Crítica de Lolo, el hijo de mi novia
En su faceta como directora, Julie Delpy tiene la gran habilidad de contar partes de su vida y reflexiones personales acerca de las relaciones sentimentales y familiares. En ese sentido, recuerda mucho al cine de Valeria Bruni Tedeschi. Su sexto largometraje, ‘Lolo, el hijo de mi novia’, es una muestra de cómo la intérprete ha sabido combinar su claro estilo autoral con una apuesta más comercial.
Violette pasa sus vacaciones en el norte de Francia con su amiga Ariane, allí conoce a Jean-René, un hombre del pueblo que trabaja como informático. Ella es diseñadora de moda, parisina y muy sofisticada, él es un geek de la tecnología, con poco estilo y marcado acento pueblerino. Contra todo pronóstico, se enamoran. Todo parece feliz, hasta que Jean-René se traslada a vivir a París y allí conoce a Eloi, el hijo de Violette, al que le llaman Lolo. El chico de 19 años le hará la vida imposible a Jean-René, y no permitirá que esté con su madre, hará cualquier cosa para impedir esa relación.
Delpy decide crear una historia que se complementa a lo visto en ‘Dos días en París’ en el sentido de tener una mirada ácida a las relaciones de pareja y cómo se logra conjugarlas con las personales. Sin embargo, con ‘Lolo’, la cineasta se vuelve más amable y más irreverente a la vez. De hecho, Delpy enfoca la trama en el novio y el hijo, apartando a su personaje a un lado más secundario, de hecho podría considerarse una auténtica autoparodia la interpretación de la actriz gala.
En ese sentido, hay que destacar el buen hacer de Dany Boon y Vincent Lacoste. El primero sabe mostrar el mismo tipo de personaje, buenazo de pueblo con un corazón ingenuo, con diferentes matices en cada interpretación que le toca. En esta ocasión, es el que más peso cómico y dramático tiene, ofreciendo momentos realmente divertidos, como en el que está junto con Karl Lagerfeld, pero también las escenas en las que se deben notar los pequeños detalles, aquellas que las cosas parecen imperceptibles. La respuesta se la da Lacoste, que ya deslumbró a la crítica en ‘Hipócrates’ y que aquí hace de un joven sociópata con un claro complejo de Edipo no resuelto en la infancia. Un joven maquiavélico e insoportable que, tras esa máscara cómica, esconde una fuerte crítica hacia esos padres que, por su vida profesional, maleducan a sus hijos y provocan que no quieran ver que estos desarrollan ciertos comportamientos fuera de lo normal.
Combinación interesante y que gracias a sus intérpretes se logran obviar los claros defectos de guión y alguna trampa de la directora. De hecho, ese guión llega a un momento que lo surrealista se le escapa de las manos, provocando más que una carcajada haya perplejidad en lo que se ve. Pese a ello, ‘Lolo’ está mejor estructurada que ‘El Skylab’.
‘Lolo, el hijo de mi novia’ es una divertida y ácida crítica con la firma autoral de Julie Delpy y claro toque cómico del gran Dany Boon, además de contar con Vincent Lacoste como el hijo sociópata y, aunque aparezca menos, una estupenda Karin Viard, que pone el toque sexy a esta comedia mostrando a una mujer madura, segura de sí misma y con una vida sexual liberada, siendo el personaje mejor retratado en la cinta. Una comedia ligera e ideal para ver en época estival.
Valoración de 'Lolo, el hijo de mi novia'
- Dirección
- Interpretaciones
- Guión
Resumen
Divertida comedia gracias a unas estupendas interpretaciones. Ligera, ideal para época de vacaciones.