Crítica de Pastel de pera con lavanda
Claude Monet lo dijo: “Ahora me siento como el paisaje, puedo ser audaz e incluir todos los tonos de azul y rosa: Es encantador, es delicioso”. Realmente resulta muy difícil alabar excesivamente una obra con pocas pretensiones y claro tono cuqui feel-good como es ‘Pastel de pera con lavanda’. No obstante, la dedicación y el esmero que se han podido ver en una película aparentemente ligera hacen de ella una pequeña joyita dentro del cine francés.
En pleno corazón de la Provenza francesa, Louise es una mujer de 37 años que intenta sacar adelante como puede a sus dos hijos tras haber enviudado trágicamente hace unos años. Pese a ello, Louise va sacando a flote como puede el negocio familiar, un campo lleno de árboles de los que vive gracias a sus frutos, como también de la miel que recoge puesto que, además, es apicultora. Sin embargo, las deudas son cada vez más grandes, y Louise empieza a pensar en vender un poco del terreno. Un día, despistada, casi atropella a un desconocido, Pierre, un treintañero con síndrome de Asperger con una visión completamente diferente de la vida. Poco a poco, Pierre irá introduciéndose en la vida de Louise, convirtiéndose prácticamente en un miembro más de la familia.
Éric Besnard sigue trayendo propuestas alegres y amables tras ‘Mes héros’. Con ‘Pastel de pera con lavanda’ reduce el toque cómico para entremezclarlo con un ligero aroma romántico, con sabores de cine social, delicias visuales y musicales y una guinda que es el magnífico dúo de actores compuesto por Virginie Efira y Benjamin Lavernhe, de la Comédie Française.
Pese a que parezca la clásica historia de amor no convencional entre chica guapa y chico diferente, el director se aleja de cualquier cliché mostrando una delicada y comedida historia de amor con cierto trasfondo social dentro de un festín de sensaciones y sabores, como si de una merienda bajo el sol de la campiña francesa se tratase. Besnard propone una propuesta que aparente ser ligera pero que trata temas como las injusticias bancarias frente a autónomos de clase trabajadora, el esfuerzo por la inserción laboral y mayor comprensión para la gente con síndrome de Asperger, así como los conflictos familiares dentro de una familia de clase media.
Todo ello aderezado en una historia optimista, que invita al público a disfrutar de una entrañable historia de amor con un dúo de protagonistas magníficos. Por un lado, Virginie Efira, la actriz belga se confirma como una de las grandes intérpretes de comedia romántica tras estupendas propuestas como ‘La oportunidad de mi vida’, ‘20 años no importan’ o ‘Un hombre de altura’, en breve se podrá ver su cambio total de registro con ‘Elle’ de Paul Verhoeven.
A su lado, un excelente partenaire, Benjamin Lavernhe, miembro de la Comédie Française, trae un personaje delicioso, un hombre con un corazón inmenso y una habilidad prodigiosa para los números, un respetuoso y delicado retrato de un hombre con síndrome de Asperger, plasmado magistralmente por el actor, que muestra una realidad muy clara sobre las personas que viven con esta particularidad. Pierre es un personaje muy rico en matices y con una profundidad que va más allá de lo entrañable. Siendo no tan ambiciosa, la interpretación de Lavernhe está a la altura de Dustin Hoffman y su representación del autismo en ‘Rain Man’.
Con unas interpretaciones fabulosas, una fotografía excepcional, obra de Philippe Guilbert, y una banda sonora creada por Christophe Julien pero que parece inspirada en las grandes composiciones de Philip Glass, ‘Pastel de pera con lavanda’ está un peldaño arriba de las correctas y elegantes películas feel-good francesas, un paso más que hace de su visionado no sólo una magnífica merienda bajo el sol de la campiña francesa, sino también una experiencia tan igual de agradable como memorable, como hizo Naomi Kawase con ‘Una pastelería en Tokio‘. Magnífica.
Valoración de 'Pastel de pera con lavanda'
- Dirección
- Interpretaciones
- Guión
- Música
- Fotografía
Resumen
Un delicioso manjar para disfrutar en una sala de cine, una película aparentemente ligera pero cuidada hasta el mínimo detalle y hecha con dedicación y esmero.