Crítica de Nuestra hermana pequeña
El realizador japonés Yasujiro Ozu dijo: “La construcción de un haiku encadenado no es muy diferente de las labores del montaje en el cine”. Junto con Kenji Mizoguchi, Ozu es uno de los grandes maestros del cine costumbrista japonés. Hirokazu Kore-eda es uno de los pupilos más sagaces del aclamado cineasta. Ya lo demostró con filmes como ‘Still Walking’, ‘Kiseki’ o ‘Del tal padre, tal hijo’. Ahora llega con ‘Nuestra hermana pequeña’ que pasó por la Selección Oficial del Festival de Cannes y ganó el Premio del Público en el Festival de San Sebastián.
Sachi, Yoshino y Chika son tres hermanas que viven juntas en la casa familiar que les legó su abuela antes de fallecer. Las tres viven apaciblemente en la ciudad costera de Kamakura. Su tranquilidad se verá interrumpida momentáneamente cuando les informen de la muerte de su padre, que las abandonó cuando eran sólo unas crías. Tras más de 15 años sin verle, las tres aceptan ir al funeral que organiza su tercera esposa. Allí conocerán a Suzu, la hija que tuvo su padre con su segunda esposa y que fue primero su amante. Al verle sola, las tres hermanas deciden acogerla en su casa.
Un relato a simple vista sencillo, pero que guarda una profunda fuerza de voluntad. Basado en el manga ‘Umimachi Diary’ de Akimi Yoshida, el realizador sigue la tendencia que se vio ya en sus anteriores obras, hacer una radiografía del pasado familiar y ver cómo repercute en el presente de sus protagonistas. En el caso de estas cuatro hermanas, se percibe cómo los errores de sus progenitores provocaron que ellas se hiciesen fuertes y poderosas, que tuvieran una fuerza interior que hizo que se unieran y salieran adelante solas, junto con la ayuda de su abuela.
Un profundo mensaje de empoderamiento femenino que es mostrado con delicadeza y una pausada narrativa. Kore-eda no pretende crear una cinta panfletaria, sino que deja que los hechos vayan sucediendo espontáneamente. Todo ello acompañado por cuatro actrices que desprenden calidez y rápida empatía, junto con una fotografía y escenarios cuidados al mínimo detalle. Testigos de esta convivencia fraternal son las cuatro estaciones, las cascadas, las montañas o los cerezos en flor, cual haiku en pleno amanecer primaveral.
Con lo cual, ‘Nuestra hermana pequeña’ se acerca a obras de cineastas contemporáneos japoneses como Yoji Yamada con su ‘Una familia de Tokio’; Naomi Kawase con ‘Aguas tranquilas’; o Isao Takahata con su ‘Recuerdos del ayer’. Historias costumbristas, del día a día, tratadas de manera íntima y llena de dedicación.
Kore-eda muestra un retrato de una feminidad fuerte, valerosa y con un alma firme cual madera de bambú. Podría considerarse la otra cara de la moneda que mostró Deniz Gamze Ergüven recientemente con la espléndida ‘Mustang’. Cuatro heroínas del día a día con un espíritu infranqueable, cuyas fuerzas son capaces de recomponer y curar las heridas del pasado.
‘Nuestra hermana pequeña’ es una pieza más en una carrera llena de prestigio que empezó con esa obra maestra que fue ‘Nadie sabe’. Una clara invitación a celebrar y vivir el presente.
Valoración de 'Nuestra hermana pequeña'
- Dirección
- Guión
- Interpretaciones
- Fotografía
- Música
Resumen
Un relato intimista y delicado pero que muestra la fuerza inquebrantable de cuatro hermanas. Kore-eda vuelve a demostrar que es un auténtico narrador de historias costumbristas llenas de calidez y dedicación.