Crítica de Los recuerdos
Las novelas de David Foenkinos son una combinación de comedia y drama con un romance de fondo. El propio autor adaptó al cine la agradable ‘La delicadeza’, con Audrey Tautou y François Damiens. Ahora llega otra nueva adaptación, aunque esta vez viene de la mano del realizador Jean-Paul Rouve, se trata de ‘Los recuerdos’, con Michel Blanc, Annie Cordy, Chantal Lauby y Mathieu Spinosi, que consiguió tener más de un millón de espectadores en Francia.
El abuelo de Romain acaba de fallecer y esto provoca que Madeleine, la abuela y desconsolada viuda, se quede sola en su casa. Un accidente doméstico provocará que la mujer acabe internada en una residencia. Por otro lado está Romain, que con 23 años estudia Literatura y desea convertirse en escritor, aunque mientras trabaja como vigilante nocturno en un acogedor hotel parisino. Tiene una relación algo distante con su padre, Michel, porque siempre está de mal humor. Un día, Madeleine, harta de la residencia, un día decide escaparse.
A diferencia de ‘La delicadeza’, ‘Los recuerdos’ tiene menos iluminación en sus imágenes, una metáfora sobre el paso del tiempo que se ve reflejada en Madeleine, la anciana que interpreta maravillosamente Annie Cordy. Junto con el personaje de Romain, son los puntos fuertes de la película por mostrar una conexión excepcional entre una abuela y un nieto. Ella desea seguir viviendo y regresar a sus orígenes, en Normandía, donde vivió de pequeña hasta que tuvo que desplazarse a París. Él es un joven lleno de dudas y cuyo camino está todavía por definir. Ambos se apoyan mutuamente, dejando los momentos más entrañables del filme.
Porque ‘Los recuerdos’, precisamente, habla de aquellas memorias de lo cotidiano, pero lo hace de forma agradable y pausada. Narra el día a día de las relaciones familiares, de los lazos afectivos que unen a los padres con sus hijos, dejando momentos entre el drama y la comedia. El filme de Rouve carece de las ambiciones que pudieran tener otras cintas similares como ‘Juntos, nada más’ o ‘¿Y si vivimos todos juntos?’. Sin embargo, eso no significa que se esté ante un relato interesante, sino que es una historia amable y muy grata con sus personajes, hecha para un espectador que desee desconectar y disfrutar de una placentera tarde de cine pero viendo algo hecho con dedicación y de buena calidad.
Sus actores están correctos en sus papeles, Annie Cordy es la que más fuerza transmite con una abuela a la que los recuerdos le mantienen viva, junto con la veterana actriz están dos grandes actores: Michel Blanc, con un toque humorístico alejado de sus últimas interpretaciones dramáticas y Chantal Lauby, que tras ‘Dios mío, ¿pero qué te hemos hechos?’, vuelve con un personaje más contenido aunque igual de entrañable. Además está Mathieu Spinosi, el actor debuta con un personaje principal, un joven lleno de dudas sobre su futuro y presente, Spinosi logra darle ese toque real a Romain, de hecho recuerda a las primeras actuaciones del actor Romain Duris, como en ‘Una casa de locos’, en parte gracias a que viene muy bien acompañado por ese trío de veteranos y aclamados actores.
Por lo demás, ‘Los recuerdos’ no es precisamente una obra ambiciosa, se deja ver y es para deleitarse en una tarde de cine, en la que se no se exija un filme profundo y con mayor complejidad, está lejos de lo que fue ‘La delicadeza’. Ese punto agradable no gustará a aquellos espectadores que busquen una reflexión sobre el paso del tiempo o las relaciones familiares. Con una agradable música, vital y llena de energía, Rouve crea una propuesta amable, en la que la comedia es para que haya durante la duración de la película una sonrisa más que una risa. Tras su visionado, las buenas vibraciones son las que consiguen que el espectador sienta que ha disfrutado de la película. Porque, ¿a quién le amarga una tarde de café y pastas en un bistró parisino? Una estupenda comedia dramática francesa.
Valoración de 'Los recuerdos'
- Dirección
- Interpretaciones
- Guión
- Música
Resumen
Correcta comedia dramática sobre los problemas familiares de una familia francesa, hecha con un toque de humor y con personajes entrañables. Ideal para un momento distendido de ocio.