Crítica de El hombre perfecto
El poeta inglés Alexander Pope escribió: “El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera”. Para su segundo filme, el director Yann Gozlan ha querido traer a la vida un intenso y elegante thriller de dobles espejos e identidades falsas. ‘El hombre perfecto‘ confluye entre un juego de máscaras. un tenebroso misterio y cómo el arte del embuste no está hecho para débiles almas.
Mathieu es un joven de 25 años cuyo máximo sueño es convertirse en un reconocido y admirado escritor. Sin embargo, parece que esas ambiciones están por encima de sus cualidades, puesto que ninguno de sus escritos logran ser aceptados por las editoriales. Con lo cual, el joven debe mantenerse trabajando en la empresa de mudanzas que tiene su tío. Sin embargo, el chico verá cómo su destino da un giro radical cuando, en una de las mudanzas, encuentre el manuscrito de un anciano que acaba de fallecer sin dejar parientes o allegados con vida. Se trata de las memorias del hombre durante la guerra de Argelia.
El texto es magnífico y es por eso que Mathieu ve la oportunidad de lograr sus propósitos. El joven reescribe toda la historia de forma que parezca una idea original suya. El éxito es inmediato, las críticas lo adoran y ya hay quien le tacha de ser una de las grandes promesas de la literatura francesa actual. Pero el joven peca de ingenuo y pronto la verdad llamará a su puerta, provocando que el chico caiga en una red de manipulaciones y mentiras en las que hará cualquier cosa para evitar que sea descubierto.
Con un ritmo entre pausado y frenético, la película avanza con una tensión constante combinando una perfecta ejecución en la que la intriga muestra su lado más elegante y teatral. El cineasta se envuelve en la esencia de clásicos de Patricia Highsmith como ‘El talento de Mr. Ripley‘ creando a un protagonista complejo que muestra las peores facetas de la ira y la desesperación. Gozlan crea un clímax opresivo que enjaula al público en un estado constante de ansiedad, todo rodeado por una mansión llena de lujos y privilegios.
Lo que provoca que el thriller sea exquisito y de niveles realmente sorprendentes es la magnífica actuación de Pierre Niney como ese joven que entra en un abismo de mentiras, traiciones, locura y sangre. Un personaje extremo capaz de mostrar los lados más cobardes y amenazantes de un joven que entra en una obsesión propia de las novelas que pretende escribir. Una curiosa paradoja que le da a ‘El hombre perfecto‘ un protagonista rico en matices y con el que el espectador se divertirá jugando como si se tratase del Juego del Ahorcado.
Niney logra ser tan magnético que logra que las pequeñas incongruencias del guión queden disfrazadas. Pequeñas minucias que se perdonan también por su excelente ambientación. Lujo, elegancia, teatralidad y sutileza, propio de un relato de Agatha Christie o la ya nombrada Highsmith. Novela negra convertida en buen cine.
Constante tensión y una actuación magistral provocan que se esté ante un apasionado y elegante crimen, una película de intriga y un thriller con todas sus letras. Todo aquel amante del género disfrutará con las mentiras de ese joven demasiado ambicioso. Imposible no rendirse en esta tensión noir.
Valoración de 'El hombre perfecto'
- Dirección
- Guión
- Interpretaciones
- Diseño de producción
- Montaje y edición
Resumen
Pierre Niney se corona como una joven promesa de la literatura francesa que resulta ser un fraude. Una interpretación magistral que logra llevar al público a una red de mentiras y traiciones propios de una novela de Patricia Highsmith.