este año y que puede medirse ante producciones como ‘La isla mínima’ y demostrar no sólo que el cine español goza de buena salud creativa, sino también que puede medirse ante otros cineastas europeos como pueden ser el mencionado Jacques Audiard, Thomas Vinterbeg o Nicolas Winding Refn. Magistral.
Valoración de Tarde para la ira
- Dirección
- Interpretaciones
- Guión
- Música
- Montaje
Resumen
Raúl Arévalo debuta por la puerta grande. Una ópera prima brillante y magnífica, con un guión solvente y unas interpretaciones sólidas que demuestra una prometedora carrera como cineasta.