Crítica de Mi amigo el gigante
El novelista británico Roald Dahl escribió: “Los secretos más grandes se ocultan siempre los lugares más inverosímiles”. Steven Spielberg estrena película en menos de un año, tras ‘El puente de los espías’, el cineasta vuelve con ‘Mi amigo el gigante’, basada en el libro ‘El gran gigante bonachón’ del citado Roald Dahl. Protagonizada por Mark Rylance y Ruby Barnhill y presentada fuera de concurso en la Selección Oficial de la 69ª edición del Festival de Cannes.
Sofía es una pequeña huérfana que vive en Londres, debe soportar los malos modales y los castigos injustos de la señora Clonkers, la mujer que se encarga de gobernar el orfanato en el que la niña está. Como todas las noches, Sofía aprovecha que todos los niños y la pesada señora Clonkers duermen para leer un libro con su linterna. Pero esa noche no será como las demás, la niña escucha un ruido del exterior, al acercarse a la ventana descubre en mitad de la noche a un gigante en medio de las calles londinenses, la pequeña se asusta y esto provoca que el enorme ser la vea. Para evitar que le delate, el gigante se lleva a la niña a su país, un fabuloso mundo habitado por seres altísimos y que, a diferencia de él, sí comen carne humana. Entre los surge una amistad inquebrantable, por eso decide derrotar a los gigantes come-humanos. No será fácil, para ello necesitarán la ayuda de la mismísima reina de Inglaterra.
Parece que Spielberg ha tenido un arrebato de nostalgia al adaptar una obra clásica del escritor Roald Dahl, no es fácil adaptar los maravillosos mundos que creó el autor británico, de hecho ‘Mi amigo el gigante’ es una correcta adaptación pero está lejos de otras magníficas adaptaciones de los relatos de Dahl como ‘James y el melocotón gigante’, ‘Matilda’ o ‘La maldición de las brujas’. Su ejecución es lenta, lo que obliga al espectador a darle tiempo a una trama a la que le cuesta arrancar. De esa manera, el realizador intenta emular el espíritu de la mítica ‘E.T., el extraterrestre’, enfocando la trama entre el gigante bonachón y la niña.
El resultado no es tan redondo como el de ‘E.T.’, cierto, pero eso no evita que se pueda conectar con el personaje interpretado por Mark Rylance, el actor británico se ha convertido en la nueva musa de Spielberg tras la gran acogida que tuvo su interpretación en ‘El puente de los espías’ y que le valió el premio Oscar al Mejor Actor de Reparto. Rylance da las suficientes dosis de carisma para que el público pueda empatizar con su personaje y, por extensión, con la película. No obstante, el problema está en que su partenaire, la debutante Ruby Barhnill, tiene un personaje más frío y distante, semejante al de Alicia en la película clásica de Disney en 1951, con el que no se puede conectar, provocando que el público no logre entrar del todo en la cinta.
Más allá, se valora unos efectos visuales que combinan estupendamente con un relato de este estilo, dándole mayor espectacularidad a una cinta que, aunque hubiese tenido mejor acogido en un pasado, en otra época no hubiera brillado tan bien. En la parte de guión se percibe la firma de la fallecida Melissa Mathison, que se hizo cargo también de la ya citada ‘E.T.’ como también de otra propuesta familiar similar, ‘La llave mágica’. A esto se añade un mensaje a favor de la tolerancia y de luchar contra el bullying. Un mensaje propio de una película familiar.
Con lo cual, ‘Mi amigo el gigante’ es una correcta adaptación del clásico literario de Roald Dahl, aunque no es excepcional, lo que viniendo de Spielberg, más al tratarse de una adaptación del afamado escritor británico, tiene cierto regusto a decepción. Pese a ello, se está ante una obra correcta e ideal para disfrutar en familia.
Valoración de 'Mi amigo el gigante'
- Dirección
- Guión
- Interpretaciones
- Efectos visuales
Resumen
Correcta adaptación del clásico literario de Roald Dahl aunque no está a la altura de las otras grandes películas de Steven Spielberg. Mark Rylance logra que el público conecte con la película.