Crítica de Los exámenes

El dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht dijo: “Al río que todo lo arranca lo llaman violento, pero nadie llama violento al lecho que lo oprime”. Cristian Mungiu es, sin duda, el mejor exponente del cine rumano, desconocido para el público mayoritario pero que es uno de los más arriesgados e intensos vistos en el panorama europeo, convirtiéndose en el gran referente de otros países. Con ‘Los exámenes’, premio ex aequo a la mejor dirección en el 69ª Festival de Cannes, el cineasta sumerge el espectador una perturbadora tela de araña cuya desazón se graba en la retina.

La corrupción de los ideales

Romeo (Adrian Titieni) es médico, tiene casi 50 años y su vida es por y para cuidar a su hija. Hace ya tiempo que dejó de creer en el amor, su matrimonio fracasó, y no le gusta el sistema de la Rumanía en la que vive. Sólo desea una cosa en su vida, que su hija salga hacia adelante. Por ello, la joven Eliza de 18 años se prepara para estudiar los exámenes, que le permitirán poder acceder a una plaza en una prestigiosa universidad en Inglaterra. Pero el día previo al examen, la chica es atacada en plena calle. Esto provoca que el mundo de Romeo se resquebraje, él hará todo lo posible para que su pequeña pueda escapar del país y estudiar en Inglaterra, hará hasta lo imposible, su hija es lo más importante.

Mungiu abre la puerta a una historia que habla sobre la corrupción de la propia alma, de cómo un padre desesperado hará todo lo posible para lograr que su hija salga hacia delante. Pero el realizador no lo plantea desde un punto de visto moral o social, el cineasta lleva a su protagonista al abismo, guiándole por las partes más oscuras de un país que, pese a vivir en democracia y dentro de un sistema capitalista, no deja de tener la herencia de un gobierno en el que el clientelismo, el tráfico de influencias, la tiranía, el amiguismo y el más despreciable nepotismo emponzoña todo aquello que toca, provocando que salga a relucir los peores caras de una sociedad que se devora a sí misma.

El realizador arrastra también al público a la ansiedad gracias a sus magníficos planos fijos con las que el espectador se contagia de la desazón, el odio, la venganza, el dolor, el horror, la justicia. No hay luz en un relato en el que el cineasta tiene la magistral habilidad de tomarse la distancia suficiente para no juzgar en ningún momento los actos de sus protagonistas mostrando la fragilidad del equilibrio personal, aquel que guarda la virtud y la esperanza.

Un sistema que envenena todo lo que toca

Mungiu crea un oscuro laberinto de decadencia y perversión de los ideales. Además, se muestra lo complicado que es ser consecuente con las ideas al corromperse para lograr unos objetivos. Aparte, esos objetivos pueden ser más una proyección de las propias insatisfacciones que se ocultan bajo una falsa sensación de altruismo. El cineasta firma una obra que saca el lado más asfixiante de Michael Haneke entremezclándolo con el compromiso social de los hermanos Dardenne. Tiene la fina habilidad de mostrar momentos en los que resulta complicado juzgar a los personajes, qué haría alguien en una situación semejante, no es una película hecha para un público que se cree moralmente superior al evidenciar cómo, en los momentos más extremos, el ser humano es volátil e imprevisible.

Brutal crítica a la sociedad actual

Finalmente la campana del último anuncia un final en el que el público queda completamente agotado al verse envuelto en una ponzoñosa red de mentiras y medias verdades. Quizás Mungiu plasme la realidad de la Rumanía actual de la forma más incómoda posible, pero los actos mostrados están impregnados de una universalidad que hace posible ver hasta qué punto puede llegar una persona en sus ambiciones. El cineasta firma una verdadera obra maestra, a la altura de la agobiante ‘4 días, 3 semanas, 2 días’. Magnífica, sabor y aroma a séptimo arte, una película Gran Reserva del 2016, magistral.

Tráiler de Los exámenes en Castellano

Valoración de 'Los exámenes'
  • Dirección
  • Guion
  • Interpretaciones
  • Fotografía
  • Montaje

Resumen

Perturbador y desolador descenso a la cara más corrupta de la sociedad. Cristian Mungiu hace una fuerte crítica hacia un sistema déspota y corrompido. Magistral

4.5
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