Crítica de Remember
La venganza es un plato que se sirve frío. Y si eres un anciano sin nada que perder, más. Remember está dirigida por Atom Egoyan, armenio (aunque canadiense de adopción), con una interesante filmografía que con el paso de los años ha ido de más a menos tras unos inicios más que notables con obras como Exótica o la demoledora El dulce porvenir. Remember no va a ser desde luego la cinta que le devuelva el esplendor perdido, pero es una entretenida película con un Christopher Plummer que justifica por sí solo el pago de la entrada, y al que secunda otro ilustre veterano como Martin Landau (Ed Wood).
Planteada como una road movie, Remember es una historia sobre la venganza en la que un anciano con alzhéimer inicia un viaje para encontrar al oficial nazi que asesinó a su familia y a la de su compañero de geriátrico e ideólogo del plan 70 años atrás.
Egoyan utiliza el alzhéimer del personaje protagonista, interpretado con la habitual solvencia por Plummer, para hacer su particular versión nonagenaria de Memento. La película consigue mantener el interés durante su ajustado metraje sin, al mismo, tiempo apasionar como la intensidad de la trama podría hacer pensar a priori. Solo el detalle de los constantes olvidos de la muerte de su mujer (con los consecuentes redescubrimientos del dolor) que el protagonista experimenta a lo largo de la trama, a causa de su alzhéimer, logran provocar algo de emoción auténtica en la película.
Aún así, Remember funciona bien como thriller y contiene una secuencia brillante y muy por encima de la media general de la película, en la que Christopher Plummer y Dean Norris (el inolvidable Hank de Breaking Bad) mantienen un tour de force interpretativo en una escena que recuerda a los Coen de Sangre Fácil.
Hay ciertos subrayados en Remember que son innecesarios por obvios y constantes, pero el sorprendente final a lo Shyamalan, en el que el titiritero se convierte en títere —no te lo perdonaré jamás, Carmena— hacen del último Egoyan una película que se ve tan rápidamente como se olvida con el paso, no ya de los días, sino de las horas.
Si hubiese sido un capítulo de 40 minutos de The Twilight Zone o de una serie procedimental sería una obra maestra, pero esto es cine y Atom Egoyan ha demostrado poder ser un alumno más aplicado, así que Remember ha de quedarse en un aprobado.
3 / 5